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La impresión digitalizada llega a las lápidas

Nuevos soportes y diseños pretenden mejorar el sector Las pegatinas son la tendencia a seguir

Graphispag busca la impresión del futuro.
Jessica Mouzo

Cerámicas, azulejos de cocina, prendas de ropa, cristales e incluso lápidas de mármol para difuntos. Cualquier tipo de soporte material puede ser estampado con una imagen gracias a la impresión digital. Las viejas imprentas productoras de grandes tiradas de papel con máquinas offset, a través de serigrafía o con la técnica de la tampografía se han tenido que subir al carro de la revolución digital para adaptarse a las nuevas necesidades del sector gráfico. Ante el descenso de la impresión comercial, la personalización y la diversidad de soportes donde estampar  imágenes se han convertido en los nuevos ejes de la industria gráfica, como muestra Graphyspag.digital, el Salón Internacional de la Industria y la Comunicación Gráfica que esta semana se celebra en Barcelona.

“La impresión se ha simplificado. Antes era un oficio, el dueño de la imprenta tenía que saber controlar las máquinas, las tiradas eran grandes… Ahora se ha democratizado más el sector y el consumidor puede ser el propio editor”, explica el presidente del Graphyspag.digital, Rafael Farrés. La personalización y la diferenciación se han convertido en el santo y seña de esta feria, que pretende atraer a profesionales de otros sectores industriales como el diseño, la decoración, el textil, la joyería o la automoción, que ya emplean la impresión digital en sus procesos productivos.

Baldosas coloreadas a la carta, motos de gran cilindrada tintadas a gusto del cliente o la pared del baño impregnada de mensajes con texturas diversas son novedades que presentan el centenar de expositores.

Casi cualquier superficie puede servir para la impresión. "El único impedimento es dar con el tipo de tinta que mejor se adapte al soporte para adherirse a él”, señala Farrés. La diferenciación es la apuesta para salvaguardar un sector mermado por dos crisis, la económica y la estructural provocada por el auge de las nuevas tecnologías: “el cliente quiere hacer algo diferente, aplicar lo que hace la impresora a cosas que tradicionalmente no se hacían. Se trata de pasar de la impresión vista como publicidad a llevarla a tu día a día, como tú quieras y donde tú quieras”, explica la portavoz de la multinacional Roland, Encarna Luque.

Las artes gráficas ponen el punto de mira más allá de libros y carteles y abren sus puertas al mundo de la publicidad digital, para conquistar tabletas o teléfonos inteligentes. “Cualquier documento impreso se puede hacer interactivo. Nosotros lo hemos probado con nuestra revista periódica. Con una aplicación en el móvil, escaneamos la imagen impresa de la primera página, por ejemplo, y el dispositivo la reconoce y nos lleva directamente a la web de la marca”, explica el portavoz de Canon, Andrés Ferrer.

La revolución digital ha mutado tanto el fondo como la forma de la industria gráfica. Aparte del juego de texturas y soportes que permiten personalizar hasta unas zapatillas de deporte, las nuevas máquinas digitales, más asequibles y multifuncionales, han dado entrada al sector a jóvenes emprendedores. “La impresión digital, que nació para pequeños tirajes, ya ha evolucionado hacia la personalización. El tamaño de las nuevas empresas pueden ser mucho menor porque la inversión no es tan grande y la diferenciación permite diversificar mucho más el mercado”, explica el portavoz de MacTac, Jordi Magre, que participa en el Graphistag.digital con el glassmovie, un material autoadhesivo que no necesita ser impreso para visualizar una imagen.

Los expertos aseguran que las novedades no van en detrimento de la calidad. “Lo que tiene que superar la digital con respecto a la otra es la durabilidad, porque en exterior, sometida a las inclemencias meteorológicas, tiene menos resistencia”.

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Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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