_
_
_
_
_
DÍA DE SAN VALENTÍN

Caoba conecta a las parejas con imágenes en lugar de palabras

Se busca la empatía de las personas según el tipo de fotografías que se adjuntan

Javier Cañada, el primero de la derecha, con el equipo de Caoba.
Javier Cañada, el primero de la derecha, con el equipo de Caoba.VICTORIANO IZQUIERDO

Caoba, “se pronuncia con facilidad en casi cualquier lengua y hace referencia a una madera de calidad”. La aplicación de Javier Cañada Crespí (Barcelona, 1975) pone en contacto a parejas, pero con imágenes que que con palabras. La seducción por la imagen.

Caoba nació hace un año como un experimento. “Estaba buscando chica, probaba todo tipo de aplicaciones para tener citas, pero ninguna me convencía, así que hicimos la que creíamos que encajaba con nuestra forma de ser”, expone Cañada. A diferencia de lo habitual en este tipo de servicios de citas, la localización no importa. “Al fin y al cabo, España es un país pequeño. No se trata de encontrar un ligue de una noche, sino de ir más allá, conocerse”, aclara.

Resuelto el dilema inicial, tocaba solventar el siguiente, cómo presentarse. “El primer contacto es siempre una puerta fría, un correo. Nos parece muy duro. A la vez, nos cuesta competir, contar quiénes somos; casi siempre se escriben generalidades; todo el mundo dice casi lo mismo”. En Caoba la comunicación es través de fotos con retoques, al estilo de Instagram. La conversación se entabla a partir de una imagen. “Es más suave, más fluido. No se trata de poner una foto en la playa sino de qué playa y cómo se presenta”, explica Cañada.

Al principio solo funcionaba para iPhone y acaban de estrenarse en Android. "No tratamos de aceptar a todo el mundo, sino de mantener el espíritu de la comunidad. Para entrar habrá que enviar tres fotos con las que, una vez revisadas, se entre a formar parte sin distorsionar una comunidad de más de 2.000 miembros activos".

Según las cifras que manejan, lo normal en estos sitios de contactos es que haya más de 20 hombres por mujer; pero en Caoba el ratio es de cinco a uno. Por ahora solo se dirigen a un público heterosexual. La edad media es entre 25 y 32 años en el caso de las mujeres y cinco años más en el caso masculino. No se paga por contactar con alguien, tampoco por usarlo. “El pago a través de aplicaciones no nos parecía la mejor opción, así que pensamos en algo más romántico”. Si el usuario lo acepta en su perfil, puede recibir regalos. “Primero nos caemos bien, después nos gustamos y, quizá, me decida a mandarle un detalle. La dirección no se desvela nunca; la sabe Caoba y gestiona el envío”, indica Cañada. Todos los detalles, que van cambiando, están cuidados, desde un ramo de flores a chocolates daneses, libros de edición especial, aceites macerados...

Vídeo parodia de Caoba.

Caoba ha sido desarrollada en el estudio Vostok, el mismo que diseñó Minube, Filmin, algunas webs de Globalia o Kubi, o FloresFrescas. Seis personas se encargan de todo. “Nuestro activo es la calidad, porque no podemos competir ni en precio ni en tamaño. Tiene que ser algo que merezca la pena enseñar y, como tampoco nos dedicamos a los números, tenemos que tener en el banco dinero para seis meses de supervivencia, por si nos confundimos al elegir”, explica Cañada. Dos proyectos al año, así desde hace siete.

De vez en cuando dan un paso más y apuestan por proyectos propios, como temas para blogs en Wordpress o la creación de web del fotógrafo japonés Toru Morimoto, que documentó la tragedia de Fukushima. Ofrecían láminas y postales cuyos fondos van para ayudar a los afectados.

“Lo importante es que no ofrecemos nada al peso, sino con mimo, con cuidado. Queremos alejarnos de servicios que suele dar vergüenza decir que se usan, eso no pasa en Caoba. No es conocerse en 10 minutos, sino con paciencia”. A Cañada no le inquieta demasiado el éxito económico, porque confía en Caoba: “Yo encontré ahí a mi chica".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_