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Amazon está escuchando

Echo, con apariencia de altavoz, es un primer paso en robótica doméstica

Echo, el asistente de voz de Amazon.
Echo, el asistente de voz de Amazon.AP

Estaban Siri, Cortana y Google Now!, los respectivos mayordomos virtuales de Microsoft, Apple y el buscador. Echo es la apuesta de Amazon en este sentido. En apariencia se trata de un altavoz, listo para conectarse a Internet y poner la música que se desee, pero viene con sorpresa. Alexa, una vieja marca veterana de Internet, es el nombre que le han puesto a su asistente de voz.

Así, el cilindro metálico, en negro galvanizado y remates azules, sirve para contestar preguntas: “Alexa, ¿qué hora es?”, “Alexa, que suene Aerosmith”, “Alexa, pon la alarma a las ocho y media”, “Alexa, ponme papel de embalar en la lista de la compra”. Esta última frase es la clave. El cometido de Echo, por supuesto, es ser útil, pero también vender más productos de la tienda online. Bastante con indicar que se desea comprar algo para que se meta en el carrito virtual. Amazon quiere hacer todavía más sencillo el proceso de compra, ya solo son necesarias órdenes de voz.

Según Amazon, solo escucha cuando se le llama, pero técnicamente, podrían estar escuchando o analizando cualquier conversación, incluso archivándola en la nube. Se trata de un altavoz con micrófono y conexión a Internet incorporadas.

La música la toma de Prime Music, su servicio de suscripción y dos aplicaciones populares en EE UU, iHeartRadio y TuneIn. Lo información del tiempo, de Accuweather. Los datos concretos, cuestión del tipo ‘¿quién era Alejandro Magno?’, de Wikipedia. Las noticias, por ahora de NPR y ESPN.

Amazon deja claro así para qué compró una web, Alexa.com, fue el mejor indicador del éxito de una página web. Bastante meter la dirección para conocer de manera bastante aproximada la evolución de su tráfico, el tipo de usuario habitual, qué se había buscado, desde qué país e, incluso, qué tiempo pasaba de media en cada visita. La frase que hace despertar al cilindro de aspecto futurista, llamado a ocupar un lugar en el salón de casa, se puede cambiar. Sugieren Alexa, pero puede convertirse en Paco, Juana o cualquier nombre que se escoja.

Llama la atención que, a diferencia de la mayoría de los altavoces inalámbricos, no tenga batería. Es necesario tenerlo enchufado a la red eléctrica para que funcione. Echo cuesta 199 euros, 99 si se es suscriptor previo de sus servicios. Una cifra demasiado elevada para lo que ofrece por ahora. Promete más funciones.

El aparato solo se vende por invitación, por ahora en Estados Unidos, para entrar dentro del grupo de posibles aspirantes, es necesario apuntarse en una lista. La última vez que el gigante del comercio electrónico usó este tipo de técnica para generar expectación fue este verano para el lanzamiento del Fire Phone, que se ha convertido en su gran fiasco. Ha tenido que reducir su precio a 99 dólares. Tampoco las tabletas Kindle terminan de competir con Kindle. En el terreno de los gadgets, Amazon solo lidera en libro electrónico con Kindle.

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