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Fairphone 2, un teléfono a piezas para atajar la explotación laboral

La empresa busca que sus móviles tengan una vida útil superior a la de otros productos del sector

Valoración

Calidad-precio: 5 sobre 5.

Diseño: 4 sobre 5.

Innovación: 4 sobre 5.

Manejo: 4 sobre 5.

Extras: 3 sobre 5.

Fairphone es una empresa holandesa que antepone la responsabilidad social sobre otros criterios en la fabricación de teléfonos móviles. Hemos probado durante una semana su segundo producto: el Fairphone 2, que se puede comprar ya para recibirlo en febrero. Lo más importante de este teléfono es que la empresa intenta mejorar las condiciones laborales de los trabajadores que, directa o indirectamente, participan en el proceso de fabricación. Entre sus objetivos también está el de lograr que sus móviles tengan una vida útil superior a la de otros productos del sector.

Para ello es clave su diseño modular. Una característica en lo que también Google está trabajando a través del denominado Proyecto Ara. Esta cualidad permite que las piezas del aparato puedan ser reemplazadas fácilmente. Lo que permite evitar la visita al servicio técnico en caso de avería de un componente. La empresa suministra los repuestos necesarios y basta con un destornillador para sustituir el componente afectado. De hecho, el Fairphone 2 ha sido el único producto que ha logrado un 10 en iFixit, la empresa que analiza la facilidad con la que es posible reparar un dispositivo electrónico.

Lo primero que llama la atención al sacar el móvil del cuidado embalaje con el que viene presentado es que su carcasa trasera está desmontada, dejando ver así sus entrañas. Una buena forma de demostrar que estamos ante un dispositivo de código abierto. También resulta curioso que el aparato venga sin un cargador. Una decisión que la empresa adopta por el impacto ambiental que supone agregar un accesorio que muy probablemente el cliente ya tiene.

Lo primero que llama la atención al sacar el móvil del cuidado embalaje con el que viene presentado es que su carcasa trasera está desmontada, dejando ver así sus entrañas. Una buena forma de demostrar que estamos ante un dispositivo de código abierto.
Lo primero que llama la atención al sacar el móvil del cuidado embalaje con el que viene presentado es que su carcasa trasera está desmontada, dejando ver así sus entrañas. Una buena forma de demostrar que estamos ante un dispositivo de código abierto.

La carcasa del teléfono, realizada en goma, le da un aspecto tosco, pero también produce la sensación de protegerlo eficazmente en caso de caídas y golpes. Fairphone vende diversos modelos de carcasas impresas en 3D, aunque también es posible descargar el archivo con el diseño que más nos interesa para imprimirlo por nuestra cuenta.

El móvil viene con Android 5.1 de serie, pero desde Fairphone aseguran que será actualizado a Android 6 este año. La experiencia de uso se asemeja bastante a una versión de Android pura, como las de los teléfonos Nexus de Google, aunque incorpora algunos complementos interesantes.

Lo mejor y lo peor

Lo mejor:

- El compromiso social en la fabricación

- La facilidad para repararlo

- Es sencillo probar otros sistemas operativos

- Android aparece casi limpio

Lo peor:

- Apariencia demasiado tosca

- La cámara

- Android 6 aún no está disponible

- El precio es un tanto inaccesible

Uno de ellos está relacionado con la seguridad. Cuando instalamos una aplicación el Fairphone 2 nos permite regular el uso que esta hace de las opciones de privacidad. También se ha añadido una función que nos indica el tiempo que hemos pasado en “libertad” sin usar el móvil desde la última vez que interactuamos con él. Además, incorpora un gestor de aplicaciones, que nos ha parecido muy cómodo de usar, para acceder a las últimas aplicaciones instaladas y saber las que menos utilizamos.

Al margen de estas herramientas, Android aparece intacto. Incluso la aplicación de cámara es la original de Google. La limpieza del sistema operativo parece ser una de las claves del buen rendimiento que hemos percibido en el terminal. El teléfono utiliza un procesador Qualcomm Snapdragon 801 de cuatro núcleos y 2.26 Mhz.

Este procesador, junto a los dos gigas de memoria, hacen que el teléfono pueda rendir con suficiente fluidez, incluso realizando tareas más o menos complejas, aunque también es cierto que el Fairphone 2 no transmite la misma sensación de agilidad de algunos terminales de alta gama.

Su pantalla de cinco pulgadas con resolución Full HD no sobresale de lo que podemos encontrar actualmente en muchos teléfonos de gama media. Pero en ningún caso puede decirse que la fidelidad de los colores que muestra o su potencia luminosa sean decepcionantes.

Lo que sí hemos comprobado es que, ocasionalmente, se produce algún comportamiento extraño. Por ejemplo, al bajar el brillo de la pantalla al máximo se observa en una ocasión cierta vibración en la imagen, algo que se solucionó al reiniciar el aparato. Un fallo reconocido por la propia empresa que será solventado mediante una actualización. También echamos de menos pulir ciertos aspectos en lo que al software se refiere.

