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Reportaje:

Fiebre de fusiones en las 'telecos'

Las operadoras estadounidenses aceleran su proceso de concentración con tres grandes operaciones en pocos meses

Las cartas están echadas. En apenas tres meses se han anunciado dos grandes fusiones en el sector de las telecomunicaciones de Estados Unidos y se ha consolidado una tercera. Se esperan más. ¿Qué compañía será la próxima en mover ficha? La vista está puesta en Verizon, el mayor operador de telefonía fija del país hasta que se materializara la fusión entre SBC Communications y AT&T, y en su rival BellSouth. Ambas son conocidas como las hijas del sistema Bell. Pero las opciones de expansión son limitadas en una industria que se mueve rápido y que se enfrenta a nuevos retos tecnológicos.

La compañía de telefonía móvil Cingular -controlada por SBC y BellSouth- recibía en noviembre el visto bueno de las autoridades reguladoras para adquirir AT&T Wireless, desbancando así al segundo lugar a la filial de telefonía móvil de Verizon Communications, en la que participa la británica Vodafone. A las pocas semanas, su rival Sprint hacía una oferta por valor de 35.000 millones de dólares (algo más de 27.200 millones de euros) por Nextel.

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Los movimientos empresariales van más allá de la telefonía móvil y el nuevo año 2005 arrancó con el mismo tono que se había cerrado 2004. SBC Communications lanzaba una oferta de compra sobre AT&T, la madre de la red de telefonía fija de Estados Unidos, por 16.000 millones de dólares.

El paso dado por SBC impone cierta urgencia al resto de las Baby Bells para hacerse con el control de los otros dos operadores de larga distancia -MCI y Sprint- y posicionarse mejor en un mercado muy competitivo y azotado por guerras de precios.

La primera en mover ficha ha sido Qwest, que a los pocos días del anuncio de su competidor desvelaba una oferta de 6.300 millones de dólares (unos 4.900 millones de euros) por los activos que sobrevivieron al colapso de la antigua WorldCom. Pero este matrimonio no hizo más que impulsar las apuestas en Wall Street sobre cuál será el próximo movimiento en el sector. La atención se concentra en Verizon, a pesar de que no atraviese por una buena situación financiera.

La ola de fusiones está obligando a esta compañía a considerar acciones en las que no se hubiera embarcado en condiciones normales. Si optara por seguir los pasos de su rival, lo lógico sería que Verizon se lanzara a la compra de MCI, el segundo operador de telefonía de larga distancia del país. La operación es más factible que la emprendida por Qwest, porque las redes de ambas compañías se pueden integrar mejor. De hecho, durante toda la semana se ha especulado con la posibilidad de que la oferta de Verizon podía concretarse en cuestión de pocos días. Estas compañías ya mantuvieron negociaciones para fusionarse en el pasado, tras el veto de las autoridades reguladoras a la alianza con Sprint.

La otra jugadora que no puede despreciarse es la compañía BellSouth, que ya mostró en el pasado interés por aliarse con SBC y adquirir AT&T. Pero su socia en Cingular se movió antes y le cerró la puerta a la expansión. Por eso no se descarta que BellSouth pueda lanzar una oferta sobre MCI o sobre la propia Qwest.

Si se materializa esta acción, a Verizon le quedaría otra salida: hacerse con el control de Sprint, cuando haya concluido la integración de Nextel, para poder recuperar además su recién perdida supremacía en la telefonía móvil.

"Si Verizon puede comprar Sprint a buen precio, lo hará", advierte James Kahan, responsable de la división de fusiones y adquisiciones de SBC. Pero una alianza de este tipo crearía importantes problemas de competencia porque la firma resultante controlaría más del 50% de los abonados en algunos mercados. A esto hay que sumar que Verizon está destinando importantes recursos financieros para extender su red de fibra óptica y actualizar la de telefonía móvil. La deuda de la compañía ascendió a 39.300 millones de dólares (unos 30.545 millones de euros) en 2004. Además preocupa la viabilidad de su asociación con Vodafone, tras el fiasco en la puja por AT&T Wireless.

MCI quiere formar una compañía más sólida y posicionarse mejor. Pero los analistas insisten ante esta compleja carambola que debe moverse rápido, porque eso facilitará el examen de las autoridades reguladoras, que tendrán que estudiar las fusiones en bloque. A esta urgencia se suma el temor a que al final tanto Verizon como BellSouth decidan retirarse de la carrera por MCI y prefieran competir por Sprint para dotarse de una red de telefonía moderna. Si Qwest se hace finalmente con la red de MCI, tampoco tendría el tamaño suficiente para competir.

Una mujer, en una cabina pública en Estados Unidos.
Una mujer, en una cabina pública en Estados Unidos.CARLES FRANCESC

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