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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Humanidad 2.0 o cómo hemos dejado de comportarnos como chimpancés

Tenemos acceso a cantidades masivas de información que antes estaba oculta o era prohibitivamente cara

¿Os acordáis de cómo vivíamos sin los teléfonos con cámara fotográfica? ¿Y lo difícil que era compartir fotos? Solíamos sacar fotos con cámaras con carretes, normalmente de 24 disparos. No teníamos manera de revisar nuestras fotos a medida que las íbamos sacando, lo que suponía arriesgarnos a desagradables sorpresas un par de semanas más tarde, cuando las revelábamos. Y en cuanto a compartir las fotos de una cena con amigos, bueno, eso era prácticamente imposible.

En la actualidad, está teniendo lugar una “tormenta perfecta” que tiene el potencial para que la humanidad cambie hacia un nuevo modelo de comportamiento, más dinámico. Algunos de los elementos de ese fenómeno son evidentes: Internet y los teléfonos móviles. También contribuyen todos aquellos factores que facilitan la conexión, como el acceso barato a Internet. Ahora disponemos de muchas herramientas para crear y compartir contenido, incluyendo fotos y vídeos. Tenemos acceso a cantidades masivas de información que antes estaba oculta (o era prohibitivamente cara). Tenemos motores de búsqueda, esenciales para navegar debido a la gran cantidad de datos que se generan todos los días.

Otros dos elementos que contribuyen a la tormenta perfecta son las plataformas sociales y el cambio demográfico. Facebook, Twitter, LinkedIn y plataformas análogas nos dan la capacidad de compartir y descubrir nuevas cosas a través de nuestras redes a una escala y velocidad que habría sido inimaginable hace cinco años. Esto, combinado con las nuevas generaciones de jóvenes, que valoran la transparencia, la equidad y el acceso instantáneo a cualquier cosa en todas partes, está impulsando un cambio fundamental en la humanidad.

En lugar de analizar directamente a los seres humanos, a veces es interesante observar seres similares a nosotros para extraer conclusiones. Los chimpancés, por ejemplo, no parecen ser tan inteligentes como los humanos. Claro, pueden recoger un pincel con los dedos de sus pies, pero no son tan buenos construyendo un avión o navegando con un smartphone. Sorprendentemente, su cerebro no es muy diferente del nuestro en un elemento clave: disponen de la misma cantidad de neuronas para la función cognitiva y de pensamiento en relación al tamaño.

Nuestro mundo hasta hace muy poco se parecía mucho en estructura y comportamiento al de un chimpancé

Sin embargo, el cerebro del chimpancé difiere del nuestro en dos aspectos fundamentales: tiene muy pocas conexiones entre neuronas y se basa mucho más en los sistemas de control, al estilo money see, monkey do (mono veo, mono quiero).

El cerebro humano es diferente. Incluso con el mismo número de neuronas, tiene un mayor número de conexiones entre las neuronas. Tenemos conexiones con un salto de longitud especialmente largo. Y tenemos una menor dependencia de los sistemas de control de estrés. Se puede decir que son estos tres atributos lo que hacen que el ser humano sea más inteligente que el chimpancé.

Volviendo a la humanidad. Nuestro mundo hasta hace muy poco se parecía mucho en estructura y comportamiento al de un chimpancé. Pocas conexiones, intercambio lento de la información y conocimiento, y dependencia de un número reducido de personas o instituciones para tomar decisiones en nombre de todos.

Este mundo ha cambiado, radical e irrevocablemente. Las conexiones entre las personas se han incrementado de forma espectacular en tan sólo un nanosegundo de existencia humana. Y gracias a esto, ahora disponemos de nuevas formas de inteligencia humana - la inteligencia colectiva – que está emergiendo. La información, los conocimientos, las ideas, los problemas, las soluciones se pueden compartir y difundir al instante. Y podemos empezar a hacer lo que ya solíamos hacer, como especie programada para ayudar a los demás.

En cuanto a lo que la Humanidad 2.0 traerá, nadie puede saberlo con certeza. ¿Serán revoluciones científicas, tal como lo fue el descubrimiento de la electricidad? ¿Será una mayor responsabilidad social, con personas colaborando entre ellos para mejorar su entorno? Quién sabe. Sin embargo, los humanos han sido “reconectados” gracias a la tecnología (inventada por los seres humanos, no por los chimpancés) y con ella podemos mirar al futuro con optimismo para cambiar el mundo para mejor.

Mark Turrell, fundador de Orcasci.com, participó en XV edición de BDigital Global Congress.

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