_
_
_
_
_

Jubilar la contraseña por la cara

Facephi presenta una tecnología de reconocimiento facial que llegará a los bancos en 2015

Un usuario probando la tecnología FacePhi con la webcam de un portátil.
Un usuario probando la tecnología FacePhi con la webcam de un portátil.

Escriba entre 8 y 16 caracteres. Ponga mayúsculas y minúsculas. Y números. Y añada una arroba. Todo este engorroso proceso, que se repite para las redes sociales, el teléfono móvil, el portátil o la cuenta del banco se acerca a la jubilación. La respuesta: biometría. Es decir, usar una característica genuina del cuerpo como la huella, la voz o la cara.

A esta última le ha dedicado siete años FacePhi, joven empresa española que pronto se instalará en Silicon Valley y que pretende lanzarse a la conquista de la biometría sin ambiciones megalómanas. En la era del big data y de la creciente obsesión por captar todos los matices, la vía que siguen el equipo de 16 ingenieros de la empresa es simplificar: "Hay multitud de algoritmos que tienen unas exigencias técnicas imposibles para el día a día. Nosotros hemos conseguido que el reconocimiento facial funcione para webcams muy baratas, de las que pueden valer un euro", explica el jefe de investigación de FacePhi, Javier Barrachina (Muro de Alcoy, Alicante, 1984).

Las diversas demos del sistema que ofreció la empresa en su primer encuentro con la prensa en su sede alicantina, muestran un funcionamiento muy simple. Uno se pone delante de una cámara, da igual que sea la de un cajero, la del móvil o la de un portátil. El programa de FacePhi escanea las facciones con diversas fotos en microsegundos y transforma esa información en un número. La siguiente vez que el usuario se pone ante la cámara, ya está fichado en una base de datos. Sea como cliente o como moroso en caso de un banco o como propietario de un dispositivo. 

Hemos conseguido que funcione para webcams muy baratas", explica Javier Barrachina

La clave de cómo funciona este programa la dan sus tripas matemáticas. Las redes neuronales, un tipo muy peculiar de algoritmo, juegan un papel fundamental: "A mi me gusta hacer el símil de un niño pequeño. Una red neuronal es un niño que llega a un mundo del que no conoce nada. Tú le vas diciendo, esto sí, esto no... Y la vamos entrenando de esta forma", detalla Barrachina. Por esta flexibilidad de mejorar por el camino, la aplicación puede asimilar los cambios que uno sufre y seguir reconociendo la cara del usuario si engorda, se cambia el peinado o se pone o quita las gafas. "Eso sí, te tiene que ver a menudo. Es como si yo te veo dentro de año y medio y has cambiado mucho. Si te estoy viendo todas las semanas y veo cómo hablas, cómo ríes y cómo te mueves, estoy aprendiendo mucho de ti", puntualiza Barrachina. 

Esta tecnología se engloba en un boom de la biometría. No exento de polémica. Días después del lanzamiento de su iOS7, el pasado septiembre de 2013, el reconocimiento por huella dactilar que incluía era hackeado. La empresa F7, precursora de FacePhi, dijo haber instalado un dispositivo de reconocimiento facial en el Empire State y luego no pudo demostrarlo. Pero estas dudas no impiden que gigantes como IBM, Ericsson o Gartner apuesten fuerte por la biometría.

La tecnología podría aplicarse a detectar si un usuario está ebrio o cansado para conducir

En Facephi aseguran que tienen una tasa de error de uno por millón. De hecho, los bancos incluso renuncian a algunas de las seguridades que les pueden ofrecer por considerarlas demasiado específicas. Por ejemplo, su algoritmo puede reconocer la diferencia entre una foto que se plante delante de la cámara y la cara del sujeto. Pero es una opción extra que bancos con los que se encuentran negociando no ven necesaria. "Con esta opción desactivada, nuestro sistema con banca móvil exigiría que el hacker tuviera cuatro cosas para acceder a su cuenta: el móvil del usuario [la banca funciona solo para cada dispositivo que autorice el cliente], una foto en alta resolución a 30 centímetros de distancia y su pin", explica el director de proyectos de la empresa, Jorge Sanz (Madrid, 1982). En los niveles altos de umbral de seguridad, el sistema es capaz de distinguir entre gemelos.

En enero, Facephi se lo jugará todo en Costa Rica. Dos bancos de este país, Banca Mutual y Cope Servidores, asumirán su condición de cobayas del sistema para sus cientos de miles de clientes. Pero los planes es llevar su tecnología mucho más allá de los bancos, como señala Barrachina: "El cliente es el que tiene que poner la imaginación y decirnos para que quiere nuestra tecnología. Pero podríamos usarla tanto para acceder a Facebook o para conducir el coche. El sistema podría detectar tanto si estás cansado o ebrio y avisarte. Antes era ciencia ficción, pero ahora es el presente". 

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_