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Ilusión desde la física microscópica

Dos de los físicos españoles más destacados hablan de la computación cuántica y el grafeno

Juan Ignacio Cirac y Pablo Jarillo, en el colegio Mayor Rector Peset de Valencia.
Juan Ignacio Cirac y Pablo Jarillo, en el colegio Mayor Rector Peset de Valencia.JOSÉ JORDÁN

¿Qué tienen en común el grafeno y el proyecto del ordenador cuántico? Al menos, tres cuestiones. Ambos están relacionados con el conocimiento del mundo microscópico. Son dos de los campos que más interés e ilusión despiertan en la física en cuanto a sus futuras aplicaciones. Y en cada una de estas áreas de trabajo destaca un joven investigador español. Pablo Jarillo (Valencia, 1972), premiado con el galardón Presidential Early Carrer Award for Scientist, en el caso del grafeno. E Ignacio Cirac (Manresa, 1965), Premio Príncipe de Asturias y Permio Wolf en Física, por sus trabajos relacionados con la computación cuántica.

Los dos fueron ayer los protagonistas de un acto celebrado con ocasión de la 34ª Reunión Bienal de la Real Sociedad Española de Física que se celebra estos días en Valencia, en el que describieron cómo se enfrenta cada uno de ellos al mundo microscópico y sus propiedades.

Jarillo, actualmente en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), donde tiene a su cargo un grupo de 20 investigadores, aludió a las “extraordinarias” propiedades del grafeno, esas láminas de un átomo de espesor que se obtienen del grafito y que destaca por su flexibilidad, su resistencia o su conductividad. Tan resistente que un gato podría balancearse en una hamaca de grafeno que pesaría menos que uno de sus bigotes, como describió el comité de los premios Nobel al conceder el galardón a los descubridores del material, Andrei Greim y Konstantin Novoselov.

Cirac describió cómo la potencialidad de los ordenadores cuánticos se basa en la capacidad de trabajar más allá del sistema binario basado en el uso de dos dígitos (bits) el 0 y el 1. “Opera con los bits de forma paralela, de forma que se pueden hacer muchos cálculos a la vez y resolver problemas más complejos que los actuales”. Cirac comparó el cambio tan radical que supondrá el desarrollo de este concepto con el cambio que significó pasar del mensaje de correo físico al uso de las ondas electromagnéticas para trasladar información.

Tanto Cirac como Jarillo pidieron paciencia y advirtieron de que habrá que dejar transcurrir el tiempo hasta que las aplicaciones basadas en la tecnología que desarrollan llegue a la calle. “No olvidemos que los primeros transistores tardaron 40 años hasta que se usaron de forma masiva tecnológicamente” recordó el investigador del MIT. “Pido lo mismo para el grafeno, es decir, hasta 2034”. Cirac aún lo fio más largo, aunque su convencimiento en que los ordenadores cuánticos serán una realidad es completo: “Sé que habrá aplicación, aunque no sé cómo, ni cuándo, ni si viviré para verlo”, comenta el director del Instituto Max Plank de Óptica Cuántica de Garching (Alemania). “Alemania nos financia para que investigamos para sus hijos, y tiene claro que la investigación básica de hoy es la investigación aplicada de mañana”, añadió.

En unos tiempos en los que la ciencia en España es sinónimo de recortes y pesimismo, dos jóvenes y prestigiosos investigadores españoles se encargaron ayer de transmitir esperanza desde el mundo de la física microscópica. Eso sí, de momento, desde el extranjero.

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