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El sello creativo de los ‘indies’

Un puesto de desarrolladores españoles independientes reivindica la industria desde la base en la feria Madrid Games Week en Ifema

El puesto de Made in Spain dentro de la feria Madrid Games Week.
El puesto de Made in Spain dentro de la feria Madrid Games Week.Pablo Mesegar (Ifema)

En una discreta esquina a la entrada de la Madrid Games Week, que acoge la capital desde hoy hasta el domingo, se agolpan siete estudios independientes de videojuegos bajo el mismo stand. Desplazados por los gigantes Microsoft, Sony y sus millonarias entregas, este grupo de indies busca dar a conocer sus ocho producciones multiplataforma a los visitantes. Tanto profesionales del sector como aficionados visitan el puesto para probar de cerca títulos como Gods will be watching (pc), Extinction (Android y iOS), Kromaia (pc) o Candle (pc y Wiu).

“Hablamos de industria de subsistencia. Ninguno de ellos tiene un Ferrari ni maneja grandes cantidades”, señala con sorna Fernando Ortega, creador del portal Made in Spain games que agrupa a cerca de 150 estudios independientes. Los cerca de 20 jóvenes venidos de distintos puntos de la geografía española montaron sus propias empresas para poder apostar por proyectos a su medida. Algunos se conocían de los años de carrera, otros se encontraron por el camino. “Yo era desarrollador web y me planteé si era así como quería vivir el resto de mi vida, entre páginas sin sentimientos para corporaciones… Esto es mi pasión y quiero echar toda la carne en el asador”, relata el valenciano Jordi de Paco de 25 años.

Detrás de él se encuentran el cartel que anuncia Gods will be watching, el videojuego fuertemente pixelado centrado en las tomas de decisiones y dilemas morales de Deconstructeam. Junto a sus tres compañeros de bellas artes y un músico, de Paco cuenta los meses para ver cómo la entrega se publica en abril tras un año de trabajo y una campaña de crowdfunding que les reportó 20.000 euros. "Es muy retro por una cuestión de presupuesto. No tenemos oficina, trabajamos los cinco alrededor de la mesa del salón de casa. También está el factor nostalgia. Hemos encontrado una base de fans muy grande que aprecian estos gráficos". Para de Paco la presión no existe. Ese estrés se lo cede a las grandes empresas que deben recuperar las cuantiosas inversiones que, en el caso de los indies, es considerablemente inferior. "Los titanes necesitan recaudar millones de euros y si nosotros recaudamos 300.000 euros eso nos da para seguir años. Para ellos sería un fracaso y a nosotros nos cambiría la vida".

A su lado, Evil mind entertainment rescata la esencia de las salas de recreativos mediante un juego táctil para móviles y tabletas. Se trata de Extinction, un “arcade ochentero” que disfruta de un ritmo de 12.000 descargas semanales, según sus creadores. “Nuestro juego está funcionando en Rusia, China y Estados Unidos, en sitios que yo no he estado jamás [sonríe] pero que mi juego sí en cuestión de horas”, se sorprende Miguel Montesinos, portavoz del estudio. La fuente de ingresos, reconoce, se mantiene moderada, ya que se nutren principalmente de la publicidad y las escasas compras que el free to play (gratis para jugar) les producen a los indies. “Te gastas 800 euros en un móvil nuevo y, sin embargo, parece que gastarse 0,89 por un buen juego es una locura”, lamenta el joven informático.

Estos estudios independientes rondan el año o dos años de vida y tienen claro, sin embargo, que el negocio se encuentra fuera de España. “Trabajamos de espaldas a aquí. Nuestro consumidor medio es británico o estadounidense”, argumenta el aragonés de 33 años Daniel Blasco, cofundador de del shooter en 3D Kromaia. Por eso, los indies de la industria del videojuego tratan de ganar una visibilidad que impulse el negocio o atraiga el dinero de algún publisher. Esta idea no termina de convencer a los pequeños estudios, ya que significa ceder el control de un proyecto propio. “Cuando te compran la idea, los royalties [derechos], baja el nivel de ingresos. La autopublicación tiene riesgos y más libertad e ingresos, pero si quieres un nombre a lo mejor sí tienes que irte con una gran empresa”, matiza Ortega.

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