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Google quiere ordenar las fotos

El buscador pretende detectar los momentos importantes del archivo personal

Fotografía de la sede modificada con sus filtros.
Fotografía de la sede modificada con sus filtros.

Google quiere repetir su éxito con el texto y los hiperenlaces en el mundo visual. Su misión inicial era ordenar el mundo, pero no es tan sencillo cuando el contenido se multiplica y lo hace en forma de archivos pesados. El buscador, consciente de la cantidad de fotografías que se toman tras la explosión de los móviles con cámaras avanzadas, busca la forma de resolver los problemas de archivo que genera.

Según los cálculos de Google cada semana se suben 1.500 millones de fotografías a sus servidores. Una cifra que asombra pero que encaja si se tiene en cuenta la tendencia a permitir que el móvil haga una copia de seguridad automática y las almacene de forma privada. Ben Eidelson (Santa Bárbara, 1988), responsable de este campo en Google desde hace un año quiere resolver varios problemas: “Desde sus inicios Google se ha planteado el problema de ordenar la realidad, de hacer accesible lo que nos rodea. Las fotos no son una excepción”.

La respuesta es la misma, algoritmos, pero la tecnología que lo hace posible es mucho más compleja. Después de analizar las imágenes, reconocer la localización y saber qué hay en las mismas, las almacena en la nube.

En la aplicación, la versión en inglés y solo con Android, ya son capaces de reconocer objetos a través de búsqueda con palabras dentro de las imágenes del archivo personal. Si se ha ido a Londres, cuando se busque el término Big Ben, mostrará las fotos con el conocido reloj. También con una flor, una silla, una mesa… “Pronto estará en más idiomas, este es el primer paso”, aclara.

Collage automático de Google+.
Collage automático de Google+.

Los empleados última adquisición, JetPac, anunciada la semana pasada, se integrará dentro del equipo. El 15 de septiembre la aplicación desaparecerá de la AppStore. Su valor reside en las recomendaciones de lugares bonitos, perfectos para hacer fotos, basándose en la localización del móvil. Ofrece desde pequeños recovecos secretos a miradores populares donde todo el mundo hace su postal.

Uno de los efectos que pretende evitar es la tortura del vecino o familiar que vuelve de vacaciones, algo que muchos sufrirán en los próximos días y a lo que denominan “la culpabilidad de compartir” (sharing guilt). Para frenar esa sensación ofrecen una selección automática con los mejores momentos. “Historias”, es como denominan a esta solución, es su gran apuesta dentro de la tendencia del contenido automatizado. Se crea a partir de las imágenes que estima más interesantes, con mejor color, sonrisas de grupo, una brindis… “Es como volver al viejo álbum pero en pantalla táctil interactiva”, subraya, “sirve tanto para un tour por Europa de varios meses como para la barbacoa con unos amigos del pasado sábado”.

Es cierto, consiguen una sensación agradable, tanto en móviles como tabletas Android o iOS que tengan instalado Google+. Animaciones, fotos apaisadas, momentos clave, collages… Un viaje de varios días se revisa en menos de cinco minutos.

La selección es automática, antes de publicarlo, no es obligatorio hacerlo, permite quitar o añadir a mano cualquier imagen. El problema reside en que no se tiene control sobre qué colección de fotos es susceptible de convertirse en ‘historia’: “Google toma parámetros basados en los patrones de un día normal y si ve diferencias, sabe que pasa algo especial y comienza a crear la 'historia'". El aviso cuando lo termina llega en forma de notificación, como si entrase un correo o llegase un mensaje por WhatsApp.

Eidelson deja caer que pronto las fotos tendrán entidad propia en forma de aplicación, al margen de Google+, donde se hospedan actualmente todas las características que va relatando. Mientras tanto, invita a utilizar Snapseed como editor avanzado. Una recomendación interesante y gratis, muy alejada de los 149 dólares que piden por poder utilizar su herramienta más profesional, la colección de filtros Nik. El directivo no aporta datos sobre uso de los mismos, ni cantidad de usuarios que abonan esas cantidad.

Google no siente que compita con Facebook, donde se da una experiencia claramente marcada y mecánica sencilla: “me gusta” y posible comentario. La intención de los responsables de Google+ es que se comparta más allá de su propia red, con más de 450 usuarios registrados, pero con una tasa de uso que no desvelan.

El esfuerzo de Google en este campo es innegable. Su capacidad de rastreo interno sorprende, pero queda la sensación de estar todavía lejos, sobre todo en el factor social de los reyes de la imagen: Flickr e Instagram. El primero, mantiene su hegemonía entre los usuarios más avanzados y la renovación de su aplicación móvil, con filtros y posibilidad de almacenar las imágenes en alta calidad o imprimir directamente. El segundo, por ganarse el favor de los jóvenes y la inmediatez. Eidelson le quita importancia: “Flickr está invirtiendo mucho y haciendo cambios. Instagram tiene una gran comunidad, pero no es más que una colección lineal”.

En todo caso, la confianza previa es la condición para que las innovaciones de Google funcionen. Es necesario permitir el acceso al archivo de fotografías del móvil o tableta, para que lo analice y proponga mejoras. Una condición demasiado exigente en tiempos de robos de contraseñas y fugas de datos.

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