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Programación en las aulas: cuando 1+1 son 10

Varias iniciativas, como las del Reino Unido y la Comunidad de Madrid, se proponen enseñar a los alumnos el lenguaje informático en el colegio Los expertos debaten su utilidad, desde qué edad es más conveniente introducirlo y reclaman una adecuada formación y del profesorado

Niños con ordenadores en la clase de informática de un colegio público.
Niños con ordenadores en la clase de informática de un colegio público. CARLES RIBAS

El inglés ya no es la lengua franca que deben aprender los niños en las escuelas. Mientras los estudiantes de primaria británicos estudiarán ciencia informática y tecnología de la información, es decir, cómo crear programas o sistemas, a los alumnos madrileños de secundaria se les enseñará a crear una página web y una aplicación para móviles, diseñar un juego de ordenador, manejar la impresión en 3D y conocimientos de robótica. O al menos esos son los objetivos de ambos gobiernos.

El presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, sorprendía durante el último debate sobre el estado de la región con el anuncio de incluir la asignatura obligatoria de Programación en la Educación Secundaria. La noticia cogió por sorpresa, incluso, a los mismos docentes que se agrupan en la Asociación de Profesores de Tecnología de Madrid (APTM). Otras comunidades también se están apuntando a poner en marcha iniciativas similares. Navarra es una de las pioneras. El Departamento de Educación de esta comunidad ya anunció en primavera que, a partir del presente curso, incluiría en el currículo de la asignatura de Matemáticas de 4º y 5º de primaria la realización de sencillos proyectos de programación de software.

En el caso de Madrid, la iniciativa es el resultado, según apunta la Consejería que lidera Lucía Figar, de 18 meses de estudio de varias iniciativas escolares internacionales de este tipo, con Reino Unido a la cabeza, con cuyos responsables de Educación ha mantenido diversos encuentros. Tanto es así que fuentes de la Consejería admiten que “lo que se va a hacer en ambos sistemas, el madrileño y el británico, es bastante similar”.

El objetivo es enseñar a crear una página web y una aplicación para móviles, sepan diseñar un juego de ordenador, manejar la impresión en 3D y tener conocimientos de robótica

Sin embargo, es posible encontrar algunas diferencias entre los dos modelos, comenzando por el hecho de que en Reino Unido la asignatura se ha incorporado en el currículo escolar a nivel nacional, mientras que en España solo arranca en la Comunidad de Madrid. Preguntado en diversas ocasiones por este periódico, el Ministerio de Educación no se ha querido manifestar respecto a este tema.

Por otro lado, mientras en Madrid la experiencia arranca en Secundaria –y llevará tres años extenderla a todos los centros-, en las escuelas británicas, a los alumnos de entre 5 y 7 años de todo el país ya se les enseñará qué son los algoritmos y cómo se implementan éstos en los dispositivos digitales, se les explicará que los programas se ejecutan siguiendo instrucciones muy precisas (sin cabida para la ambigüedad) e, incluso, a crear y compilar sus primeros programas.

Tras la reunión que mantuvo este mismo mes la APTM con los representantes de la Consejería que lideran este proyecto, “la sensación es de improvisación total”, sostiene Díez. “En principio, van a mantener la asignatura de Tecnología en 3º y 4º de la ESO, y ya en 1º y 2º de Bachillerato impartirán Programación como asignatura independiente”. En cuanto al contenido, continúa Díez, “no tienen muy claro qué se va a impartir y, de hecho, nos pidieron ideas al respecto”. Cada uno de los 15 centros en los que este curso se está impartiendo Programación, según el representante de la APTM, “está a su aire, haciendo lo que buenamente puede con lo que buenamente puede”.

Programar, ¿para qué?

Desde el Gobierno de Ignacio González señalan que “todos los estudiantes necesitarán un mínimo de estos conocimientos para afrontar bien preparados su futuro laboral, al igual que necesitan matemáticas o inglés, aunque no vayan a ser matemáticos o traductores”. Fuentes de la Consejería entienden por programar, “estructurar acciones complejas en pasos simples” y precisan que “no se trata solo de aprender a codificar en un determinado lenguaje, se trata de que aprendan a crear y resolver sus problemas utilizando entornos digitales”.

