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Dash, el ‘smartauricular’

El audífono sumergible toma pulsaciones y llama por teléfono

Prototipo del auricular inteligente Dash.
Prototipo del auricular inteligente Dash.

Mil canciones, micrófono, memoria de cuatro gigas y ningún cable. Dash es un prototipo de auricular que va más allá de lo habitual. No es un objeto pasivo, destinado a emitir sonido, sino que entra directamente en la categoría de tecnología para ponerse en cima, la de los wearables.

Entre las innovaciones que presentan están los sensores para detectar la saturación de oxígeno en sangre y el pulso. Al igual que las esperadas gafas de Google, el micrófono elimina el sonido del exterior dando prioridad a la voz. Siguiendo la estela de las gafas, el control se hace a través de gestos en una superficie mínima: con un toque se pasa de canción, se contesta una llamada o se cambia de aplicación.

El proyecto nacido en Kickstarter llegará a los primeros inversores en octubre. La aportación puede ser inferior, pero para asegurarse la obtención de una unidad es necesario invertir, al menos, 145 euros (199 dólares).

Como sucedió con Pebble, el reloj de pulsera de tinta electrónica y uno de los lanzamientos más exitosos de Kickstarter, la clave del éxito de este aparato estará en su capacidad para que los desarrolladores se sumen y creen aplicaciones para los auriculares.

Entre las virtudes de este invento destacan un cuidado diseño y una memoria de cuatro gigas, que sirve para almacenar canciones sin necesidad de recurrir al almacenamiento en el móvil.

El punto más débil es la batería, de un máximo de cuatro horas. Quizá algo corto si se tiene en cuenta las exigencias de los deportistas, aunque carga en menos de una hora.

La meta inicial del proyecto era recaudar 260.000 dólares antes del 31 de marzo. Se ha superado con creces; Dash ya cuenta con casi dos millones de dólares (1.967.584) de pequeños inversores interesados en hacer del objeto una realidad.

Llama la atención que Bragi, la firma que promueve estos auriculares, tenga la sede en Munich. Su consejero delegado Nikolaj Hviid era jefe de diseño en la firma especializada en sonido Harman. Su intención es alejarse de la elite y llevar este tipo de ideas al mercado de consumo.

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