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Minifaldas y uniformes militares: Moranbong, pop patriótico

Concierto del grupo estrella del régimen de Corea del Norte en el 70 aniversario del Partido de los Trabajadores

El grupo Moranbong actúa en PyongyangVídeo: Wong Maye-E
Macarena Vidal Liy

“Es el cumpleaños de nuestra madre, el Partido de los Trabajadores”, reza el letrero luminoso que preside el escenario. Cerca de 15.000 personas que componen el “todo Pyongyang” aguardan ya en los asientos del Polideportivo Ryugyong, en sus uniformes militares o trajes más formales. Un centenar de soldados del coro militar norcoreano están alineados sobre el proscenio. Tras ellos, una pantalla gigante muestra imágenes de lanzamientos de misiles. Un grupo de muchachas, vestidas exactamente iguales, agarra sus instrumentos. Está a punto de comenzar el concierto de las chicas de Moranbong, el grupo musical más popular de Corea del Norte.

“Partido de los Trabajadores, tú eres mi madre, te canto desde lo más profundo de mi corazón”, se inicia la primera estrofa de la canción “Larga Vida al Partido de los Trabajadores”, escrita especialmente para la conmemoración, este fin de semana, del 70 aniversario del establecimiento de la formación que encabeza el régimen. Le seguirán otros grandes éxitos del pop norcoreano, como “Mi Patria, Llena de Esperanza””, o “Pensamos en el Mariscal (Kim Jong-un) Día y Noche”.

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No son precisamente Pussy Riot, pero Moranbong es todo un fenómeno social en Corea del Norte. Es el grupo favorito de Kim Jong-un, y por tanto de todo el país desde que se dieron a conocer, en 2012. Hacerse con una entrada para sus conciertos en Pyongyang es más complicado que conseguir un boleto para ver a Lady Gaga en Nueva York. Lo componen una veintena de muchachas, con una esmerada educación musical y escogidas -dicen- por el propio líder supremo.

 Su “look” ha arrasado en el país. La melena corta que lucen, una revolución respecto a los recogidos y los cortes de pelo políticamente correctos que el régimen recomendaba para las mujeres hace apenas un puñado de años, es el peinado de rigor para muchas jóvenes de la capital. A su atuendo sobre el escenario -siempre aparecen vestidas todas iguales- se le ha atribuido el que las norcoreanas a la moda hayan acortado unos centímetros sus faldas. Las chicas de Moranbong lucen atuendos que, aunque en Occidente pasarían incluso por recatados, marcan la figura y enseñan la rodilla, algo otrora anatema. Este domingo toca un uniforme blanco mitad enfermera, mitad marinero.

Su música, interpretada con una mezcla de instrumentos clásicos -piano y violines-, sintetizadores y guitarras eléctricas, suena a una combinación de himnos militares, pop azucarado e incluso unas pinceladas de rock, que acompañan con una coreografía En el pasado se han atrevido con versiones, incluso, de melodías populares occidentales, como el tema de la banda sonora de “Rocky”.

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En esta ocasión, ante una audiencia compuesta por la flor y nata de las Fuerzas Armadas norcoreanas -debidamente uniformadas y enmedalladas, y aplaudiendo como el que más- y las elites civiles que conmemoraba el acontecimiento más importante del calendario nacional este año, no cabían ese tipo de frivolidades.

Moranbong, sobre el escenario.
Moranbong, sobre el escenario.Charles Dharapak

Las jóvenes no se dirigen a su público directamente en ningún momento. Y la audiencia escucha las canciones, y letras con mensajes como “no nos rendiremos nunca en nuestro empeño revolucionario”, con reverencia. Sus aplausos son entusiastas, pero contenidos. Los mayores vítores llegan cuando la pantalla gigante en el escenario muestra la imagen de Kim Il-sung y Kim Jong-il, los líderes previos del país y abuelo y padre respectivamente del mandatario actual. Todos los presentes se ponen de pie, enfervorizados; una escena que se repite con varios clips de Kim Jong-un. Aunque la tonada más popular resulta ser el clásico “Arirang”, una suerte de himno oficioso norcoreano.

Morangbong forma parte de la cierta modernización que ha comenzado a vivir en los últimos años Corea del Norte, en parte gracias a una modesta mejora económica y en parte decidida por el régimen, que ha añadido al paisaje de Pyongyang desde 2012, entre otros, un cine en 3D, un parque acuático, un delfinario o -el ejemplo más reciente- un crucero por el río Taedong inaugurado pocos días antes del aniversario.

Este verano se especuló con que el grupo podría haber caído en desgracia, tras meses sin aparecer en escena ante sus admiradores. La aparición de una nueva banda femenina, Chongbong, descrita en los medios oficiales como “un prometedor conjunto musical revolucionario”, añadió fuego a las conjeturas. Pero el propio Kim Jong-un desmintió los rumores al respecto, al comparecer en septiembre en la reaparición del grupo.

En esta ocasión Kim no se encontraba entre el público para escuchar cómo las chicas de Moranbong entonaban que “nuestro líder se preocupa y se encarga de todo por el bien de la nación”. No le hacía falta estar presente. “Lo llevamos siempre en nuestros corazones”, aseguraba una funcionaria oficial asistente al concierto.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.

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