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35.000 millones, daño del espionaje al sector tecnológico de EE UU

"La gente no va a confiar en Estados Unidos ni en las empresas de Estados Unidos", dice el director de Cyber Statecraft Initiative

Manifestación de apoyo al ex agente de la NSA Edward Snowden, en Berlín el 18 de noviembre.
Manifestación de apoyo al ex agente de la NSA Edward Snowden, en Berlín el 18 de noviembre.TOBIAS SCHWARZ (REUTERS)

35.000 millones de dólares (25.800 millones de euros); ese es el daño que el espionaje de la NSA hará a las compañías tecnológicas norteamericanas, por una caída de ingresos de aquí al año 2016, según el estudio de la Fundación de Tecnología de la Información e Innovación, un grupo de investigación de Washington, cuyo consejo de dirección incluye a representantes de empresas como IBM e Intel.

"Las consecuencias potenciales son bastante grandes dado lo mucho que nuestra economía depende de la tecnología para su crecimiento", ha explicado Rebecca MacKinnon, investigadora de la New America Foundation. "Es cada vez más donde está la ventaja de EE.UU".

Cualquier retroceso de EE.UU. para mantener un Internet abierto podría inflingir un daño indirecto en empresas como Apple y Google, que se benefician de unas redes mundiales con pocas restricciones nacionales. Casi el 40% de la población mundial (2.700 millones de personas) están conectadas a internet, según la Unión Internacional de Telecomunicaciones.

Cisco Systems, el mayor fabricante mundial de equipos de informática de redes, ya anunció este mes que las revelaciones de la NSA están causando algunas dudas entre clientes de países emergentes. Los pedidos en China cayeron un 18% en los tres últimos meses. Robert Lloyd , director de desarrollo y ventas, dijo en una conferencia telefónica el 13 de noviembre, que "no está teniendo un impacto significativo, pero sin duda han conseguido que la gente frene y repiense sus decisiones".

Las informaciones sobre el espionaje de EE.UU. en cuentas de usuarios de otros países tienen "un gran potencial para provocar un grave daño a la competitividad" en empresas estadounidenses como Apple, Facebook y Microsoft, señaló recientemente Richard Salgado, directivo de Google, ante el Senado norteamericano. "La confianza es esencial para estas empresas, y está siendo amenazada".

"Las revelaciones de espionaje han llevado a los gobiernos de todo el mundo a considerar propuestas que limitan el libre flujo de información", añadió Salgado. "Esto podría tener consecuencias graves, como una reducción de la seguridad de los datos, el aumento de costes, la disminución de la competencia y el daño a los consumidores".

Países como China y Rusia, que tratan de imponer controles nacionales en Internet, han encontrado más argumentos a raíz del espionaje de la NSA. No son los únicos; países emergentes, como México y Corea del Sur, también sopesan implantar sus propios controles. La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff , víctima directa de la vigilancia de la NSA,ha puesto en marcha la iniciativa de servidores propios y locales para todas las empresas tecnológicas que tengan usuarios brasileños, de Facebook a Twitter.

La primera ministra de Alemania, Angela Merkel, también ha sufrido el espionaje y ha puesto en cuestión la actual política nacional de seguridad. Esto perjudicaría a la norteamericana Akamai Technologies, según Tom Leighton, director ejecutivo de la empresa, que ayuda a los clientes corporativos a ofrecer contenidos en línea más rápido.

"Claramente es malo para las empresas estadounidenses", dijo Leighton la pasada semana en El Próximo Año, 2014, una conferencia organizada por Bloomberg en Chicago. "Es especialmente malo ahora en Alemania, un país con liderazgo en alza, pues avivaría el sentimiento corporativo antiestadounidense. Probablemente vamos a perder algunos negocios allí".

Las empresas de tecnología no son las únicas que se enfrentan a perjuicios económicos por la divulgación del espionaje de la NSA , dijo Myron Brilliant, vicepresidente ejecutivo de la Cámara de Comercio de EE.UU. en Washington. Diversos estudios demuestran que productos y servicios que dependen de los flujos de datos transfronterizos supondrán anualmente para la economía norteamericana un billón de dólares (similar al PIB español) durante los próximos diez años, según Brilliant.

"Este es un tema prioritario, no solo para la tecnología o las empresas basadas en la Web, sino también para las pequeñas y medianas empresas", dijo Brilliant, que citó a los sectores de educación, transporte, salud..."y otras áreas que no suelan considerarse como empresas de Internet".

Cisco, empresa californiana dedicada a infraestructuras de redes, ve claro que China favorecerá a sus propias empresas respecto a las extranjeras cuando otorgue los contratos para instalar la banda ancha en localidades urbanas, con un presupuesto aprobado de 520.000 millones de dólares en 2015.

El mercado de la computación en la nube moverá 207.000 millones de dólares en 2016, según la Fundación de Tecnología e Innovación de la Información. Una encuesta del grupo industrial Cloud Security Alliance reveló que desde mayo el 10% de sus miembros de fuera de Estados Unidos habían cancelado contratos con los proveedores de nube de Estados Unidos y un 56% son menos proclives a contratar a una empresa de EE UU.

"La gente no va a confiar en Estados Unidos ni en las empresas de Estados Unidos", dice Jason Healy, director de Cyber Statecraft Initiative-Atlantic Council. "Vamos a empezar a ver fronteras nacionales en el ciberespacio".

Durante años, los EE.UU. ha presionado contra este enfoque, defendido por países como China y Rusia. En 2011 presentaron una propuesta de "código de conducta de Internet " a las Naciones Unidas. EE.UU. intentaba atraer a países como Brasil  a su punto de vista, dice Healey, y ahora hay una marcha atrás.

Un enfoque intergubernamental de arriba hacia abajo "obstaculizaría la innovación y el desarrollo económico global y podría llevar a un control sin precedentes sobre lo que dice y hace la gente en Internet", explica Daniel A. Sepúlveda, coordinador del Departamento de Estado de EE.UU. para las comunicaciones y la información internacionales.

El 20 de noviembre, EE.UU., Reino Unido y Australia no lograron diluir un proyecto de resolución de las Naciones Unidas, impulsado por Brasil y Alemania, para pedir la protección de la privacidad de los ciudadanos de todo el mundo.

Brasil está considerando una legislación que exigirá a compañías extranjeras como Google utilizar centros de datos desarrollados por el Gobierno. La preferencia por proveedores de fuera de Estados Unidos podría perjudicar a compañías de infraestructuras como Juniper Networks, que tienen  el 10% del mercado de routers en Brasil, o Cisco, con el 56%.

En Alemania, Deutsche Telekom lidera una alianza de compañías nacionales que promueve un sistema para mantener el correo electrónico y los datos de las búsquedas en Internet, dentro del país. "El sector privado está muy preocupado por esto", dice Gene Kimmelman, director de Derechos humanos e Internet en New America Foundation. "Si una empresa está obligada por ley a disponer de un equipo en un determinado país, podría añadir un gasto significativo en las operaciones".

Legisladores de la Unión Europea que negocian un acuerdo comercial con los EE.UU. quieren incluir normas estrictas, con fuertes multas, para las violaciones de las empresas estadounidenses que manejen datos de ciudadanos de la UE.

El directivo de Google Salgado cree que la reacción internacional al espionaje de la NSA corre el riesgo de cambiar la naturaleza de internet. La propuestas que se están lanzando, dijo, podrían conducir a la "creación de una red astillada, rota en pedazos regionales con barreras a su alrededor para reemplazar a Internet global que conocemos hoy en día".

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