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Al Khalifa: “No tengo por qué aguantar lecciones de democracia”

El candidato a la presidencia de la FIFA explica a EL PAÍS su planes para el máximo organismo del fútbol mundial y se defiende de todas las acusaciones

Salman bin Ibrahim al Khalifa.
Salman bin Ibrahim al Khalifa.KARIM JAFAAR

Dos semanas antes de la elección del presidente de la FIFA, los dos candidatos con más posibilidades hacen un alto en París. Mientras que Gianni Infantino, el hombre de la UEFA, se reúne con representantes de los grandes clubes europeos, el jeque Salman se aloja en el Bristol, un hotel de cinco estrellas. Su comitiva está compuesta por cinco personas: el jefe de campaña, su asistente personal, un asesor de relaciones públicas, una ayudante y el asesor de campaña. Desde octubre, este pequeño grupo vuela por todo el mundo.

Pregunta. Joseph Blatter acostumbraba a estar cada día en su despacho a las siete de la mañana. Usted vive en Bahréin. ¿Se podrá encontrar al presidente Salman en la sede central de la FIFA en Zúrich?

Respuesta. Ser presidente no quiere decir que haya que estar a la siete de la mañana en el despacho de Zúrich. Hay que tener el control y hay que elegir a las personas adecuadas. ¿De qué sirve que las personas equivocadas estén a las siete de la mañana en el despacho? Creo que habría que dirigir la FIFA como una empresa. En la Confederación Asiática de Fútbol, que presido, he nombrado a gerentes fuertes que se ocupan de los asuntos cotidianos, y yo estoy en contacto con ellos diariamente.

P. Se lo vuelvo a preguntar: ¿con qué frecuencia estaría usted presente en la sede de la FIFA?

R. Estaré en Zúrich con tanta frecuencia como sea necesario.

P. ¿Significa eso que se puede plantear vivir una parte del tiempo en Suiza?

R. Por supuesto. El cargo exige mucho tiempo, calculo que seis meses al año como mínimo.

P. Significa que si usted es presidente, la sede de la FIFA se quedará en Zúrich.

R. Sí. No veo que haya motivo para cambiar. La FIFA siempre ha estado en Zúrich.

P. En su manifiesto de campaña considera la posibilidad de suprimir el nombre FIFA y sustituirlo por una marca como Fútbol Mundial. ¿Hasta qué punto se ha visto perjudicado el nombre FIFA?

R. ¿Yo he dicho eso?

P. Sí, lo pone en su manifiesto.

R. Creo que la FIFA hace muchas cosas bien. Si se fija en lo más importante, en la organización de los campeonatos de fútbol, no hay ningún problema. El problema es el negocio que los rodea. Por eso quiero dividir la asociación en dos secciones: una FIFA del fútbol y una FIFA de los negocios. Y en las dos necesitamos a los mejores especialistas. Creo que así podremos recuperar la confianza.

P. Habla usted de “problemas”. Es una forma prudente de expresarlo: al secretario general lo han despedido, el presidente está suspendido, parte del comité ejecutivo está también suspendido o en la cárcel, y los patrocinadores desconfían. Es inevitable preguntarse por qué se molesta usted en presentarse.

R. Soy uno de los vicepresidentes de la FIFA y el presidente de la Confederación Asiática. Cuando acepté los cargos hace tres años teníamos los mismos problemas. Teníamos un presidente suspendido y una organización en pleno revuelo. Ahora, tres años después, somos una de las confederaciones más fuertes y estables. Actualmente se están llevando a cabo reformas también en la FIFA, las normas se están haciendo más estrictas, y así va a seguir siendo. Y yo lo celebro. Necesitamos tolerancia cero ante las conductas delictivas, el fraude y la corrupción. Tenemos que recuperar a los actores importantes: las ligas, los clubes, las federaciones y el sindicato de futbolistas.

P. Empezó a jugar al fútbol cuando tenía ocho años.

R. Eso fue en la década de 1970. Dábamos patadas al balón en el barrio. A veces era imposible controlar la pelota de lo irregular que era el terreno.

P. Luego empezó a jugar en el Al Riffa. ¿En qué posición?

R. Medio campo.

P. ¿Era bueno?

R. Pues era normal. Llevaba el número 10. Era el que estaba detrás del delantero, el que no quiere hacer demasiado trabajo defensivo... Qué tiempos tan buenos. Pero no jugaba como profesional.

P. ¿A qué se dedicaba cuando no estaba jugando al fútbol?

R. Mi padre quería que fuese contable. Al final, empecé a estudiar Administración de Empresas en Bahréin, pero acabé licenciándome en Literatura e Historia inglesas. Cuando se me presentó la oportunidad de ocuparme del equipo nacional de Bahréin, dije que sí. Así fue como empecé.

