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La web del Senado que costó 450.000 euros, reproducida a coste cero

Un ingeniero realiza en una semana la misma página institucional sin coste alguno por adquisición de licencias informáticas

"Este es un proyecto con fines educativos, sin otro propósito que la promoción de los sistemas de código abierto en el marco institucional”. Con estas palabras empieza el material que acompaña una réplica exacta de la web del Senado. Lo que las diferencia es que la original, que se estrenó el 12 de noviembre, costó unos 450.000 euros y requirió casi un año de trabajo de tres equipos de expertos. La web alternativa ha sido realizada por un solo ingeniero, en una semana y sin gastarse un euro en licencias.

En los primeros párrafos del tutorial que acompaña su prueba se indica que 250.000 euros han sido empleados para pagar licencias de software, cuando hay sistemas open source gratuitos para hacer exactamente lo mismo. Tal y como se publicó en este diario el 1 de noviembre, varios expertos se escandalizaron al conocer el coste de la web del Senado, definiéndolo como "desproporcionado" y asegurando que por lo menos cuadruplica la inversión habitual en estos encargos. Sin embargo ahora alguien demuestra que es posible hacerlo por cero euros.

“Dentro de los sistemas para la gestión de contenidos que podría haber elegido, he instalado el más sencillo. El conocido Wordpress que funciona en PHP y MySQL, por lo tanto la web es funcional. Se podría haber desarrollado con softwares más complejos como Joomla, Drupal y Typo3, también gratuitos y open source o, si se quisiera llevar también una gestión documental con sistemas tan potentes como ezPublish, Nuxeo o Alfresco. Las demás aplicaciones, como los formularios, el foro o la tienda, están creadas y funcionan. Como es lógico, de cada apartado he puesto solo unas líneas de contenido, que son corta y pega de la web original”, explica E.G.H., un ingeniero industrial riojano, de 39 años de edad, que trabaja desde 1997 en Internet, como autónomo freelance y que prefiere mantener el anonimato.

“No tengo nada que ocultar, pero ni busco publicidad ni quiero meterme con la gente del sector. Si he decidido hablar y contrastar datos es porque he llevado y gestionado grandes webs de la administración publica. Claro, apartados pequeños, porque en ese tipo de proyectos trabaja mucha gente. Sin embargo, sé cómo funcionan, y el por qué de esos costes”, continúa E.G.H, que ha duplicado todas y cada una de las aplicaciones del Senado.es, como el calendario, el hemiciclo con la ficha de un senador y funciones como la gestión de idiomas y otros detalles.

Webs oficiales y que necesitan máxima seguridad como las de los Gobiernos de Estados Unidos, Reino Unido o Francia se han hecho en código abierto

El coste de los 450.000 euros tampoco se justifica con el cascabel de la seguridad, ya que hay ejemplos de webs basadas en sistemas gratuitos y que exigen la máxima seguridad como es el caso de la página de la Casa Blanca, la del Gobierno del Reino Unido o de Francia.

E.G.H. no ha trabajado sólo sobre los contenidos dirigidos al público, sino también sobre lo que hay detrás, lo que la gente no ve. “Los contenidos antes de ser presentados al público pasan por un sistema de flujos de trabajo, donde según privilegios unos pueden escribir, publicar, editar, etc. Además se podría haber implementado un sistema de gestión documental completo. Por supuesto, no pude ver como está configurado todo eso en la web oficial. Las alternativas con open source con licencias gratuitas podrían haber sido Drupal (la Casa Blanca funciona con el) o ezPublish (la Interpol lo tiene instalado), entre otros”, explica el ingeniero.

Trabajar con código libre, además del coste cero, implica más ventajas. “Con el código libre se pueden desarrollar aplicaciones propias y customizar lo que sea necesario. Al tener el código accesible, el equipo de programadores de la Administración podría hacer sus propios cambios, según las necesidades de actualización. En España hay decenas de empresas, que serian capaces de ‘meter mano’ a ese código y customizar todo el sistema. Por otro lado, lo más interesante sería adoptar un sistema estándar en toda la administración pública española y tener optimizadas todas las aplicaciones web, con un open data completo de todo el trabajo”, asegura.

A este propósito también matiza que no todo el código o los programas open source son gratuitos. "Yo en este caso he usado open source gratuito, porque tiene la ventaja que puedes mirar el código, copiarlo, retocarlo y mejorarlo, si sabes. No se tiene que confundir con sofwareFREE, que son programas gratuitos, pero sin acceso al código”.

Según Sebastián Puiggrós, diseñador y desarrollador de webs, responsable del nuevo sitio del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA) en 2003, que analizó el pliego de condiciones del concurso para realizar la web del Senado, “E.G.H ha hecho un gran trabajo”.

“Evidentemente no pretendía hacer una copia al 100%, sino demostrar que una sola persona, en una semana, con 0 euros, ha podido hacer casi casi lo mismo por lo que han pagado 450.000 euros… y eso lo ha conseguido”. Puiggrós considera que el diseño de la web original del Senado “es realmente malo, la acaban de estrenar y ya parece desfasado”. “Ya que abogan por la transparencia a estas alturas del debate estaría bien que publicasen, qué empresas, cuántas personas y por cuánto tiempo han trabajado en este proyecto y sus presupuestos desglosados”, concluye Puiggrós.

A las pocas horas de su estreno, la web del Senado tenía un fallo que permitía a cualquier internauta insertar un mensaje. El error fue rápidamente subsanado, pero los mensajes de burla ya habían dado la vuelta al mundo a través de millones de tuits.

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