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Nokia, Blackberry, Panasonic y ahora...HTC

La primera marca que lanzó un 'smartphone' con Android ha perdido el 90% de su valor

HTC One es, según todas las críticas uno de los mejores smartphones del mercado. Nada tiene que envidiar a los iPhone o los Galaxy, pero el público no lo compra. Al menos no en cantidad suficiente como para lograr beneficios; ni siquiera en cantidad suficiente como para no perder un chorro de millones en el negocio. La carrera del smartphone, entre otros problemas, le ha supuesto a HTC la pérdida del 90% de su valor de mercado en tan solo dos años. En esta situación, la empresa taiwanesa se arriesga a correr el mismo destino que han seguido en el último mes Nokia, Blackberry y Panasonic.

Los responsables de la compañía taiwanesa desmienten que su empresa esté en venta; los tiburones asiáticos dicen que aún está demasiada cara, y eso que vale en libros 3.800 millones de dólares (2.795 millones de euros), lejos de los 37.000 milllones (27.222 millones de euros) que costaba hace solo dos años. La agencia Bloomberg encuestó a 24 analistas asiáticos y solo uno de ellos recomendaba comprar acciones de HTC.

El mal de HTC no reside en fabricar malos productos, sino en renovarse poco y caro. Solo juega en la Primera División, sin catálogo de teléfonos económicos. Su éxito en Estados Unidos, como en el caso de Motorola, no le vale para seguir adelante. En ese país tenía hace dos años la quinta parte de todo el mercado y en el mundo el 9,1%, ahora apenas llega al 2,6% mundial con su elogiado modelo One.

Tampoco es un problema -como fue en el caso de Nokia- de anquilosamiento, o de ahogamiento por la ola iPhone. HTC fue la primera marca en abrazar el sistema Android. En 2010 su modelo Desire alcanzó un impacto mundial y animó a otros a implantar en sus aparatos el software de Google, pero la competencia de los Galaxy de Samsung le hizo perder protagonismo. Tampoco lo recuperó con su asociación a Google para lanzar los primeros aparatos Nexus. No es pues un problema de no estar a la vanguardia, más bien al contrario.

Tampoco le ha valido a Peter Chou, su consejero delegado -en la picota desde el retraso en el lanzamiento del One-, vender móviles con Windows Phone.  Ha perdido en un año la mitad de mercado en ese sistema, del 8,2% al 4,6%.

Aunque los directivos afirman que la empresa no está en venta, la industria del smartphone va dejando víctimas desde hace un año. Apple y Samsung se llevan todos los beneficios del sector; el primero con el 53% y el segundo con el 50% (hay que tener en cuenta que otras empresas pierden), según Canalys.

Hace un año que Google adquirió Motorola por 13.000 millones de dólares (9.564 millones de euros). El buscador podría ser uno de sus compradores, dadas sus relaciones con Android, si no fuera porque aun está digiriendo (mal) la adquisición de Motorola. Pagó  el triple de lo que hace un mes dio Microsoft por Nokia, o hace quince días un fondo de inversiones por Blackberry. Y entre medias, Panasonic, líder en teléfonos domésticos inalámbricos, también se apeó de la carrera, anunciando la pasada semana que deja de fabricar teléfonos inteligentes. Como en todos los casos anteriores, su modelo estrella Eluga, era extraordinario. La crisis no es por la calidad sino por la imposibilidad se seguir el ritmo de  la competencia y la nueva competencia de los chinos ZTE y Huawei.

 

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