P. Sus jugadores favoritos eran Paul Scholes y Gary Neville.

R. Y Ryan Giggs. Soy hincha del Manchester United. Me gustan los jugadores que no cambian de equipo, para los que lo primero es la pasión y la lealtad por un club, no los contratos o el dinero.

P. Su rival, Gianni Infantino, ha declarado que, si es presidente, repartirá “al menos el 50%” de los ingresos de la FIFA entre las asociaciones. Eso son cientos de millones de dólares. ¿Qué tiene que decir de esa promesa?

R. Creo que tenemos que ser realistas. Todos sabemos que la situación financiera de la FIFA ha conocido momentos mejores. El presupuesto para el próximo año está cerrado. Si uno de los candidatos ofrece a las asociaciones la perspectiva de disponer de una suma como esa, hay que preguntarse si concuerda con los números reales.

P. ¿Y concuerda?

R. Yo no prometería nada que no pudiese cumplir. También creo que se deberían aumentar las aportaciones, pero las cantidades tienen que basarse en los ingresos reales. No se puede desestabilizar toda la organización con promesas como esa.

P. En su manifiesto exige más transparencia interna. ¿Cómo financia usted su candidatura y qué presupuesto tiene?

R. Yo pago mi campaña.

P. Usted es rico. Permítame la pregunta: ¿cómo ha ganado su dinero?

R. Creo que está haciendo preguntas que no corresponden. No está hablando de fútbol.

P. Ha declarado que, cuando sea presidente, renunciará a tener un sueldo. Se trata de su independencia.

R. Soy empresario. Principalmente, me dedico al negocio inmobiliario.

P. Su candidatura está recibiendo fuertes críticas en Europa y hay quien ha dicho que hace falta un presidente con arraigo en una sociedad democrática. Como miembro de la familia real Al Khalifa, de Bahréin, usted no cumple ese requisito.

R. Juzgarme así es injusto. Solo por mi nombre no puede deducir que soy contrario a la democracia. Hace tres años, me eligieron presidente de la federación asiática, y hace 15, de la asociación de mi país. Me eligieron, no me nombraron. No tengo por qué permitir que me den lecciones de democracia, sobre todo personas que desconocen mi historia. Creo que algunos de mis detractores se dejan llevar por los prejuicios.

P. ¿Qué papel desempeña usted en su familia?

R. Somos una familia compuesta por más de 2.000 personas. Mi vida profesional, mis contactos, mis relaciones... todo se ha desarrollado siempre en el mundo del fútbol. No tiene nada que ver con mi familia.

P. En 2009 se enfrentó a Mohamed bin Hamman en Asia por un puesto en la ejecutiva de la FIFA. Hubo acusaciones de que usted había gastado recursos de su asociación para su campaña, y que una parte procedía de las aportaciones de la FIFA.

R. El dinero de los proyectos iba directamente a las empresas que habían realizado lo que se les había encargado. Puede consultarlo en la página web de la FIFA. Tenga en cuenta que entonces me presenté para luchar contra la corrupción. Quería reformar la federación asiática. Las acusaciones contra mí siempre suben de tono cuando hay elecciones a la vuelta de la esquina. Es una campaña de difamación.

P. O sea, está diciendo que también pagó aquella campaña usted mismo.

R. Así es, igual que la campaña para la presidencia de la federación asiática de 2013.

P. Dentro de dos semanas, la FIFA elegirá nuevo presidente. ¿Teme que Estados Unidos empañe este nuevo comienzo?

R. Si las autoridades llegan a la conclusión de que alguien ha tenido un comportamiento delictivo, es correcto que se tomen medidas severas. La Justicia cuenta con todo nuestro apoyo. En la FIFA actuamos en cuanto tenemos la información, pero las cosas se tienen que hacer con limpieza.

P. ¿Qué quiere decir con eso?

R. En mayo, varios cargos de la FIFA volaban a Zúrich vía Miami. Permitieron que pasasen los controles de aduana y luego esperaron a las 6 de la mañana para detenerlos en el hotel. No los detuvieron en el aeropuerto, al llegar. Y previamente habían informado a los medios de comunicación, que hicieron fotos. Quien actúa así es que está haciendo relaciones públicas.

P. ¿Qué papel debería tener Joseph Blatter en el congreso? Aunque esté suspendido, ¿se le debería dedicar una despedida oficial como presidente?

R. Tenemos que esperar al juicio definitivo. El señor Blatter tiene derecho a defenderse. En cuanto a si tiene que estar presente en el congreso, yo me atengo a las normas de la FIFA. Si dicen que los cargos que han sido suspendidos no pueden participar. Las reglas son válidas para todos.

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