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Próxima frontera en Internet: la ‘nube’

Amazon es el gigante en cabeza para hacerse con el negocio del almacenamiento de datos, valorado en 136.000 millones

Guillermo Altares
Una técnica de Google trabaja en un centro de datos en The Dalles (EE UU).
Una técnica de Google trabaja en un centro de datos en The Dalles (EE UU).ap

Internet está en las nubes. En el sentido literal. La vida cotidiana en la Red de cualquier usuario que escuche música en Spotify, envíe un mensaje de WhatsApp o de una empresa que maneja millones de megas depende cada vez más de servidores remotos que almacenan y procesan una cantidad ingente de información: la nube. Ya sea el Barça para gestionar una venta masiva de camisetas o Netflix para ofrecer sus películas a millones de usuarios, la nube se ha convertido en el principal factor de desarrollo en Internet. Eric Schmidt, de Google, definió recientemente el futuro de la Red como un mundo "dominado por los teléfonos inteligentes, una red muy rápida y la nube". A mediados de abril, Amazon anunció por primera vez los resultados de su división que se dedica a la nube, Amazon Web Services (AWS), que le ha generado unos ingresos de 4.400 millones de euros en 2014, con un crecimiento interanual del 50%. Para The Economist, estos datos demostraban que "la nube ha alcanzado la mayoría de edad".

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La nube (los informáticos prefieren la voz inglesa cloud) permite a los particulares acceder a sus datos desde cualquier dispositivo. A las empresas les ayuda a ofrecer una cantidad mayúscula de información con muy poca infraestructura, así como almacenar y procesar esos datos a mayor velocidad y menor coste. Sin embargo, también tiene sus problemas: no es una decisión sencilla ceder la información sensible a un tercero, por muy protegida que esté, y la seguridad. Por muchas medidas que se tomen, el que todos los datos estén en un mismo lugar los convierte en un botín muy jugoso. El caso más extremo fue el llamado celebgate; en 2014, unos hackers entraron en la nube de Apple y se hicieron con miles de fotos íntimas de famosas. "Nuestros recuerdos, nuestra vida está cada vez más en la nube", explica Isaac Hernández, responsable en España de la división de Google dirigida a las empresas. Los gigantes de Internet se disputan el jugoso y creciente mercado –que la consultora estadounidense Gartner ha valorado en 136.000 millones de euros para 2015– en el que ya han entrado los particulares, las pymes, las Administraciones, como el Ayuntamiento de Barcelona, o grandes compañías como BBVA o Mapfre. Por ahora, Amazon es de lejos la principal empresa, con un 28% de cuota de mercado en 2014, frente a un 10% para Microsoft y un 7% para IBM. El siguiente paso, según Gartner, será el Internet de las cosas: objetos (neveras, televisiones, móviles, tabletas, coches...) conectados a través de la nube. Según esta consultora, en 2020 habrá 26.000 millones de objetos conectados a la Red. "La nube es un habilitador del Internet de las cosas", corrobora Guillem Veiga, responsable de Amazon Web Services para España.

Las grandes compañías de la nube ofrecen diferentes tarifas según la rapidez de acceso a los datos, y tienen servicios, llamados de congelador, a través de los que un número inmenso de información puede conservarse a un precio muy bajo, con la única desventaja de que la velocidad de procesamiento es un poco más lenta. Ramón Arbós, de la consultora Deloitte, añade: "La nube ha ayudado a crear muchas start-ups y tiendas virtuales porque pueden empezar enseguida y con poco presupuesto". Para Veiga, de Amazon, la clave del crecimiento de la nube se basa tanto en la cantidad de información almacenada como en la flexibilidad: por ejemplo, una empresa como la turística Airbnb no necesita los mismos gigas en verano que en temporada baja.

El Gobierno español ha lanzado un programa para impulsar el uso de la nube entre las pymes. En la explicación de este programa, el instituto oficial Red.es, dependiente del Ministerio de Industria, explica: "La Comisión Europea estima que la adopción generalizada del cloud computing podría impulsar el producto interior bruto de la UE en 160 millones de euros al año y crear alrededor de 3,5 millones de empleos hasta 2020".

Un informe de la consultora Deloitte publicado en 2014 asegura que el 58% de las compañías españolas ya utiliza la nube. La misma encuesta revelaba que un 48% de las que no lo hacían tenían previsiones de implantar el modelo en los próximos dos años, un 26% lo estaba estudiando y otro 26% ni se lo planteaba. "El estudio nos ratifica que la mayoría de las compañías está presente", explica Ramón Arbós, de Deloitte. Sobre el uso de la nube por parte de particulares, los datos más recientes son del Instituto Nacional de Estadística, en la encuesta de 2014 sobre equipamiento y uso de tecnologías de la información y comunicación en los hogares: un 30,9% de los usuarios de Internet utiliza espacios de almacenamiento en la nube y un 26% comparte archivos con el mismo sistema. En total, 8,5 millones de usuarios utilizan servicios en la nube.

En las tres dimensiones, la nube se traduce en las llamadas granjas de servidores, inmensos centros de almacenamiento de datos. Aunque gran parte de esta información es confidencial, Isaac Hernández, el ejecutivo de Google explica que esta compañía, por ejemplo, dispone de 14 centros de datos en todo el mundo y que cualquier información está almacenada en, por lo menos, 5 de ellos para que, en caso de desastre, no se pierdan. Desde que Edward Snowden revelara el espionaje masivo, Hernández explica que "han intensificado las medidas de seguridad" y, sobre todo, de encriptamiento.

En el caso español, los datos no sólo tienen que estar a buen recaudo, sino que no pueden salir de la UE. "No sólo hay que tomar una serie de medidas de seguridad, sino tener en cuenta el tipo de información que nos llevamos", asegura Mariano J. Benito, responsable de seguridad de la empresa GMV, especializada en desarrollos tecnológicos aplicados a las empresas, y coordinador del Comité Técnico Operativo de Cloud Security Alliance España. "Eso requiere que las empresas de cloud proporcionen información al cliente sobre el lugar físico donde se encuentran, que ahora mismo no están facilitando siempre".

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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