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Facebook entra en la mensajería efímera con Slingshot

La red social intenta competir con Snapchat y captar a los jóvenes con mensajes que caducan

Contenido pixelado, seña de identidad de Slingshot.
Contenido pixelado, seña de identidad de Slingshot.

El móvil es el punto flaco de Facebook. Cada vez se usa más la red social en los teléfonos inteligentes, pero la experiencia difiere de la que mejor se ajusta a los deseos del usuario, la del ordenador. Su aplicación para móviles no termina de ser tan rápida y carece de muchas opciones de la original. La decisión de crear una adicional para leer los mensajes terminó por enfadar a sus fieles, que querían todo en uno.

Era su respuesta al intento de compra por 3.000 millones de dólares (unos 2.200 millones de euros) de Snapchat, la aplicación de moda entre el grupo que más emigra de su imperio, los adolescentes. La revancha no se hizo esperar. Compraron WhatsApp en febrero por 13.000 millones de euros, con una promesa, dejarlo en manos de sus fundadores, nada de convertirlo en un producto Facebook, y así sigue.

Sin embargo, la carencia seguía ahí. Aun con dos aplicaciones de mensajería en la cartera, la propia para el equivalente al correo electrónico de la red social y WhatsApp, no tenían una que compitiera por lo efímero. O dicho de otra manera, que plantase cara a Snapchat y sirviera para mandar mensajes con fecha de caducidad.

Slingshot, su último lanzamiento, hace precisamente eso, compartir fotos, texto y vídeo, de duración más generosa de lo habitual en estas aplicaciones, de manera directa y caduca. Para un adulto o un grupo familiar de WhatsApp puede sonar absurdo eso de que un mensaje desaparezca, pero en un entorno juvenil o distendido, es clave para confiar y enviar contenido que se consulte una sola vez e impedir que se guarden capturas de pantalla.

La novedad estriba en que para poder ver el contenido recibido es necesario mandar un mensaje de respuesta

Cada unidad compartida es un sling. Se puede enviar a una sola persona de la lista de contactos, que se puede importar de Facebook e Instagram, a un grupo o a todas las personas de la agenda. A diferencia de WhatsApp, la cuenta no está asociada a un número de teléfono.

La novedad, y el aspecto con más intención viral de la aplicación, estriba en que para poder ver el contenido recibido es necesario mandar un mensaje de respuesta. A medida que se va haciendo el vídeo de respuesta, se desvela el mensaje inicial.

Se consigue así despertar la curiosidad y, a la vez, asegurar su funcionamiento al menos durante unos días. Se apaga, a la vez, la sensación de no saber si el remitente lo ha leído y no solo recibido. El mensaje llega, pero con píxeles de gran tamaño que se convierten en una imagen afinada y perfilada cuando se contesta.

El lanzamiento, en la tarde del martes del Pacífico, es en las dos plataformas dominantes, Android e iPhone. Cada vez es más común que sea así para tener una base de usuarios amplia desde el principio, en lugar de primar al móvil de Apple y después encarar la adaptación a las diferentes versiones de Android que tantos quebraderos de cabeza dan a los desarrolladores.

La aplicación, que es gratis, se gestó durante el hackathon (como se denomina a los maratones de programación que abandera Facebook varias veces al año) de diciembre. En parte recuerda a Vine, por permitir grabar vídeo posando el dedo sobre la pantalla; en parte a Instagram, y la caducidad del envío es un claro guiño a Snapchat.

Slingshot carece de publicidad, pero su mecánica parece perfecta para hacer promociones a grupos concretos, informar de ofertas y buscar la interacción con clientela potencial. La llamada a la acción es una constante en su planteamiento. No hay sitio para los usuarios pasivos, pues no tienen acceso a contenido alguno.

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