Por ejemplo, la cámara de ocho megapíxeles que equipa el Fairphone 2, a pesar de tener un sensor Omnivision con un tamaño de pixel de 1,4 micras, una cifra superior a la de muchos teléfonos de alta gama, se echa a perder por el procesado de la imagen. Incluso a plena luz del día se perciben más de la cuenta los píxeles de la imagen. Tampoco la velocidad de enfoque es demasiado rápida. La grabación de vídeo, con resolución Full HD, arroja unos resultados similares.

Mejores noticias tenemos en lo que a la capacidad de almacenamiento se refiere. El teléfono cuenta con 32 gigas de memoria interna que son ampliables mediante tarjetas Micro SD. También cuenta con la posibilidad de usar dos tarjetas SIM para gestionar dos números de teléfono. Respecto a la batería, fácilmente desmontable, tiene una capacidad de 2.420 mh. En la práctica la carga permite un día de uso utilizando con frecuencia el dispositivo, pudiendo alargarse la autonomía algo más si lo usamos moderadamente.

En contraste con sus características técnicas, que no despuntan frente a lo que podemos encontrar en muchos terminales de gama media más económicos, resulta bastante interesante que la empresa haya difundido el código interno del aparato para facilitar a los desarrolladores que adapten sistemas operativos alternativos para funcionar en el móvil. De hecho, Fairphone ha colaborado con otra empresa europea, la finlandesa Jolla, para que su sistema Sailfish OS pueda instalarse fácilmente en el teléfono.

En definitiva, si nos fijamos únicamente en la hoja de especificaciones técnicas estamos ante un teléfono cuyos componentes son equilibrados pero que no aporta nada especial. Sin embargo, es destacable el esfuerzo por mejorar la vida de los trabajadores, el cuidado del medioambiente y por el cliente.

Aunque su precio, 529 euros, no es apto para todos los bolsillos, esta cifra se ve compensada en parte por la mayor vida útil del dispositivo. El Fairphone 2 también puede interesar a todos aquellos que quieren invertir su dinero en un teléfono con el que rebasar las fronteras que Google impone en Android utilizando fácilmente otros sistemas operativos.

Cómo implantar el comercio justo en la electrónica

R. P.

La empresa que fabrica el móvil más conocido del mundo, Apple, implantó un programa de responsabilidad social de proveedores tras las siniestras noticias que se produjeron por las inhumanas condiciones de trabajo y suicidios de los trabajadores de Foxconn, la empresa que ensambla el iPhone en China.

“Limitamos los horarios semanales a 60 horas, salvo en circunstancias excepcionales, con al menos un día de descanso cada siete días. Las horas extra deben ser totalmente voluntarias”. Este texto aparece en la web de Apple y nos pone sobre la pista de que producir un iPhone lleva aparejado jornadas laborales de seis días a la semana y 10 horas diarias.

Si esto sucede en la fabricación de un móvil con un gran margen de beneficio, es fácil imaginar lo siniestras que pueden ser las condiciones laborales de los trabajadores que fabrican teléfonos que por poco más de 100 euros ofrecen prestaciones verdaderamente sorprendentes.

El español Miquel Ballester es uno de los cofundadores de Fairphone. En una entrevista realizada por Skype explica que “Fairphone lo toma desde otro punto de vista. Somos una empresa para intentar cambiar la realidad. Estamos intentando solucionar los problemas, aunque tanto nosotros como cualquier empresa solo somos un elemento más de la industria. Las jornadas de 60 horas son un estándar del sector y ni siquiera Apple puede cambiar eso”.

La herramienta que ha utilizado Fairphone para atajar la explotación laboral en la fabricación de su primer teléfono fue crear un fondo social con su principal proveedor. En la dotación económica de este fondo participaron ambas partes con un cincuenta por ciento. Los trabajadores de la empresa elegían democráticamente a que se destinaba el dinero, pudiendo emplearlo en mejorar los salarios o para otros fines. Un esquema que están intentando repetir con el Fairphone 2. La empresa también proporciona formación para mejorar las relaciones laborales en algunas de las empresas con las que colabora.

Ballester apunta que para producir el Fairphone trabajan con 80 proveedores. En algunos casos no es posible tener una relación directa con ellos. Ciertos componentes se compran a través de intermediarios porque los que los fabrican solo venden directamente un gran número de unidades, algo que una pequeña empresa del sector como Fairphone no puede afrontar. Lo que sí hacen es informarse de las condiciones laborales de las empresas a través de organizaciones no gubernamentales. La minería es también una de las áreas que preocupa a Fairphone. La empresa trabaja con materiales que no han sido obtenidos en zonas de conflictos bélicos, por las consecuencias negativas que eso tiene para los que los extraen.

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