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Tribuna
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Hacia una nueva regulación de los servicios y contenidos digitales

Necesitamos una legislación “inteligente”, desde el punto de vista de los ciudadanos

El superordenador MareNostrum de Barcelona.
El superordenador MareNostrum de Barcelona. ALBERT GARCÍA

Hasta ahora se ha abordado por parte del regulador, tanto nacional como europeo, la regulación de los distintos sectores de la economía tradicional. Es el momento de regular los servicios y contenidos, en el entorno digital y en una economía global, desde el punto de vista de los usuarios, con independencia de quiénes los presten y con las mismas reglas de juego para todos los que lo hagan.

Sería muy importante, al tiempo que se desarrolla y consolida un Mercado Único Digital europeo, negociar acuerdos internacionales, que promuevan unas reglas de juego mínimas globales

El concepto de servicio no lo determina el prestador del mismo, sino el destinatario o beneficiario. Es servicio, según el Diccionario de la Lengua Española, aquello que “aprovecha, vale o es de utilidad” a alguien. Es decir, es servicio si le sirve a alguien. Y no es un verdadero servicio, por mucho que se empeñe el prestador del mismo, si no sirve a los usuarios. Luego el punto de vista de éstos es fundamental.

A su vez, el concepto de contenido está íntimamente relacionado con el concepto de contenedor (o recipiente, en el caso de los líquidos). Pero no se gestiona igual el agua embotellada (que era el negocio tradicional de la “industria de contenidos”, que fabricaba y vendía soportes físicos) y el agua corriente, a través de las tuberías (que es el negocio de la distribución y consumo de caudales, a través de canales).

Mismas reglas de juego

Nos encontramos en un momento crucial de revisión de toda la regulación europea en materia de telecomunicaciones y de servicios y contenidos digitales: comercio electrónico, servicios audiovisuales, propiedad intelectual, libre circulación de datos y protección de datos de carácter personal, privacidad en línea, ciberseguridad e, incluso, servicios públicos o administración electrónica.

Nos encontramos en un momento crucial de revisión de toda la regulación europea en materia de telecomunicaciones y de servicios y contenidos digitales

Es esencial que esta revisión de la regulación de los servicios y contenidos digitales se haga desde el punto de vista de los ciudadanos, y no con la obsesión de regular los sectores, tanto los tradicionales como los emergentes. Porque a los ciudadanos no les importa quiénes les prestan los servicios (voz, datos, mensajería, contenidos audiovisuales, comercio), sino que sean de calidad y a un buen precio.

Y esto solo se conseguirá si la prestación de los servicios y los contenidos digitales se regula de manera que exista igualdad de condiciones para todos los que quieran prestarlos. Es el único modo de generar una competencia leal entre las empresas prestadoras de esos servicios y contenidos, que será beneficiosa no solo para los usuarios, sino también para el desarrollo de la Economía (digital).

Estrategia para un Mercado Único Digital

Por otra parte, no hay que olvidar que la Estrategia europea para un Mercado Único Digital se refiere a un Mercado Único Digital europeo. Y es distinta (a veces, incluso contradictoria) con la que debería ser una Estrategia europea para un Mercado Único Digital global, pues el mercado de servicios y contenidos digitales no conoce de fronteras y en él compiten las empresas (y sistemas jurídicos) de todo el mundo.

Mientras la Unión Europea se esfuerza en alcanzar consensos entre los 27 países miembros, que tras años de negociación desgraciadamente nacen obsoletos, otros países y bloques corren (EE UU, Asia,…). Por eso, sería muy importante, al tiempo que se desarrolla y consolida un Mercado Único Digital europeo, negociar acuerdos internacionales, que promuevan unas reglas de juego mínimas globales.

Además, para España es muy importante desarrollar también una Estrategia para un Mercado Único Digital iberoamericano y de servicios y contenidos en español. Porque, como ya hemos dicho, internet no conoce de fronteras, pero sí de lenguas. Pero no tiene que ser una estrategia española, sino iberoamericana y de todos los países con población de habla hispana, porque el español es un “condominio”.

El re-empoderamiento y protagonismo de los ciudadanos

Las ciudades inteligentes, el internet de las cosas e, incluso, la inteligencia artificial se basan en -y producirán- un desplazamiento del centro de poder en la Sociedad, que pasará, poco a poco, de las administraciones y las empresas a los ciudadanos. Éstos serán los que, mediante el uso de la tecnología y, sobre todo, de su libertad, tendrán, cada vez más, el poder de tomar decisiones.

Lo inteligente es dejar que los ciudadanos decidan hacia dónde quieren que se desarrollen los nuevos servicios y contenidos digitales. Qué servicios les sirven y cuáles no, y qué contenidos o caudales deben distribuirse por los diferentes canales

Mucho se habla del “empoderamiento” de los ciudadanos, tanto en las decisiones de consumo, en relación con las empresas, como en las decisiones más políticas, respecto de las administraciones. Pero en todo caso sería un re-empoderamiento, porque se trata de, a través de la tecnología, devolver al pueblo, verdadero titular, al menos una parte del poder que se le había quitado.

Por eso, lo inteligente es dejar que los ciudadanos decidan hacia dónde quieren que se desarrollen los nuevos servicios y contenidos digitales. Que determinen qué servicios les sirven y cuáles no, y qué contenidos o caudales deben distribuirse por los diferentes canales. Y para ello resulta imprescindible una legislación inteligente que fomente la innovación y competitividad. Que sea cauce y no dique.

Borja Adsuara es profesor, abogado, consultor y experto en derecho y estrategia digital.

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