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Playence hace comprensible Internet

La empresa ayuda a que máquinas y personas se entiendan con lenguaje natural

Sinuhé Arroyo, fundador de Playence.
Sinuhé Arroyo, fundador de Playence.Carlos Rosillo (EL PAÍS)

Comprar algo, asistir a un anciano o buscar información para un trabajo de la escuela son algunas de las tareas que se pueden hacer en Internet. Si todo va dentro de los cauces habituales funciona, si hay dudas, restricciones o toca explicar algo de manera concreta, llega el temido momento de pelearse con los formularios. Sinuhé Arroyo (Segovia, 1975) busca la solución para que Internet y los humanos se entiendan de una manera más sencilla.

Tras estudiar ingeniería informática, Arroyo cursó el doctorado en Inteligencia Artificial en Austria. Después formó parte de Isoco, su primera empresa. Consiguió 12 millones de euros en inversión (2.000 millones de pesetas entonces) crearon dos webs rompedoras entonces: Lavinia, dedicada a la venta de vino, y la de los grandes almacenes FNAC. En ambas sorprendieron por su gestión de atención al cliente, con un chat, que comprendía y respondía a los clientes con una cercanía desconocida hasta entonces. Fue el germen de Playence, cuyo nombre proviene de Play (jugar, interactuar) e Intelligence, un buscador que es capaz de ofrecer información relacionada según el contexto y su sentido en lugar de una retahíla de resultados basados en una palabra concreta.

Se usa, sobre todo para atención al cliente. “Un ejemplo puede ser al pedir una pizza, nuestro sistema entiende si escribes, ‘quiero una pizza con pepperoni, champiñón y doble de queso. Con la masa fina. La entrega, mejor, a las diez de la noche, en el descanso del partido’, sin tener que ir saltando de un campo del formulario a otro”, explica. Lo mismo sirve para una transferencia bancaria o tener un soporte más humano al hacer una compra.

El proyecto que más le ilusiona tiene que ver con las personas mayores. “Comienzan a usar móviles y tabletas, saben que lo pueden usar para recibir ayuda, pero no tienen la habilidad para usar las herramientas habituales. Con nuestro software pueden explicarse de manera natural y desde el centro de atención se decide qué necesitan”, explica para contar que el Imserso le ha encargado una adaptación de su página.

Por ahora no se han planteado entrar en uno de los segmentos más futuristas del reconocimiento semántico, la interacción por voz. “Sí tenemos reconocimiento de lenguaje oral, pero lo pasamos a texto, después busca dentro de ese contenido y puede servirnos para transcribir una petición de ayuda, subtitular un vídeo de YouTube o buscar una frase concreta dentro de un vídeo”, matiza. Esto se usa en otro de sus proyectos, Saber y Más, de Santillana. Se trata de su aplicación para aprender en el navegador, móviles, tabletas y teléfonos. A las unidades didácticas propuestas por la editorial se suman los contenidos que busquen profesores y estudiantes. “Si buscan Napoleón, ofrecemos vídeos, fotos, infografías… pero siempre adaptadas a su nivel, conociendo la edad y curso de cada perfil. Es muy importante hacerlo bien, con control parental y recursos de corte educativo”, aclara.

Esta es su entrada a América Latina. Arroyo espera termina 2014 con más de 30 personas y abrir oficina en Asia en 2015, lógico si se tiene en cuenta que ofrecen sus servicios en 20 idiomas.

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