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Fitbit Flex, un paso atrás

La pulsera es un paso atrás en la estrategia de monitorizar el ejercicio del público sedentario

A diferencia de productos dirigidos al deportista, como los de Polar o Nike y tantos otros, Fitbit fue precursor (2008) en preocuparse por la actividad física de la gente sedentaria. Comercializó aparatitos que solamente aspiraban a medir pasos. Nada de carreras ni de planes de entrenamiento. Un aparato para el gran público, para jubilados, y otras clases pasivas. Una simple pinza colocada en el cinturón bastaba para empezar a registrar los paseos que se daban para ir a buscar el pan. Fitbit animó a que gente pasiva físicamente durante toda su vida tomara conciencia de los beneficios de una caminata diaria y se metiera en el círculo de la competitividad con sus vecinos. Nada de supermanes, sólo caminantes.

Posteriormente, Fitbit amplió sus productos con The One. Medía escalones, calorías gastadas y hasta la calidad del sueño por 99,95 euros de precio. Además, al levantarte saludaba con unas palabras de ánimo, al igual que cuando se supera alguna barrera mítica de pasos diarias, con simbólicas recompensas en forma de medallones o de comparativas ("has subido tanto peldaños como tiene la torre de Pisa").

Su última propuesta se llama Flex. Es una pulsera de goma de 99,95 euros. Una pulsera que su única información en tiempo real es la que proporcionan cinco puntitos de luz que se empiezan a encender a medida que se anda. Se comienza el día sin una maldita lucecita. Y nada más. Con The One basta apretar el botón para que la pequeña pantalla informe exactamente de las calorías quemadas, los escalones subidos y los pasos dados hasta el momento. La pulsera, nada de nada hasta que se conecta, sin hilos, al ordenador o al móvil, que, entonces sí, nos informará de pulsaciones, calorías y demás; pero -¡oh, sorpresa!- no registra los escalones. Un paso atrás muy importante, pues para las clases pasivas, junto al andar, subir o bajar escalones es su otra actividad física.

Fitbit dice que es un complemento a los otros aparatos, a mí me parece un atraso. Así como recomiendo comprarse el Fitbit One, la pulsera me parece una tontería. Especialmente cuanda ya hay en marcha pulseras que medirán las actividades más habituales: andar, correr, pedalear y nadar. A estas alturas, Fitbit no puede salir con una pulserita de goma con un puntito de luz o cinco a 99,95 euros. Ni como complemento.

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