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Mi vida en 4G

Llega a España la cuarta generación de telefonía, que permite ver vídeos sin interrupciones Los operadores esconden los precios y los límites de descarga

Ramón Muñoz

Suecia es conocida por Abba, el grupo que dignificó Eurovisión, por los premios Nobel y en las últimas semanas por los disturbios sociales. Pero este extenso país de nueve millones de habitantes, también es pionero mundial es una tecnología apenas incipiente en Europa y totalmente inédita en España: la telefonía móvil de cuarta generación o 4G.

El 4G, dejando al margen las especificaciones técnicas, es un milagro para el abonado, De pie, frente a la parada del ferry de Skeppsholmen, una de los cientos de islas del archipiélago de Estocolmo, un viajero se descarga un vídeo de YouTube y lo ve sin retardo alguno, como si encendiera la televisión. No sufre ninguna espera para acceder al vídeo y, lo que es más asombroso, sin que a los pocos segundos de arrancar, la imagen se detenga mientras un círculo en el centro de la pantalla da vueltas esperando a que se recupere el movimiento de las imágenes. Es el temido buffering, ese atasco que impide ver en el móvil o la tableta un vídeo en streaming de un tirón con cualquier conexión (incluyendo wifi). El 4G elimina este obstáculo gracias a que su tiempo de retardo (la denominada latencia) es al menos quince veces inferior que la del 3G, la tecnología actual, lo que permite, por ejemplo, jugar online con otras muchas personas sin temor a que deserten la mayoría de ellos por impaciencia.

En Suecia, TeliaSonera lanzó esa tecnología milagrosa en 2009, por primera vez en el mundo y cuatro años antes de que en España se estrene hoy con Vodafone. La operadora ha dado de alta desde el lunes a poco más de 2.000 clientes en este servicio. En el país nórdico, alrededor de 200.000 disfrutan del 4G, tienen cobertura más de 500 municipios y en Estocolmo es casi total.

En pleno centro de la Gamla Stan la ciudad vieja de la capital, acceder a una página como la de EL PAÍS con el móvil de la operadora nórdica es instantáneo, incluso más rápido que desde un PC con conexión ADSL en España. Si te atreves a sacar el móvil con la SIM de una compañía española, puedes tardar más de un minuto en que se complete todo el contenido gráfico de la pantalla (y cuidado con el coste del roaming), porque se engancha a la red 3G de una compañía local, y la magia desaparece. Un simple test de velocidad explica el salto milagroso entre una tecnología y otra: 34 Mbps. La velocidad teórica de descarga del 4G es hasta 150 Mbps, aunque la media es de entre 20 y 40 Mbps, aún así más del triple que una conexión estándar de ADSL.

Otro de los muros que derriba el 4G es el de las descargas. Por fin descargarse una película, un documental o un partido de fútbol desde el móvil o la tableta no será una quimera o un engaño publicitario. En cinco minutos se puede bajar una película de 1 Giga mientras tomas un té en una cafetería frente al Teatro Nacional, en la bahía de Estocolmo. Y le toma más tiempo al terminal instalar una aplicación que descargarla. Un hecho completamente inimaginable con el 3G.

Nadie sabe lo que valdrá el 4G

Pero no todos son ventajas. El 4G, como toda novedad, plantea interrogantes. El primero, aún no resuelto en España, es el precio. Nadie sabe lo que cuesta la conexión 4G porque ninguna compañía se atreve a decir lo que va a cobrar. Yoigo, filial de TeliaSonera, que lanzará el servicio el 18 de julio, ha dicho que incluirá gratis el 4G a sus clientes de contrato. Orange, que se estrenará el 8 de julio, aún no ha comunicado ninguna política de tarifas y Vodafone ha asegurado que salvo las tarifas más elevadas (Red3 y Red4), los demás clientes deberán pagar una cuota de 9 euros al mes (hasta septiembre será gratis con carácter promocional).

Pero esas tarifas tienen su letra pequeña porque, a diferencia de la banda ancha fija, en el móvil no hay tarifas planas ilimitadas. Todas las operadoras ponen un límite de datos (entre 500 Mbps y 3 Gigas según la tarifa). Cuando rebasas ese límite, la velocidad se reduce al mínimo. Y en el 4G tampoco va a cambiar ese sistema. Seguirá habiendo límites, pero aún no se sabe cuántos. Los actuales del 3G se quedan cortos porque la velocidad de descarga se va a multiplicar hasta por diez. En Suecia, hay tarifas desde 2 hasta 16 gigas para el 4G. La de 10 Gigas cuesta 92 euros (voz y SMS ilimitados incluidos).

En España, ningún operador ha dicho dónde pondrá el límite. “No puede haber tarifa ilimitada como en la voz o la banda ancha fija porque acabaríamos de un plumazo con la capacidad de crecer de esta tecnología, saturando las redes. Vamos a cobrar según los gigas. Aún no hemos decidido esa oferta comercial”, señala Eduardo Taulet, consejero delegado de Yoigo.

Problemas de cobertura y terminales

Otro de las grandes hándicaps es la cobertura. Para empezar, solo las grandes capitales españolas disfrutarán este verano de los primeros pasos del 4G. Vodafone se estrena en siete ciudades (Barcelona, Bilbao, Madrid Málaga, Palma de Mallorca, Sevilla y Valencia) al 55% de cobertura. Orange lo hará en seis (Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Málaga y Murcia) y Yoigo empezará en Madrid.

Un problema añadido es que la cobertura que prometen los operadores es sólo válida para exteriores porque en el interior de los edificios baja considerablemente. La causa es que ahora solo disponen de las frecuencias de 1800 Mhz y 2600 Mhz aptas para sitios abiertos, pero no las de 800 Mhz, que funcionan mejor en interiores, aún no disponibles porque están ocupadas por las cadenas de televisión. El Gobierno ha prometido desalojarlas antes de que enero de 2014, pero los operadores desconfían de que cumpla la promesa.

Y queda el no menos espinoso asunto del terminal. En este caso, es un problema de falta de oferta y, sobre todo, de precio. Para acceder a la red 4G hace falta un móvil que soporte este estándar. Y por ahora los fabricantes disponen de pocos modelos en el mercado y los que están en venta son muy caros (entre 400 y 700 euros) porque son sus terminales de más alta gama. Entre los actualmente disponibles están Samsung Galaxy S4, Sony Xperia Z y SP, LG Optimus G, HTC One, Huawei Ascend P2, Nokia Lumia 920, BlackBerry Q10 y las tabletas Sony Xperia Tablet Z. En todos ellos, los clientes de Vodafone deben bajarse la actualización disponible en el menú de sus terminales y luego darse de alta en el servicio.

Apple, como siempre, va a lo suyo. El iPhone 5 y su última generación de tabletas iPad, soportan el 4G, pero precisan de una actualización que la marca de la manzana aún no se ha decidido a colgar en su tienda.

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Sobre la firma

Ramón Muñoz
Es periodista de la sección de Economía, especializado en Telecomunicaciones y Transporte. Ha desarrollado su carrera en varios medios como Europa Press, El Mundo y ahora EL PAÍS. Es también autor del libro 'España, destino Tercer Mundo'.

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