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Un planeta impreso en 3D

Visitamos la empresa china que quiere revolucionar la arquitectura con los edificios que imprime utilizando ‘tintas’ elaboradas con materiales reciclados

Vista de los diferentes edificios tradicionales chinos de la primera generación de Winsun. En las paredes sin revestimiento se puede apreciar las diferentes capas que la impresora crea con la 'tinta' de cemento.
Vista de los diferentes edificios tradicionales chinos de la primera generación de Winsun. En las paredes sin revestimiento se puede apreciar las diferentes capas que la impresora crea con la 'tinta' de cemento.Z. A.

“Donald Trump podría construir su muro de forma mucho más rápida, barata, y ecológica”. Ma Yihe ríe, pero no bromea. “Solo tendría que encargárnoslo a nosotros. Se ahorraría en torno al 40% del presupuesto y estaría listo en cuestión de meses”. Ma es fundador y presidente de Winsun New Materials, una empresa china que no esconde su enorme ambición. Imprimimos el futuro de la arquitectura, dice su eslogan. Y no parece un farol: en 2008 se convirtió en la primera compañía que utilizó una impresora 3D para construir un edificio y, desde entonces, sus proyectos han ido ganando envergadura.

El año pasado, Winsun logró imprimir un bloque de viviendas de cinco plantas en un mes, una mansión de corte europeo en tres días, y varias casas tradicionales chinas con patio interior en dos jornadas. “En un principio, los arquitectos no querían trabajar con nosotros, así que la primera generación de edificios la diseñé yo y era extremadamente fea. Pero ahora hemos logrado imprimir nuevos materiales de revestimiento que permiten dar a los edificios la apariencia de los tradicionales, y son tan evidentes los avances que propicia nuestra tecnología que ya trabajamos con diferentes empresas de diseño”, apunta Ma.

Tres trabajadores fueron suficientes para levantar en tres días el chalé que sirve de escenario para sus reuniones de trabajo

Así, hace poco ha logrado vender 17 futuristas módulos de oficinas al Gobierno de Dubai, “al que le gustaría que en el futuro una cuarta parte de sus instalaciones estén impresas en 3D”, y la empresa está inmersa ahora en un proyecto que volverá a proporcionarle fama mundial: se encargará de los pilares y de los asientos de Hyperloop, el proyecto de transporte de alta velocidad de Elon Musk. “El sector de la construcción es muy tradicional y ha cambiado poco en el último siglo. No ha innovado mucho, es extremadamente opaco, y se ha convertido en un nido de corrupción. Nuestro objetivo es revolucionarlo en todos los sentidos”, explica.

El elemento sobre el que pivota la estrategia de Winsun es una gigantesca impresora 3D que tiene 150 metros de largo, diez de ancho, y 6,6 de alto. Se esconde en un enorme pabellón que también ha sido imprimido y que está situado en el Parque Tecnológico de Suzhou, a unos 90 kilómetros de Shanghái. Nadie puede fotografiarla. Muchos de los empleados del departamento de Administración ni siquiera la han visto, y los cien trabajadores que operan la máquina tienen que franquear estrictos controles de seguridad para acceder a ella. “Tenemos 129 patentes internacionales y, evidentemente, nos preocupa que se pueda copiar la tecnología”, explica Ma.

Detalle de la estructura de cemento de las paredes. La impresora crea una estructura interior en zig-zag para facilitar la inyección del material aislante que aumenta considerablemente la eficiencia energética de los edificios.
Detalle de la estructura de cemento de las paredes. La impresora crea una estructura interior en zig-zag para facilitar la inyección del material aislante que aumenta considerablemente la eficiencia energética de los edificios.Z. A.

La impresora, que se programa con planos tradicionales o en base a modelos en 3D, es capaz de crear un edificio de mil metros cuadrados en un solo día. Las ventajas que proporciona las detalla el presidente de la compañía: “En primer lugar, este modelo es respetuoso con el medio ambiente. Porque utilizamos como ‘tinta’ solo materiales reciclados. Escombros que son cuidadosamente seleccionados y con los que creamos nuevos materiales que resultan incluso más sólidos que los tradicionales. Tenemos yeso reforzado con fibra de vidrio, cementos especiales -trabajan con el gigante metalúrgico Baosteel en el reciclaje de metales para el refuerzo del cemento-, y plástico reforzado con fibra. Además, hemos creado lo que llamamos ‘piedra mágica loca’ que nos permite ofrecer infinidad de materiales de revestimiento con mejores propiedades que la piedra natural”.

