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Preparados para la fiebre del platino interplanetario

Planetary Resources anuncia planes de explotar asteroides que pasen cerca de la Tierra

Puede que sea la fiebre del platino lo que acabe abriendo la última frontera. Una empresa llamada Planetary Resources ha anunciado sus planes de explotar asteroides que pasen cerca de la Tierra con el fin de ofrecer suministros a futuros viajeros interplanetarios y traer metales preciosos como el platino.

La iniciativa puede antojarse inverosímil, pero ha atraído a algunos inversores de renombre, entre ellos Larry Page y Eric Schmidt, de Google, así como suculentos contratos de desarrollo tecnológico. “Si creemos que los recursos del espacio son esenciales para los viajes del futuro, inevitablemente llegaremos a la conclusión de que los asteroides, o más concretamente los que pasan cerca de la Tierra, son el trampolín hacia el resto del sistema solar”, opina Eric C. Anderson, uno de los cofundadores de la empresa.

Puesto que un asteroide no contiene aire y su fuerza de gravedad es ínfima, llegar a él es relativamente fácil. A diferencia de la Luna o Marte, una nave excavadora robotizada no necesitaría paracaídas ni un motor potente para llegar hasta un pequeño asteroide y adosarse a él. “Es probable que existan unos 1.500 asteroides cercanos a la Tierra a los cuales es más sencillo llegar, en lo que a energía se refiere, que a la superficie de la Luna”, dice Anderson.

Algunos de ellos están congelados —tienen hasta un 20% de agua—, y su líquido puede ser extraído fundiendo el hielo. Podría aprovecharse el agua para abastecer escalas de futuros astronautas o disgregarla en oxígeno respirable o en propulsor para naves espaciales que lleven a cabo misiones interplanetarias. Otros asteroides son rocosos y metálicos. Una nave excavadora robotizada podría triturar fragmentos y fundirlos para extraer los metales preciosos que contiene.

A diferencia de la Luna o Marte, una nave excavadora robotizada no necesitaría paracaídas ni un motor potente para llegar hasta un pequeño asteroide y adosarse a él

En la actualidad, el platino, que se utiliza en joyería, componentes electrónicos y catalizadores de automóviles, está valorado en más de 50 dólares el gramo, así que una nave espacial no tendría que traer mucho para que la empresa ganara dinero. Tal vez podrían utilizarse metales más comunes como el hierro en fábricas espaciales que produjeran naves y otras estructuras.

Anderson y Peter H. Diamandis, el otro fundador de Planetary Resources, ya participan en el negocio del turismo galáctico con una empresa llamada Space Adventures, que ha organizado ocho viajes a la Estación Espacial Internacional. Aunque esta compañía ha sido una “historia razonablemente próspera”, dice Diamandis, “nos dimos cuenta, al menos nosotros, de que no iba a ayudar a la humanidad a abrir la frontera espacial al nivel que deseamos”.

El director e ingeniero jefe de Planetary Resources es Christopher A. Lewicki, que antes trabajaba como directivo de misiones a Marte en el Jet Propulsion Laboratory de la NASA. La empresa, con sede en Bellevue, Washington, cuenta con 25 ingenieros y tiene contratos de desarrollo para tecnologías como las comunicaciones por láser que, según cree, serán necesarias para misiones de prospección y minería.

El plan es lanzar la primera nave —un telescopio para buscar asteroides cercanos— en los próximos dos años. Después, la empresa enviará una serie de exploradores a los asteroides. Y más tarde llegarán las tareas de explotación, que en un principio buscarán agua y luego platino.

Una posibilidad que está barajando la empresa es “empujar” un pequeño asteroide, de unos 91 metros de largo, hasta una órbita de la Tierra más cercana que la Luna. Por los meteoritos que han caído en nuestro planeta, los científicos saben que algunos asteroides presentan unas concentraciones de platino 20 veces superiores a la del mineral de una cantera terrestre. La empresa tendría que desarrollar tecnología robótica para extraer el elemento. Con todo, “para poder explotar asteroides a gran escala aún faltan décadas”, admite Anderson.

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