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Contra el desprestigio de la verdad

La entrega de los Premios Ortega y Gasset de Periodismo reivindica el valor de los hechos veraces y la información en un mundo en el que se relativiza sin pudor

La tan debatida y manoseada posverdad, paradigma del tiempo en el que vivimos y plaga que amenaza el periodismo, estuvo en el centro del discurso que el filósofo Fernando Savater pronunció durante la entrega de los premios de Ortega y Gasset de Periodismo. Al acto, celebrado en la tarde del jueves en el auditorio de CaixaForum de Madrid, asistieron personalidades del mundo de la política, la economía, la cultura y los medios de comunicación, entre ellos, la presidenta del Congreso, Ana Pastor; el ministro de Exteriores, Alfonso Dastis; el portavoz socialista en el Congreso, Antonio Hernando, y el diputado de Ciudadanos Toni Cantó, así como directivos del grupo PRISA y de EL PAÍS, que concede estos galardones desde hace más de tres décadas.

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“Llevamos 34 años celebrando esta fiesta de periodistas para periodistas. En estos tiempos confusos lo que está en crisis es la democracia representativa y la libertad de expresión. Jefferson decía que entre un Gobierno sin periódicos o unos periódicos sin Gobierno prefería esto último”, reflexionó el presidente de PRISA y primer director de EL PAÍS, Juan Luis Cebrián.

La ceremonia de entrega fue un reconocimiento al periodismo que asume riesgos, busca la verdad, innova y aprovecha los recursos tecnológicos para contar historias. En suma, “al buen periodismo”, como expresó el director de EL PAÍS, Antonio Caño, en las palabras de bienvenida, con las que recordó las figuras “de dos compañeros de los que hemos perdido hace poco: Joaquín Prieto y Miguel Ángel Bastenier”.

Antonio Caño alertó del gran gran peligro al que se enfrenta el periodismo: la erupción de medios que no dudan en recurrir a la manipulación, la calumnia y la mentira para abrirse hueco, que no respetan las normas deontológicas y actúan con medios espurios. “Los periodistas tienen la responsabilidad de defender la libertad de prensa y el rigor de nuestro oficio”, concluyó Caño en un discurso en el que también tuvo palabras de recuerdo hacia el líder de la oposición venezolana Leopoldo López.

A pesar de las dificultades que afronta la industria periodística, Caño renovó el compromiso con los lectores: “Nos estamos reinventado, y lo vamos a conseguir. La pasión sigue ahí y es una energía imbatible”.

Del relativismo que impusieron las corrientes teóricas posmodernistas del siglo XX —apoyándose en la máxima de Nietzsche de que no hay hechos sino interpretaciones— a la crítica defensa de la verdad que hizo Hannah Arendt, Savater realizó un recorrido por la historia intelectual que ha desembocado en el preocupante desprestigio que acusa la verdad en este siglo XXI. “La libertad de opinión es una farsa si no se garantiza la información objetiva y no se aceptan los hechos mismos”, apuntó.

Para Savater las “verdades de conveniencia” —que definió Santiago González-Varas y que, como las banderas en el caso de los barcos, ayudan a navegar por aguas delicadas— sientan un precedente peligroso. Pero al final el poder de lo real, recordó el autor de Ética para Amador, se impone: “La verdad coacciona y por eso choca con el poder. La capacidad para mentir es una prueba evidente de la libertad del ser humano. Uno puede elegir recurrir a la mentira por motivos artísticos o económicos, pero la misión del informador es rescatar el respeto a la verdad, sea esta interpretada de una u otra forma. En un mundo en el que todos mienten, quien dice la verdad es un liberador”.

Precisamente, de celebrar el trabajo de un grupo de estos “liberadores” es de lo que trató la 34ª edición, los Ortega y Gasset, que ha reconocido el periodismo de investigación a este y al otro lado del Atlántico.

El primer galardón, en la categoría de mejor historia o investigación periodística, fue recogido por Guillem Sànchez, Jesús Albalat y María Jesús Ibáñez, el equipo de El Periódico de Catalunya que destapó los casos de pederastia en varios centros educativos de los Maristas en Barcelona. Un trabajo que, según señalaron, fue posible “gracias a que las víctimas que sufrieron abusos sexuales en la infancia confiaron en periodistas para sacar a la luz una realidad que decidió enterrarse”. Al recoger el premio, Sànchez enfatizó que los periodistas “necesitan tiempo y recursos para hacer bien su trabajo”.

El Air Force One sobrevolando las humildes casas de Cuba el 20 de marzo de 2016, ganadora de esta edición de los Ortega y Gasset.
El Air Force One sobrevolando las humildes casas de Cuba el 20 de marzo de 2016, ganadora de esta edición de los Ortega y Gasset.Yander Alberto Zamora

El tiempo fue también un elemento clave para el equipo de Univisión Noticias que sacó adelante un reportaje multimedia sobre la turbia industria de los cruceros en altamar. Dedicaron a la investigación nueve meses, y se volcaron en hacerlo accesible desde cualquier plataforma, incluidos los teléfonos desde los que un creciente número de lectores obtienen sus noticias. Durante las pesquisas cribaron un alud de datos en colaboración con la Universidad de Columbia. Ronny Rojas valoró al recoger el galardón “la colaboración” entre un equipo multidisciplinar de hasta 40 personas (redactores, fotógrafos, infografistas, animadores...), integrado por profesionales de siete nacionalidades, para poner en marcha una investigación que se enfrentaba a “una industria opaca y muy reticente a facilitar información, en un país donde tiene mucho poder”. Maye Primera, periodista venezolana que se vio obligada a abondonar su país por las presiones del régimen, recordó la crisis de refugiados en Centroamérica, subrayó el crecimiento de la xenofobia en EE UU hacia la comunidad hispana y reclamó elecciones generales libres en Venezuela.

Desvelar informaciones como estas ponen de relieve la importancia y relevancia del periodismo profesional. “Los reporteros hacemos más falta que nunca. ¿Quién más que nosotros muestra, explica y ayuda a entender la realidad?”, se preguntó la veterana periodista mexicana Alma Guillermoprieto, premio a la trayectoria profesional. “Los reporteros formados profesionalmente somos un punto de partida y un norte. Especialmente ahora que un manipulador de verdad, como Trump, está asediando a los reporteros, y no sólo a ellos”.

Para el fotógrafo cubano Yander Zamora, premiado por la imagen del Air Force One que transportaba a Obama a punto de tomar tierra en La Habana, es precisamente el ángulo crítico lo que debe definir el trabajo periodístico y lo que lo diferencia de un propagandista. “Si no te buscas problemas es que estás haciendo algo mal”, dijo Zamora poco antes de recoger el premio de manos de la actriz Leonor Watling, que formó parte del jurado.

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