Ni estudio ni trabajo... monto empresas

Luis Iván Cuende acaba de publicar un libro titulado "Tengo 18 años y ni estudio ni trabajo: ¡Monto empresas y vivo haciendo lo que me gusta!". Con tan sólo 16 años, se alzó con el l premio al mejor hacker adolescente de Europa durante la Campus Party de Berlín. Cuatro años antes, ya había desarrollado Asturix, su propio sistema operativo open source, y a estas alturas y únicamente con el bachillerato ya ha fundado cuatro empresas, dos de ellas de gran éxito (Cardwee y Meetpays), y ha sido consejero en la Comisión Europea.

Cuende opina que haber incluido la asignatura de Programación “es una buena iniciativa, pero no es el enfoque correcto”. Desde su punto de vista, “debería estar a lo largo de todo el currículo y no ser únicamente una asignatura aislada”. De esta manera, “aunque no hay que esperar que salgan grandes programadores, la gente sí sabría mejor cómo funcionan las cosas, qué hay detrás de todo el proceso con el que, por ejemplo, a veces roban dinero por Internet”, apunta.

En cualquier caso y por encima de iniciativas públicas, este emprendedor anima "a los jóvenes de 13, 14 y 15 años a no centrarse tanto en su ámbito escolar, que sean autodidactas, que busquen información por su cuenta". Una teoría que él mismo puso en práctica –se puede comprobar en su propio timeline-, a pesar de que "en Asturias no era sencillo acceder a muchos recursos porque allí, además de vacas y sidra, no hay mucha tecnología".

Lluis Toyos, programador y editor del blog BricoTic.com y uno de los que más ha evangelizado con llevar la programación a las aulas –así lo expuso en el último TEDxGijon- va más allá y considera que “la programación, entendida como algoritmia, nos enseña a saber pensar, a razonar”. Desde su punto de vista, “ni siquiera hacen falta ordenadores, basta una hoja de papel para enseñar ese conjunto de herramientas y dinámicas con las que desarrollar algoritmos”.

Algo con lo que no todo el mundo está de acuerdo. El filósofo y educador Javier Tello afirma que “se pretende crear futuros trabajadores cortados al perfil de un mercado laboral muy específico, limitando sus opciones intelectuales”. Este profesor considera “un engaño” que mientras se retira de los planes de estudio la asignatura de Filosofía, “que es la fundamentación del resto de las Ciencias”, se esté introduciendo la de Programación. “No creo que a la lógica a la que se llega con Programación no sea posible llegar a través de las Matemáticas, la Física o la propia Filosofía”, explica el docente.

Díez precisa: "En la Asociación de Profesores de Tecnología no apostamos por una asignatura independiente, sino por reforzar la actual asignatura de Tecnología, que no sólo cubre informática, sino también materiales, hidráulica, etcétera”. Díez considera que “programar por programar, no solo no tiene sentido sino que no tiene utilidad práctica” y, por esta razón, cree que sería mucho más enriquecedor “hacerlo con un fin concreto”, que los alumnos pudieran, por ejemplo, “construir la maqueta de un puente levadizo manejado por un programa y una controladora, con todas sus variables de si pasan coches o barcos, pero en cuya elaboración entren en juego más disciplinas que la informática”. En resumen, la APTM apuesta más por una educación básica más fuerte y plural en lugar de introducir la especialización prematuramente.

No todo el mundo puede ser programador, ni tiene por qué interesarle”, opina un experto

Ricardo Galli, conocido por ser el programador y fundador de Meneame.net, también es doctor en Informática y profesor en el departamento de Ciencias Matemáticas e Informática de la Universitat de les Illes Balears y se desmarca al asegurar que la programación supone “un gran aporte intelectual, dado que requiere de un razonamiento lógico muy preciso” y subraya que ya iba siendo hora de “dejar de enseñar la Informática como una herramienta cuando se trata de una ciencia”.

Sin embargo, para Galli es necesario establecer diferentes grados, puesto que “no todo el mundo puede ser programador, ni tiene por qué interesarle”. Así, los planes de la Consejería de Lucía Figar pasan por que “a partir de 4° de la ESO haya distintos niveles de aprendizaje de programación, en función del itinerario de estudios que elijan los alumnos. Para los futuros ingenieros, lógicamente, será un nivel más alto”.

Toyos, por su parte, mira más hacia el modelo británico, apuntando que “la medida debería haberse implantado desde la educación primaria, introduciendo a los niños en la programación con juegos como Lightbot”. Sin embargo, Díez advierte que “no es hasta los 12 años cuando los niños más desarrollan su pensamiento lógico-abstracto”, el mismo que es necesario para sacar partido a la programación. Todo lo que se imparta antes, “hará que los niños se queden con la copla, como cuando aprendemos de memoria las tablas de multiplicar, pero sin ni siquiera entender qué es multiplicar”.

