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Europa investiga si Apple ha creado un cartel de libros electrónicos

La Comisión analiza si el acuerdo con cinco editoriales vulnera las normas de competencia. En agosto se presentó una demanda colectiva en EE UU.- Las autoridades norteamericanas comunican que realizan una investigación similar

La Comisión Europea ha abierto una investigación para determinar si varias editoriales internacionales, con la colaboración de Apple, fabricante del iPad, han incurrido en prácticas monopolítisticas en el mercado de los libros electrónicos en el Espacio Económico Europeo (EEE). Las editoriales son la francesa Hachette Livre (de Lagardère Publishing), las estadounidenses Harper Collins (de News Corp.) y Simon & Schuster (de CBS Corp.), la británica Penguin (del grupo Pearson) y la alemana Verlagsgruppe Georg von Holzbrinck (propietaria, entre otras, de Macmillan), según indica la Comisión en un comunicado, que se puede leer en este enlace en inglés, francés o alemán.

Tras la nota europea, las autoridades de Estados Unidos han admitido que también están investigando el mismo asunto y que algunos estados, como Texas y Connecticut, llevan tiempo en ello.

La Comisión Europea recuerda que la apertura del procedimiento significa que "tratará el caso como un asunto prioritario", y que el hecho de iniciar una investigación formal "no prejuzga el resultado de la investigación". Bruselas señala que, en particular, investigará si esos grupos editoriales y Apple han incurrido en "acuerdos ilegales" o prácticas que puedan haber restringido la competencia en la UE o en el Espacio Económico Europeo (los Veintisiete países de la UE más Islandia, Liechtenstein y Noruega).El Ejecutivo comunitario examinará la naturaleza y los términos de los llamados contratos de agencia entre esas cinco editoriales o minoristas para la comercialización de libros electrónicos. En concreto, expresa su "preocupación" sobre si esas prácticas han podido violar las reglas europeas antimonopolio que prohíben los carteles y las acciones empresariales restrictivas.

El pasado agosto se presentó una demanda colectiva contra el fabricante californiano y las cinco grandes editoriales en Estados Unidos. Los demandantes les acusaban de "conspirar" para fijar al alza los precios de los libros electrónicos, con el objetivo de forzar a a Amazon a abandonar su política de descuentos. La denuncia se centraba en un modelo de negocio donde es el editor, y no la tienda, quien establece el precio de venta final.

La guerra de los eBooks se remonta a 2010 cuando Apple lanzó el iPad. En su presentación en enero de 2010 el entonces jefe de Apple, Steve Jobs, anunció en San Francisco el acuerdo con estas cinco grandes editoriales, las primeras en ofrecer sus catálogos en la tienda de libros del fabricante de los iPhone.

Amazon, líder mundial en la venta de eBooks, por número de descargas y por catalogo en oferta, tenía montado su negocio alrededor de la comercialización de novedades a 9,99 dólares (una de sus señas de identidad). Los editores, en cambio, querían mantener una estructura de precios similar a la de los libros en papel, es decir sacar las novedades alrededor de los 14,99 dólares para ir rebajándolos a medida que salían las ediciones posteriores. Las draconianas negociaciones llevaron a Amazon a castigar a McMillan, del grupo alemán Verlagsgruppe Georg von Holzbrinck, retirando todos los libros, digitales o fisicos, de su librería. La editorial publicó un anuncio en prensa acusándola de conducta desleal.

En este enrarecido ambiente entró Apple en acción. La empresa no quería que Kindle, el ciberlector de Amazon, supusiera un freno para iPad, que incorporaba por primera vez en los aparatos de Apple un lector de libros electrónicos. Así Apple aceptó este modelo de negocio, que permitía a cada editor fijar el precio, que ahora la UE investiga si ha supuesto la creación de un cartel en el sector.

La Comisión señala que la duración de este tipo de investigaciones antimonopolio depende de distintos factores, incluida la complejidad de cada caso, el grado de cooperación de las empresas implicadas con Bruselas y el ejercicio del derecho de defensa. Recuerda además que, el pasado marzo, realizó inspecciones por sorpresa en las sedes de varias compañías activas en el sector de la publicación de libros electrónicos en diferentes Estados miembros. La CE confirma que realizó pesquisas "de forma paralela y en estrecha colaboración" con la Oficina británica encargada de velar por un comercio justo (Office of Fair Trading, OFT, por sus siglas en inglés), sobre si ciertos acuerdos para la venta de libros electrónicos pueden ir en contra de las normas europeas de competencia.

La Comisión precisa que, antes de iniciar su investigación formal, las dependencias británicas ya habían cerrado la suya por razones de "prioridad administrativa". No obstante, la CE reconoció la "contribución sustancial" aportada por la OFT, y garantizó que continuará colaborando en la investigación sobre los libros electrónicos.

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