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Muere Yamauchi San, el refundador de Nintendo

Durante sus 53 años al frente de la empresa, Hiroshi Yamauchi, transformó un negocio de cartas en la líder mundial del videojuego

La feria de videojuegos Tokyo Game Show que comienza este fin de semana se vestirá de luto. Ha muerto Hiroshi Yamauchi, el hombre que convirtió Nintendo en líder mundial del entretenimiento electrónico.

Hiroshi Yamauchi (Kyoto, 1927) llegó a la dirección de Nintendo en 1949, cuando era una empresa dedicada a las cartas que coleccionan los jóvenes japoneses, una mezcla entre juegos de rol y los cromos de pegar en un álbum. Un portavoz de la empresa ha sido el encargado de anunciar que esta mañana decía adiós a la vida la persona que impulsó el cambio en el ocio electrónico.

El primer paso fue hacer un juego de cartas, Donkey Kong, un personaje que aún sigue vivo en portátiles y modelos de sobremesa. Después la máquina conocida en Japón como Famicon y NES en el resto del mundo por las siglas de Nintendo Entertainment System. Durante más de una década su marca fue equivalente a consola.

Más allá de Japón se le llamaba, con cariño, en el mundo del videojuego, Yamauchi San, tal y como lo hacen los trabajadores de la propia empresa. (Este tratamiento, tiene sentido descontextualizado más allá de su país de origen, pero no si lo hacen los trabajadores de otra, que sería algo así como rebajar su categoría).

Se retiró en 2002, en plena revolución de juego online, gráficos en tres dimensiones y propuestas más agresivas lideradas por Sony y su PlayStation, enfocada en un público algo más maduro y menos familiar.

Yamauchi dejó las riendas de la empresa en manos de Satoru Iwata, actual presidente. Él ya había cumplido con la reconversión, ya había puesto al Walt Disney del videojuego, Shigeru Miyamoto, en lo más alto con las sagas de Mario y Zelda. El videojuego moderno buscaba nuevas formas de interacción. La llegada de Wii, su último gran éxito, la vivió ya con su jubilación.

En el Tokyo Game Show, la mayor feria de videojuegos de Asia, no hay stand de Nintendo. Cuando se conoció la noticia, el recinto había cerrado las puertas, al ponerse el sol. El hombre que dio un giro radical a una empresa tradicional y marcó el rumbo en el ocio electrónico era el segundo mayor accionista de Nintendo en el momento de su muerte y estaba entre la veintena de fortunas más grandes del país.

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