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“Lo preocupante del Internet de las Cosas es la seguridad, que nos pirateen la casa”

Sanjay Sarma, profesor de Ingeniería Mecánica en el MIT y vicepresidente para el Open Learning, hace un repaso a las implicaciones de la tecnología en nuestra vida diaria

Sanjay Sarma, en la inauguración del curso académico de la IE University School
Sanjay Sarma, en la inauguración del curso académico de la IE University SchoolRoberto Arribas

Sanjay Sarma es profesor de Ingeniería Mecánica en el MIT y vicepresidente para el Open Learning. Ha sido uno de los precursores del Internet de las Cosas. Además, dirige la Office of Digital Learning (Oficina del Aprendizaje Digital) que supervisa y apoya el desarrollo y el uso de la tecnología digital para la enseñanza en el campus y en los cursos online (MOOCs, por sus siglas en inglés).

Sarma asistió hace unos días a la ceremonia de apertura del curso académico 2016/2017 de la IE University en Segovia, para hablar a los futuros estudiantes sobre el nuevo grado en Gestión de Sistemas de la Información que ofertará la universidad. En la inauguración, coincidió con el historiador británico sir John Elliot, Premio Príncipe de Asturias en 1996.

 Pregunta. ¿Cómo define el Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés)?

Respuesta. El Internet de las Cosas es un conjunto de tecnologías que te permite conectarte y poner inteligencia, como si fuera un polvo mágico que soplas sobre los objetos para hablar con ellos y que interactúen entre sí. Los objetos establecen el ecosistema y permiten que un nuevo y fascinante mundo se adapte a ti, para hacer la vida más sostenible, segura y saludable; para ser más eficiente, de mejor calidad, más confortable. Eso es el Internet de las Cosas, el polvo mágico que acerca la tecnología a las cosas que no imaginabas que la tecnología podía tocar.

"Los gobiernos deben actuar como un agente que facilite espacios públicos para poner a prueba el Internet de las Cosas, como parques o aparcamientos

 P. ¿Es un concepto sin una definición adecuada?

R. Sí. Desde mi punto de vista, el Internet de las Cosas no es una tecnología o una plataforma en particular. Es una familia de tecnologías. Pero, sobre todo, es un lenguaje de diseño para imaginar el futuro de nuestro mundo.

 P. ¿Cómo se explica el Internet de las Cosas a una persona que nunca ha estado conectada a las tecnologías?

 R. Imagina que le dices a una persona de 60 años: “Quiero conectar esta silla a Internet”. Se va a reír de ti. Pero si se lo dices a un estudiante de 18 años del MIT, dirá “claro”. Además, te dirá “puedo poner sensores en tu silla, ver si has perdido peso, la postura en la que te sientas, las veces que te has levantado…”.

P. ¿Cuáles pueden ser las consecuencias de estar conectado al Internet de las Cosas?

R. Hay un montón de consecuencias positivas, ahorrarás energía, estarás más seguro, la vida puede ser mejor..., pero eso pasa con todas las tecnologías. Lo que me preocupa es la seguridad, que pirateen nuestro sistema, que se hagan con el control de mi casa, por ejemplo. Eso puede ser un problema.

P. ¿Y el estrés?

R. Cualquier tecnología puede causar estrés. Creo que si el Internet de las Cosas es perturbador para nuestras vidas, por ejemplo, si tienes dos correos electrónicos y estás recibiendo mucha información, entonces es estresante. Lo que tenemos que hacer es encontrar una forma de implementar el Internet de las Cosas y reducir el estrés.

P. ¿Es necesario que los gobiernos intervengan en el Internet de las Cosas, creando leyes, por ejemplo?

R. Creo que los gobiernos deben actuar como un agente que facilite espacios públicos para poner a prueba el Internet de las Cosas, como parques o aparcamientos. Debe ser un reto para los estudiantes, para los emprendedores, para los tecnólogos… pensar sobre el futuro. Por ejemplo, nosotros estamos en Segovia ahora mismo, que es una ciudad turística. Supongamos que no tiene señales viales, ni la dirección de las calles…¿cómo se orientan los visitantes? Muy fácil: utilizando el GPS del smartwatch, unas pequeñas vibraciones de la correa de nuestro reloj podrían indicarnos cuándo doblar a la derecha, cuándo seguir de frente… Esas vibraciones deberían producirse unos 50 metros, más o menos, antes de cambiar de dirección para saber que tenemos que hacerlo.

"Tenemos que hacerlo más asequible y seguro y proteger nuestra privacidad

 P. En su artículo El Internet de las Cosas, mapa hacia un mundo conectado, habla sobre la necesidad de establecer paradigmas para un uso e implementación efectivos ¿Cuáles son esos paradigmas?

R. Estaremos en problemas si el Internet de las Cosas no es seguro, si es caro de mantener, si tiene errores, etcétera. Tenemos que hacerlo más asequible, más seguro y tenemos que proteger nuestra privacidad. Estos principios son fundamentales. El Internet de las Cosas es una familia de tecnologías, pero no hay un diseño de la arquitectura todavía.

P. ¿Cuál será el futuro del Internet de las Cosas?

R. El Internet de las Cosas está pasando, no lo podemos evitar. Cada día una nueva tecnología se está creando. Todo es de forma gradual, no te das cuenta del cambio, pero en tres o cinco años mirarás hacia atrás y te sorprenderás de cómo las cosas han cambiado. No serás capaz de imaginar una vida sin mucha de esas tecnologías. El futuro está pasando. El reto será mirar hacia ese futuro y asegurarnos de que vale la pena y de que lo queremos.

P. En su opinión, ¿qué áreas se desarrollarán más?

"Los objetos establecen el ecosistema y permiten que el mundo se adapte a ti

R. Creo que serán varias áreas, diferentes “islas”, conectadas entre sí. Por ejemplo, todo lo relacionado con las casas, los hospitales, los deportes, por ejemplo, y luego esas islas empezarán a interconectarse. En los próximos dos o tres años empezará a verse un mayor desarrollo, porque es algo muy progresivo, pero, sobre todo, será muy llamativo a lo largo de los próximos 10 años.

P. ¿Cuándo se podría decir que empezó todo?

R. Hace 20 años, cuando empezamos, estaba claro que todo esto iba a pasar, estaba muy claro. Pero la gente se reía de nosotros y nos decía que estábamos locos o que esto era ciencia ficción. Pero la ciencia ficción se ha hecho realidad en nuestras vidas. Es un momento maravilloso.

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