_
_
_
_
_
PATIO DE VECINOS

Uber, a la caza de Amazon

Lucha por la entrega de compras en el menor tiempo posible

Travis Kalanick , consejero delegado de Uber, durante una conferencia en China.
Travis Kalanick , consejero delegado de Uber, durante una conferencia en China.CHINA STRINGER NETWORK (REUTERS)

En Silicon Valley no existen los problemas, son la palabra prohibida. En su lugar se refieren a fricciones, que suena mucho más suave. El floreciente mundo del comercio electrónico ha descubierto que tiene un punto flaco que espanta a los clientes. Se trata de la fricción de la última milla. Ese tramo final que va desde que el camión de reparto aparca hasta que el cliente tiene el producto en la mano es el gran rompecabezas de los grandes de la venta online.

Amazon, en un golpe mediático genial, hizo saber que pretendía resolverlo usando drones ligeros que depositasen los paquetes en el jardín de destino. En España la broma fue fácil: alguien se dedicaría a disparar con la escopeta de perdigones o quizá lo robaría para quedárselo como trofeo. Eso, suponiendo que tuviera sentido usarlo en un país en el que la casa con jardín no se estila.

Uber, de manera inesperada, ha decidido sumarse a esta batalla. Cuando en diciembre de 2014, casi la última noche del año, decidió dejar su plan inicial de transportar pasajeros en España, mantuvo la sucursal abierta. En marzo, durante el Congreso Mundial de Móviles, sorprendió con Uber Eats, un servicio de entrega de comida caliente en menos de diez minutos. Se ofrecen solo dos recetas y se cobran solo ocho euros. La acogida fue tal que Uber lo ha exportado al barrio financiero de San Francisco, a Manhattan y San Diego. En Estados Unidos ya habían probado a repartir helados por un día. O gatitos para acariciarlos en casa durante unas horas. Xiaomi, el fabricante de móviles asiático de moda, optó por una fórmula peculiar para vender su último modelo. En Shangái el terminal se entregaba en un coche de Uber. El éxito de la iniciativa ha hecho que Uber se lo tome en serio. Quiere repartir productos.

En San Francisco, en la franja que va del Embarcadero a la calle Fillmore, por las mañanas, no es extraño ver a conductores cargados de bolsas y embalajes. No es que compitan con Fedex o UPS, tan solo están haciendo pruebas para, antes de final de año, ofrecer ropa y complementos de moda con entrega en el mismo día.

Amazon, acostumbrada a dominar el mercado a placer, ha tomado medidas. Está construyendo un almacén en Oakland, al otro lado de la Bahía de San Francisco. Lo hace para ser capaz de realizar entregas en menos de dos horas.

Antes de Navidad, momento álgido de las ventas, la batalla estará servida. Quede como quede este enfrentamiento, ya hay quien está pensando en la siguiente fricción. Liderada por una pequeña startup radicada en el barrio de SOMA, Shyp, pretende resolver el otro dilema de la compra online. La devolución de una prenda que no es de nuestra talla o no se ajusta a lo anunciado. Basta con hacer una foto con el móvil del objeto en cuestión para que, en menos de media hora, un mensajero venga a recogerlo para hacérselo llegar al vendedor. Ni Amazon ni Uber se han pronunciado al respecto, todavía.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_