_
_
_
_
_

Uruguay, una potencia digital

Montevideo compite con Sao Paulo y Río de Janeiro por ser la capital latina de desarrollo de videojuegos

'Legends of Ooo' es uruguayo.
'Legends of Ooo' es uruguayo.

Tratándose de una nueva empresa que tiene un popular videojuego para iPhone, las oficinas tipo loft de Ironhide Game Studio en Montevideo son lo que cabría esperar: en ellas trabaja con ahínco una nueva plantilla cerca de un pinball y una máquina arcade hecha a medida.

Pero la empresa, un triunfo en el competitivo campo del desarrollo de videojuegos, destaca entre otras compañías de alta tecnología por su ubicación poco convencional, que a menudo confunde a los extranjeros. Estos preguntan educadamente: “¿Dónde está Uruguay?”, cuenta Álvaro Azofra, uno de los tres fundadores de Ironhide, responsable de Kingdom Rush, un juego popular en Estados Unidos en el que un reino de dibujos animados es atacado por yetis y ogros merodeadores.

Uruguay, encajado entre Brasil y Argentina y durante mucho tiempo dependiente de la exportación de productos, probablemente sea más conocido por la cría de ganado. Pero la atención está desviándose hacia el creciente número de nuevas empresas que crean videojuegos para ordenadores y dispositivos portátiles.

Los programadores citan varios motivos por los que Uruguay ha sido capaz de competir con las economías más importantes de Sudamérica, ya sea la creatividad de sus ingenieros y artistas comerciales o una ley de inmigración relativamente laxa y la utilización generalizada de ordenadores en las escuelas. “Es irónico, porque, históricamente, este país odia el espíritu emprendedor, pero no la cultura emprendedora”, explica Gonzalo Frasca, un teórico de los videojuegos cuya empresa, Powerful Robot, ha desarrollado numerosos productos para clientes de Estados Unidos.

Frasca, de 40 años, compara el escepticismo hacia la empresa privada que persiste en el Estado del bienestar uruguayo, que protege desde la cuna hasta la tumba, y donde las empresas en sectores como las telecomunicaciones, los casinos e incluso la producción de whisky siguen sometidas al control estatal, con la sólida tradición de creatividad en las artes y las ciencias.

Tenemos buenas escuelas de informática”

“Tenemos buenas escuelas de informática”, señala Frasca, que hizo un doctorado en estudios sobre videojuegos por la Universidad de Tecnologías de la Información de Copenhague y es un pionero del sector de los juegos en Uruguay. “Cuando los jóvenes se licencian, se dan cuenta de que viven en un país pequeño que no tiene más remedio que relacionarse con el resto del mundo”.

Otras regiones de Latinoamérica están fomentando el desarrollo de videojuegos. Chile, por ejemplo, despertó interés recientemente cuando Atakama Labs, una empresa de programación de juegos con sede en Santiago, fue adquirida por la japonesa DeNA.

También han surgido estudios de videojuegos en São Paulo y Río de Janeiro, las dos ciudades más grandes de Brasil, pero los programadores de allí se quejan de unas complejas normativas fiscales y laborales en comparación con algunos países industrializados ricos.

En Buenos Aires, Argentina, se han fundado docenas de nuevas empresas de desarrollo de video-juegos. En Uruguay, la creación de programas se ha convertido en un sector valorado en 600 millones de dólares, lo cual sitúa al país como líder latinoamericano en exportaciones de software por habitante.

Pero los salarios de los programadores están aumentando con rapidez y a las nuevas empresas les resulta más caro competir en el ámbito internacional. Aun así, las leyes de inmigración uruguayas ofrecen algunas ventajas. Los empleados extranjeros de las empresas de reciente creación pueden vivir y trabajar legalmente en Uruguay mientras tramitan los permisos de trabajo.

Evan Henshaw-Plath, estadounidense y cofundador de la empresa que acabaría convirtiéndose en Twitter, se trasladó a Uruguay en 2007 y creó una compañía de desarrollo de programas informáticos que ahora tiene empleados de países como Polonia y Ecuador.

“Uruguay”, dice, “es un lugar extraordinariamente abierto a la hora de atraer talentos”.

Con la colaboración de Mauricio Rabuffetti.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_