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El ‘wearable’ que produce más leche de vaca

Una 'start-up' utiliza 'collares inteligentes' en vacas para incrementar la producción de leche

En la era de la nube (o de la niebla), la expresión de moda es machine learning (aprendizaje automático), una rama de inteligencia artificial dedicada a interpretar datos basándose en patrones y tomar decisiones por cuenta propia. Mientras la mayoría de los ingenieros y gurús de la tecnología se desloman para intentar crear la nueva red social o la próxima app, hay quienes aplican las nuevas tecnologías en sectores como la agricultura y la ganadería. Es el caso de Saad Ansari y Yasir Khokhar, que después de trabajar por 12 años en Microsoft, decidieron fundar Connecterra, una start-up, con sede en los Países Bajos, que utiliza machine learning, internet de las cosas y big data para aumentar la productividad en el mundo agrícola. 

Su primer producto es un collar inteligente para vacas: un dispositivo que funciona como un sensor capaz de monitorear el comportamiento del animal —lo que come y cuándo, por cuánto tiempo camina, si está rumiando, cuando duerme, etcétera— e identificar posibles problemas de salud. Toda la información llega al granjero a través de una app, que envía alertas caso la vaca se encuentre en mal estado. "Nuestro objetivo es mejorar la calidad de vida del animal y a la vez la rentabilidad del negocio para el ganadero", cuenta Ansari. Jorge Sáez, responsable por el procesamiento de datos de la empresa, afirma que la diferencia entre una vaca sana y bien cuidada y otra que no lo esté supone hasta 30 litros de leche diarios. "El dispositivo permite identificar el mejor momento para inseminar al animal, que, a partir de ahí, empieza a producir la leche", detalla. Ambos están en Madrid para asistir a un evento que celebra hoy Google, centrado en esta nueva capacidad de las máquinas para aprender.

Saad Ansari, CEO de Connecterra, en las instalaciones de Google.
Saad Ansari, CEO de Connecterra, en las instalaciones de Google.Samuel Sánchez

Emprendimientos como este son posibles gracias a la combinación entre el aprendizaje automático y el deep learning (aprendizaje con profundidad), una tecnología que simula las capacidades del cerebro humano, según explica Jeremiah Harmsen, líder del equipo de Google Research en Zúrich. El gigante tecnológico lleva años trabajando en proyectos para impulsar la inteligencia artificial y una de sus herramientas, el TensorFlow, un sistema de datos abiertos desde 2015, ha sido especialmente útil para algunos proyectos. Además de Connecterra, el hijo de los dueños de una huerta de pepinos en Japón utilizó esa herramienta para desarrollar un sistema capaz de seleccionar las mejores calidades del producto y así librar a sus padres de gastar horas separando las frutas que tenían desperfectos. "La verdad es que, por muy creativos que seamos, no nos imaginábamos ese tipo de aplicación del machine learning", dice Harmsen entre risas. "Parte de la gracia de hacer el sistema accesible a todos es ver de qué manera la gente lo utilizará para solucionar diferentes problemas". 

Para Ansari, el desarrollo de la tecnología es la parte más sencilla del proyecto. "Lo complicado es convencer a los ganaderos, gente tradicional, que muchas veces ni siquiera tiene un smartphone a utilizarla", cuenta. Para lograrlo, empezaron ellos mismos a utilizar el dispositivo: lo metían en el bolsillo y salían a caminar a ver qué mediciones obtenían. Después, con los resultados validados por la Universidad de Wagenigen, en Holanda, considerada el "MIT de la ganadería", llegaron a la primera granjería de prueba en Dinamarca. El proyecto fue galardonado en 2015 como la mejor start-up del año en la Feria Tecnológica de Dublin y, a partir de ahí, empezó a recibir financiación y llegó a tres continentes.  

"Por muy creativos que seamos, no nos imaginábamos ese tipo de aplicación del machine learning", dice Jeremiah Harmsen, de Google

El propósito de la empresa holandesa es buscar soluciones para los problemas que "pueden tener un impacto dramático en el planeta", como la alimentación, la escasez de agua, la energía, la educación y las enfermedades. "Decidimos empezar con la alimentación porque la previsión es que, para alimentar la población mundial en el 2050, habrá que incrementar la producción en un 60%. Casi la mitad del mercado ganadero está en el sur de Asia, en el Oriente Medio y África, y nadie mira hacia allá, cuando son ellos quienes necesitan ser más eficientes en ese sentido", lamenta Ansari.

El pakistaní, que vive en Estados Unidos, decidió, sin embargo, lanzar la start-up primero en Europa porque cree que los agricultores del Viejo Continente están "un poco" mejor formados respecto a la agricultura de precisión y las aplicaciones tecnológicas en ese campo. "Además, las propiedades son más pequeñas que en EE UU, lo que nos permite llevar a cabo las pruebas con más facilidad", añade. Ante el futuro, Connecterra pretende desarrollar sistemas para mejorar la producción de plantas agrícolas y hacer frente a los efectos del cambio climático. "Queremos estudiar la composición del suelo, saber cuándo irrigarlo o no, cómo sacar mejor provecho de él...". Todo eso, por su puesto, a través de sistemas inteligentes que lo hagan todo solos. 

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