Herramientas open source

El Gobierno británico ha invertido 1,4 millones de euros para la formación solo del profesorado de primaria. A ello se suman, además, aportaciones de Google o Microsoft

El ministerio de Educación británico ha considerado oportuno diferenciar dos áreas a lo largo de la asignatura de Programación: por un lado, ciencia informática, a través de la cual se enseña cómo trabajan los sistemas digitales; por otro, tecnología de la información, mediante la que se muestra cómo crear programas, sistemas y una amplia gama de contenido digital.

En Madrid, los objetivos marcados por el Gobierno de Ignacio González pasan por que cuando los alumnos finalicen su educación secundaria sepan crear una página web y una aplicación para móviles, sepan diseñar un juego de ordenador, manejar la impresión en 3D y tener conocimientos de robótica.

Con este propósito, el punto de partida de esta nueva asignatura va más allá del código binario (que sólo consta de 0 y 1 y cuya representación del número 2 sería 10) y será la programación de bloques, con software libre como Scratch o, para el desarrollo de aplicaciones móviles, AppInventor. La finalidad es que los estudiantes conozcan la lógica de la programación reduciendo la curva de aprendizaje que implicaría aprender la sintaxis.

Scratch es un lenguaje con el que es posible crear historias interactivas, juegos y animaciones, pudiendo compartirlos después en Internet. Tan sólo es necesario mover piezas autoajustables con atributos para animar objetos que se encuentran en el escritorio, todo ello de un modo muy intuitivo. Aunque es ideal para los más jóvenes su nivel de complejidad puede elevarse, llegando a desarrollar aplicaciones de realidad aumentada.

AppInventor –sólo disponible para plataforma Android-, hace lo propio para las aplicaciones móviles, con bloques de color azul (para modificar variables o propiedades de un objeto) o naranja (para llamar a funciones). Con ambos programas, el estudiante aprende a establecer valores y variables del tipo de if-then (si-entonces), por ejemplo.

En el caso del diseño de páginas web, se primará el aprendizaje de HTML5 y, para la robótica, al igual que existe software libre, se empleará el hardware libre Arduino. Se trata de un microcontrolador que posibilita controlar motores, leds de iluminación sensores, etc. y con el que es posible construir, incluso, un dron. Simplificando, es lo que para muchos ya se ha convertido en el bricolaje de los nativos digitales, si bien es cierto que, aunque hay muchos programas ya desarrollados en la comunidad open-source (código abierto), sí requiere de un conocimiento más amplio. Este es el motivo por el que, incluso en la formación del profesorado para impartir la asignatura, se ha dejado para el último de los tres módulos que componen su nueva formación docente.

Madrid ha anunciado la inversión de 16 millones de euros en cuatro años para equipar a los centros con impresoras 3D, kits de robótica o simuladores

Aunque las herramientas principales con las que se desarrollará la asignatura de Programación pertenecen a lo que se ha denominado comunidad open source –por lo general más económicas que las comerciales-, las escuelas madrileñas habrán de equiparse para poder cumplir con su objetivo. Consciente de ello, el Gobierno regional ha anunciado la inversión de 16 millones de euros durante los próximos cuatro años, destinados a equipar a los centros educativos con impresoras 3D, kits de robótica o simuladores, entre otros. Una inversión que no sólo habrá de ir a estos equipos sino, incluso, a los propios ordenadores.

A pesar de que la Consejería niega un déficit de equipos asegurando que “todos los centros educativos públicos de la Comunidad de Madrid están dotados de aulas informáticas”, lo cierto es que junto con Murcia, Madrid es la Comunidad Autónoma donde menos ordenadores por alumnos hay de media en las aulas, según la Estadística de la Sociedad de la Información y la Comunicación publicada por el Ministerio de Educación. Mientras Comunidades como el País Vasco, Extremadura o Andalucía cuentan con un ordenador para cada 1,7; 1,8; y 1,9 alumnos, respectivamente, en Madrid cada ordenador lo comparten 6,2 alumnos.

Telefónica, tras la formación del profesorado

Una de las grandes incógnitas que se ciernen sobre el anuncio es si existe profesorado lo suficientemente formado. Ahí radica, precisamente, otra diferencia respecto al modelo británico, cuyo Gobierno ha invertido más de 1,1 millones de libras (unos 1,4 millones de euros) para la formación solo del profesorado de primaria. A ello se suma, además, la aportación de iniciativas privadas como las de Google con 100.000 libras (126.000 euros) o Microsoft con 334.000 libras (423.000 euros).

