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Una docena de muertos por un coche bomba en el bastión de los Asad

El ataque tiene lugar en una plaza de Latakia, la cuna alauí de la familia del presidente

Natalia Sancha
Varios vehículos afectados por la bomba, en la ciudad de Latakia.
Varios vehículos afectados por la bomba, en la ciudad de Latakia.AFP

Al menos 12 personas han fallecido y más de 40 han resultado heridas en un atentado con coche bomba este miércoles en la localidad costera de Latakia, cuna alauí de los Asad. El ataque tuvo lugar en la plaza Haman, cuando “los terroristas detonaron una furgoneta blanca cargada con explosivos”, según informó la Agencia Nacional de Noticias siria Sana. Por el momento, ningún grupo ha asumido la autoría del atentado. Las informaciones que llegan de los vecinos de Latakia son contradictorias. “Primero ha sido un mortero el que ha golpeado un coche causando numerosos muertos. Más tarde el Ejército ha logrado neutralizar dos furgonetas plantadas con explosivos”, relata desde Latakia al teléfono Najua K.. Las imágenes que circulaban en las redes sociales mostraban media docena de coches calcinados, al tiempo que unidades de bomberos se apresuraban a apagar las llamas.

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Bastión alauí del régimen sirio, Latakia ha permanecido hasta entrado el quinto año de guerra ajena al conflicto. La vida transcurre con normalidad en su capital, donde los servicios estatales e infraestructuras aún siguen funcionando. Considerada la región más segura del país, 1,5 millones de desplazados han buscado refugio en ella, el 70% llegados de Alepo.

El pasado mes de mayo, una coalición de facciones insurgentes lideradas por los yihadistas de Al Qaeda y Ahrar el Sham lograban arrebatar a las tropas regulares la provincia de Idlib, en la frontera norte de Latakia. Desde esa posición, los morteros de los armados opuestos al régimen alcanzaban el corazón de Latakia por primera vez desde el inicio el conflicto. El 13 de agosto, dos civiles fallecían y 14 resultaban heridos tras el impacto de un mortero. “Estamos llegando”, amenazan uno a uno los líderes insurgentes en vídeos difundidos en YouTube, instando en sus discursos a aniquilar a los nusayris (término peyorativo en árabe para referirse a los chiíes) que habitan la costera región alauí.

A pesar del avance rebelde, lejos de huir, miles de sirios siguen viendo Latakia como una región segura. Sus costas se han convertido en el único destino para el floreciente turismo interno de una población hastiada de una guerra que se ha cobrado ya 240,000 vidas. “Estoy seguro que nuestro Ejército frenará el avance de los armados. Pero nos tememos una oleada de atentados con coche bomba”, contaba en Latakia pocos días atrás a EL PAÍS Ali Husein Chaban, de 45 años y oriundo de la localidad.

Tras la caída de Idlib, ya no queda territorio del régimen de Bachar el Asad fuera del alcance del fuego de mortero insurgente. Ante el progreso de facciones rebeldes al noroeste, como del Estado Islámico al noreste, las tropas leales se esfuerzan por mantener abiertas las principales arterias que conectan las grandes ciudades leales entre sí. En las autopistas que llevan a Latakia, se despliegan hoy numerosos controles y patrullas militares.

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