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Una ‘app’ que crea música con tu cerebro

El programa utiliza un lector de ondas cerebrales que mide la relajación y la concentración

La aplicación Brain Music, que lee las frecuencias del cerebro.
La aplicación Brain Music, que lee las frecuencias del cerebro.ULY MARTÍN

Si uno está estresado, los altavoces emiten una nota aguda de piano. Si se concentra, lo que suena es una flauta que va entretejiendo la melodía. Un casco inalámbrico recoge la actividad cerebral, que pasa por el filtro de una aplicación para móviles para luego salir por los altavoces, reconvertida en música. Unos 2.000 alumnos han probado este programa informático, llamado Brain Music, con el que su creador, el profesor de la Universidad Politécnica de Madrid Francisco Serradilla, quiere despertar nuevos ingenieros, mostrándoles que la informática puede ser un trabajo de lo más creativo.

La aplicación muestra dos ejes: el que refleja la concentración y el que mide la relajación. Los sensores del casco inalámbrico, que se colocan en la frente y se enganchan también en la oreja, miden la diferencia de potencial entre ambos puntos. Una pelota de fútbol en la pantalla se va moviendo mientras la máquina genera música. El objetivo del juego es conseguir encajar el balón en el cuadrado que forman ambos ejes. "En la informática está todo por crear. El trabajo más interesante de un informático es el que incorpora una faceta creativa importante", señala Serradilla.

En este juego hay auténticos fenómenos que apenas necesitan segundos para meter gol. Otros, pueden estar minutos con la mirada fija en la pantalla. "Hay que elegir entre concentrarse o relajarse. Esto precisa de todo un entrenamiento, pero hay chavales sorprendentes", asegura el profesor. La actividad de Serradilla, doctor en Informática e investigador del departamento de Inteligencia Artificial de la Politécnica, fue parte de la primera edición de El aprendiz de ingeniero, una feria con la que la universidad ha intentado atraer a alumnos de Secundaria y Bachillerato a estudiar carreras técnicas.

Se motiva a los alumnos enseñándoles que pueden trasladar su creatividad a una máquina Francisco Serradilla, profesor de la Universidad Politécnica de Madrid

"Lo que hay que trasladar, y que quizás no se está haciendo bien en los institutos, es que la ingeniería es algo muy creativo, no es una cosa solo de matemáticas y de demostrar teoremas", apunta Serradilla. En la última década, el número de alumnos en ingenierías y arquitectura ha caído un 23,3%, según los datos del Ministerio de Educación. "El problema está en el futuro. Si no ponemos remedio, habrá que importar ingenieros", advirtió Carlos Conde, rector de la Politécnica, en la presentación de la feria. Ni siquiera informática, con el empujón del mercado de las aplicaciones para móviles, se salva. "Falta gente", coincide Serradilla, "pero se puede motivar a los alumnos con sistemas muy simples, orientados a que vean que pueden trasladar su creatividad a una máquina. Eso fomenta otra manera de entender la informática, que normalmente se ve como algo mecánico y cerrado".

El grupo de investigación Mercator, en el que participa Serradilla —que además es poeta—, utiliza la tecnología de lectura de ondas cerebrales para proyectos de psicología laboral, midiendo, por ejemplo, cómo afectan las decisiones de un jefe en el rendimiento de sus empleados. Pero el trabajo de Serradilla se enmarca también en el campo de la informática creativa, que ve a las máquinas no como meras herramientas auxiliares, sino como verdaderos agentes capaces de innovar. "Una de las objeciones que se pone siempre a la inteligencia artificial es que una máquina nunca podrá crear, pero por supuesto que puede hacerlo. Otra cosa es que a un humano el resultado de esa actividad le puedan parecer más o menos creativo".

Con el casco inalámbrico en la cabeza, algunos alumnos preguntan si se pueden descargar la aplicación a su móvil, aunque no está disponible. La mirada vuelve a clavarse en la pantalla mientras su cerebro genera música. El taller toca también otro tema que, al igual que la inteligencia artificial, parece de ciencia ficción, aunque solo sobre el papel: la posibilidad de controlar una máquina con la mente. "Hay una inteligencia artificial que, más allá del interés científico por construir una máquina inteligente, tiene un objetivo de ingeniería, de resolver problemas", indica el profesor, "y está en muchos productos, aunque no nos demos cuenta. Un filtro de correo spam es inteligencia artificial".

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