Los profesores de Tecnología de Madrid denuncian improvisación y fines puramente electoralistas

Un portavoz de la Consejería de Lucía Figar afirma que “no solo existen cientos de profesores ya capacitados para impartir la asignatura de Programación” sino que “a los que necesiten formación se les va a ofrecer un plan a partir de este mismo mes de octubre, obviamente sin coste para el docente”. Para ello, el Gobierno de Ignacio González ha confiado la formación a Telefónica y su división Telefónica Learning Services (TLS) –sin coste para el erario público-, que a través de la plataforma de cursos sobre programación y robótica Code Madrid, formará a 1.500 profesores del área de Tecnología en la primera promoción, cuyas clases arrancan el próximo 30 de octubre “con interés, incluso, internacional”, apuntan desde TLS. La formación consta de tres módulos por niveles de 50 horas cada uno (10 horas de talleres presenciales) y el último de ellos no arrancará hasta marzo o abril del año que viene.

Estas mismas fuentes de TLS destacan “la complejidad de enseñar a los profesores, mucho más complicado que a un niño, primero porque ya tienen sus estructuras mentales formadas y, además, porque en el área de Tecnología no sólo está la parte informática, sino que nos estamos encontrando con profesores que saben más de madera, por ejemplo”. Dicho de otro modo, las diferencias de nivel y conocimiento digital por parte de los docentes que acuden a los cursos de formación son muy significativas, “lo que nos obliga, incluso, a modificar el lenguaje que empleamos”.

Precisamente por esta heterogeneidad, desde TLS afirman que “hemos hecho especial hincapié en crear una comunidad de profesores y alumnos que intercambien conocimiento. Los tres módulos de que se compone la formación se basan en vídeos tutoriales elaborados por TLS, evaluaciones entre pares, tests de refuerzo y, como elemento clave, “la posibilidad de realizar prácticas en real al mismo tiempo que se está explicando la teoría”.

Code Madrid se inspira en iniciativas como Code.org que surgieron bajo el auspicio de Mark Zuckerberg o Bill Gates, y ha contado con la colaboración del ingeniero David Cuartielles, uno de los inventores del sistema Arduino. Sin embargo, la participación de la compañía que preside César Alierta no es del agrado de todo el mundo.

David Díez, de la APTM, sugiere la puerta de entrada de la privatización en la formación del profesorado, hasta el punto de que “la versión que nos contó la Consejería es muy distinta de la de Telefónica, pues lo que a nosotros nos dijeron es que lo único que cedía gratuitamente la operadora era la plataforma –a pesar de que nosotros ya contamos con una propia- y que los contenidos eran de la Consejería. ¿Dónde van a quedar ahora los antiguos CAP (Centro de Apoyo al Profesorado), ahora CTIF (Centro Territorial de Innovación y Formación)?”. Díez cree que detrás de este anuncio, “con marcado tinte electoralista, se está dando entrada en la Educación a empresas privadas y, tanto es así, que en la reunión con la Consejería nos avanzaron que estaban negociando con la empresa Bq para suministrar los equipos de hardware”.

Ricardo Galli es uno de los primeros sorprendidos y se pregunta “qué pinta Telefónica en la asignatura de Programación”, lamentando que “alrededor de estas iniciativas tan positivas siempre surjan los populismos, los ‘modernismos’ y las empresas que se arriman al calor de los anuncios”. Asimismo, “el hecho de que no sea el Estado sino una empresa privada (y sus objetivos de rentabilidad) la que esté detrás de la formación del profesorado es”, desde el punto de vista de Javier Tello, “un motivo más para sospechar que detrás de la asignatura de Programación hay otros intereses más allá que los del puro conocimiento”.

Fuentes de TLS, en cambio, encuadran el proyecto dentro de su estrategia de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) y llama la atención sobre otras iniciativas que desarrolla en el ámbito educativo, como Talentum Schools, con la que Telefónica busca “promover el desarrollo de niños y adolescentes como creadores de tecnología desarrollando su creatividad y su capacidad de innovación”. Para ello, la compañía “sigue un enfoque de “aprender haciendo” con talleres gratuitos en las tiendas Movistar relacionados con áreas como las aplicaciones móviles, la programación, realidad aumentada o robótica”.

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