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Reportaje:

Los chips se imponen al código de barras

Los supermercados utilizan un nuevo sistema de identificación por radiofrecuencia

No hay vuelta atrás. El código de barras que aparece en las etiquetas que van pegadas a los rollos de papel higiénico, el detergente o las cajas de galletas tiene los días contados. Al menos eso es lo que dicen los grandes expertos del sector del comercio en EE UU después de ver que la cadena de distribución Wal-Mart, la mayor del mundo, pretende instalar este año en más de 600 establecimientos una red de pequeñas antenas que permitirán rastrear los productos sin necesidad de movilizar a ningún empleado. Es el sistema de identificación por radiofrecuencia, conocido como RFID.

La tecnología es una vieja conocida, como señalan desde Texas Instruments. Se llama RFID, siglas en inglés de Radio Frequency IDentification o Identificación por Radio Frecuencia. Se trata de una pequeña antena del tamaño de un ratón de ordenador que recoge las señales emitidas por un chip instalado en los productos que transmite los datos a un ordenador que procesa la información. El principio es el mismo que el utilizado en los peajes automáticos de las autopistas, que permiten a los vehículos pagar sin detenerse. También se utiliza en las tarjetas de acceso a los edificios o incluso en los chips de identificación de los perros.

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Según Maribel Vidal, responsable de la Asociación Española de Codificación Comercial (AECOC), se ha producido una mejora en la tecnología del RFID, se ha creado un estándar que se llama EPC (Electronic Product Code) que combina la tecnología de radiofrecuencia de identificación con un sistema de información basado en Internet. Con este sistema cada artículo dispondría de un espacio web asociado con información completa sobre su composición, origen y lugar de fabricación, fecha de caducidad y trayecto comercial. "Ahora estamos en el momento inicial, pero sin duda el EPC sustituirá en el futuro a los códigos de barras", asegura Vidal. Las grandes cadenas comerciales como Wal-Mart, la alemana Metro, o la británica Tesco ya han mostrado su interés. La multinacional Gillette ha encargado 500 millones de chips con esa tecnología, que desarrolla la compañía GS1, según informa Efe. Precisamente GS1 estudia instalar un centro mundial en Málaga para formar a las empresas que decidan adoptar el nuevo sistema.

En España algunas grandes superficies siguen el ejemplo. La Asociación Nacional de Empresas de Distribución (Anged) afirma que está estudiando su implantación. Carrefour está adoptando un sistema mixto, que combina el código de barras con información digital. Las etiquetas de Carrefour cuentan con una parte fija en la que aparece el código con la designación del artículo y otra parte digital, con datos sobre el precio, las ofertas y datos de almacén.

Las pruebas realizadas hasta la fecha muestran que el sistema es viable. James Del Rossi, ejecutivo de la compañía informática Sun Microsystems, va más allá y asegura que el futuro está ya aquí. Y para ello dice que sólo hay que ver cuáles son los planes de Wal-Mart para instalar esta tecnología de rastreo. El gigante comercial ya empezó a trabajar con las "etiquetas inteligentes" hace un año, con ocho de sus principales suministradores.

En enero, ya eran más de un centenar los distribuidores con los que Wal-Mart tenía un acuerdo para integrar estos chips. La idea es empezar a operar con la nueva tecnología en 140 establecimientos de Wal-Mart del suroeste del país y extender las antenas hasta 600 establecimientos y 12 centros de distribución para final de año. El sistema, según Linda Dillman, responsable de comunicación de Wal-Mart, "es beneficioso para todos". Carrefour tiene previsto instalar su sistema mixto en el 10% de sus establecimientos en España durante 2005 y ha incorporado ya más de 80.000 etiquetas electrónicas en sus hipermercados de San Sebastián de los Reyes (Madrid) y La Eliana (Valencia). Proveedores como el fabricante catalán de productos de limpieza KHLloreda o la gallega de textiles Atexga ya lo está implantando en sus productos.

Frente al código de barras, las etiquetas RFID pueden contener más información sobre los productos o contenedores donde están almacenados. Y no necesitan un escáner manual porque el chip emite una señal que es captada por antenas. Eso permite que los datos se lean en bloque y facilita información actual y precisa.

Wal-Mart calcula que podrá mejorar la eficiencia de sus centros de distribución entre un 10% y un 20%, gracias a un incremento de la productividad, reducción de costes laborales, eliminación del error humano y un incremento de la visibilidad en la cadena de suministro. Las etiquetas inteligentes un mejor conocimiento de los inventarios y sustituir con rapidez los productos vendidos. Además, los expertos aseguran que servirán para evitar la falsificación de los productos, porque tendrán un ID único. AMR Research estima que los suministradores de Wal-Mart deberán gastar entre 10 millones y 20 millones cada uno para adaptarse a los nuevos requerimientos.

El negocio de la identificación electrónica de los artículos moverá más de 3.000 millones de dólares en cinco años, según los expertos. La cadena alemana Metro estima que tardará al menos 10 años en implantarse definitivamente.

Un centro de los grandes almacenes Wal-Mart, en la ciudad estadounidense de Williston (Estado de Vermont).
Un centro de los grandes almacenes Wal-Mart, en la ciudad estadounidense de Williston (Estado de Vermont).AP

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