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Compacta para entusiastas

Canon G1 X Mark II, opción muy versátil entre la profesional y la del 'smartphone'

Canon G1 X Mark II, compacta pero versátil.
Canon G1 X Mark II, compacta pero versátil.

Las siguen dando por muertas, pero las cámaras de fotos intentan sobrevivir, aunque saben que deben ofrecer algo más para seguir ahí. Las compactas sufren especialmente frente a las de los móviles, cada vez mejores. Sin embargo, todavía quedan dos segmentos cuyos avances merecen la pena: por un lado, las réflex para profesionales, por otro, las intermedias con interesante software y muchas posibilidades.

Canon G1 X Mark II es uno de esos modelos extraños; no es ni compacta, ni tiene lente intercambiable, pero con capacidad para ofrecer lo mejor de los dos mundos. Cuenta con sensor propio de una cámara profesional, una lente de cinco aumentos, muy luminosa, y pantalla con diferentes posiciones para ayudar a dar con la toma correcta. Para los interesados en la guerra de megapíxeles, se queda en 13, muy bien aprovechados.

Aunque no se pueden cambiar, simula con acierto la sensación que dan los objetivos intercambiables, con doble anillo para controlar tanto el foco como los aumentos. En todo caso, se pueden configurar para quien prefiera usar el anillo para controlar, por ejemplo, la velocidad del obturador.

Se agradece que comience con un gran angular, perfecto para escenas en interiores. En este campo se defiente bastante mejor que las compactas sin abusar de grano. El rango de tomas que ofrece no llega al teleobjetivo, pero sí permite defenderse en retratos o escenas urbanas.

El disparo en ráfaga, muy adecuado al aire libre o en eventos deportivos, no es de los más rápidos de la gama. A cambio permite disparar tantas fotos como permite la memoria de la tarjeta. Por cierto, usa las más versátiles y con mejor precio: SD.

La verdadera fortaleza reside en las posibilidades que ofrece la conexión a través de Internet. Tiene conexión wifi, por lo que se pueden enviar directamente las tomas al ordenador, si se quieren retocar de manera profesional o sencillamente vaciar la tarjeta, pero también, al móvil. Esta última opción abre todo un campo de posibilidades si se piensa en poner una imagen bien pensada en Facebook o retocar un paisaje para después compartirlo en Instagram. Sube el listón a la hora de vivir el momento con amigos y da cierta versatilidad.

La pantalla táctil permite jugar a crear falsos desenfoques de fondo o incluir filtros. Para unos una aberración, para otros verdadera adicción.

Entre lo mejorable, el peso. Es robusta y da sensación de aguante, se agarra muy bien, pero pesa algo más de lo deseable para llevar siempre consigo, más de medio kilo.

La batería, si se abusa del vídeo y, sobre todo, de comprobar cada imagen tomada, llega al final del día con cierta dificultad. El flash, desplegable, ayuda en ciertas ocasiones, aunque da sensación de que en cualquier momento podría romperse.

El precio no es la parte más atractiva, oficialmente, 899 euros, aunque a través de Internet se puede encontrar por algo más de 600. No está pensada para recién llegados, pero sí para entusiastas que quieran tener una segunda cámara de calidad sin cargar con todo el equipo o curiosos de la fotografía, adictos a Internet, que quieran progresar sin necesidad de hacer un gran desembolso con lentes y complementos.

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