Por otro lado, Ma también hace hincapié en el hecho de que la construcción es más rápida y mucho más limpia. “Todos los elementos se fabrican en nuestras instalaciones, lo cual reduce la contaminación que provocan las obras en las ciudades. El polvo se reduce de forma drástica, y apenas hay ruido. Además, la forma en la que se imprimen las paredes permite la adopción de técnicas avanzadas de aislamiento que proporcionan una gran eficiencia energética, una de las principales deficiencias de las construcciones chinas”. Por si fuese poco, Ma asegura que el costo puede ser hasta un 50% más económico que el de la arquitectura tradicional, con la ventaja añadida de que la factura es muy transparente y no esconde sobresaltos. Finalmente, el tiempo de construcción se reduce hasta en un 70%, y el control de calidad es mucho más exhaustivo.

El elemento sobre el que pivota la estrategia de Winsun es una gigantesca impresora 3D que tiene 150 metros de largo, diez de ancho, y 6,6 de alto.  Nadie puede fotografiarla

En los alrededores de la fábrica de Suzhou, Winsun muestra algunos de sus prototipos para certificar que no vende humo. Y la progresión de la empresa es incuestionable. Los primeros edificios, de corte tradicional chino, resultan bastos a la vista. Las paredes son como una capa de crepes en la que se ve claramente cada pasada de la impresora. Los interiores, sin embargo, se distinguen muy poco de los tradicionales. Son amplias y cómodas estancias que han sido decoradas utilizando de forma inteligente los elementos del 3D aquí y allá. Por si fuese poco, muchos de los muebles también han sido imprimidos en la fábrica, y ahí sí que no se nota el truco. Además, mientras fuera hace frío, se percibe que el aislamiento es adecuado porque la temperatura interior es más agradable a pesar de que los prototipos no están equipados con calefacción.

El edificio de cinco plantas que Winsun construyó el año pasado -con una extra como sótano- es el más alto construido en el mundo con técnicas de impresión en 3D y pronto se utilizará en dos urbanizaciones de Shanghái.
El edificio de cinco plantas que Winsun construyó el año pasado -con una extra como sótano- es el más alto construido en el mundo con técnicas de impresión en 3D y pronto se utilizará en dos urbanizaciones de Shanghái.Z. A.

Más impactantes son los edificios de gran tamaño. Uno de cinco plantas -con una extra en el subsuelo- es el más alto jamás construido con una impresora 3D y podría pasar perfectamente por una construcción cualquiera. Hay que acercarse mucho a lo que parece una pared de ladrillo para descubrir que, en realidad, se trata de una plancha de ‘piedra mágica loca’ atornillada a la pared. Varios empleados ya habitan los dos primeros pisos, y aseguran que no hay diferencia con sus casas.

A pesar de ello, Ma reconoce que está encontrando fuerte resistencia a la hora de lograr que la industria acepte los cambios que propone. “Tenemos ya 15 años de historia, pero solo el año pasado conseguimos ser rentables”, afirma. “En el extranjero notamos que hay mucho más interés por la innovación, mientras que en China cuesta conseguir proyectos”. A pesar de ello, Winsun ya trabaja junto a la promotora Jiayuan para levantar dos nuevas urbanizaciones a las afueras de Shanghái. Hasta que ese tipo de pedidos crezca, gran parte de sus ingresos proceden de la impresión de infraestructuras públicas: desde váteres, hasta paradas de autobús, pasando por todo tipo de canalizaciones subterráneas y tanques de agua.

El año pasado Winsun logró imprimir un bloque de viviendas de cinco plantas en un mes, una mansión de corte europeo en tres días, y varias casas tradicionales chinas con patio interior en dos jornada

“En el futuro, queremos que nuestro modelo de negocio esté basado en la venta de licencias y patentes, así como en la comercialización de los materiales y las ‘tintas’ que producimos. Eso nos permitirá rentabilizar el desarrollo de la tecnología y expandirnos mucho más rápido por todo el mundo”. Ma reconoce que, si tiene éxito, muchos obreros irán al paro. Al fin y al cabo, tres trabajadores fueron suficientes para levantar en tres días el chalé que sirve de escenario para sus reuniones de trabajo. Pero avanza que “la revolución de las máquinas es imparable”, y que es necesario invertir en educación para poder reciclar a quienes serán sustituidos por robots. “En nuestro caso, todavía es necesaria mano de obra poco cualificada para llevar a cabo las labores de separación del material reciclado, pero la tecnología terminará imponiéndose”, apostilla.

Prototipo de las oficinas portátiles que Winsun ha vendido al Gobierno de Dubái.
Prototipo de las oficinas portátiles que Winsun ha vendido al Gobierno de Dubái.Z. A.

En cualquier caso, el directivo está seguro de que es necesario buscar alternativas a la construcción tradicional, que considera extremadamente ineficiente y contaminante. “Está claro que nosotros queremos hacer negocio. Pero también que buscamos un negocio ayude a resolver algunos de los problemas más acuciantes de nuestra sociedad. No existen suficientes recursos en la Tierra como para mantener nuestro modelo de crecimiento actual durante mucho tiempo. La construcción con impresión 3D de materiales reciclados es nuestra aportación a la solución, y me gustaría que fuese mi legado al mundo”, sentencia con vehemencia y entusiasmo contagiosos.

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