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La moda de avistar y criar tiburones (en Internet)

Centros de investigación y observación animal permiten rastrear la ubicación de escualos en tiempo real en mares y océanos

Karelia Vázquez
Ejemplo de seguimiento de tiburones de la aplicación de Ocearch.
Ejemplo de seguimiento de tiburones de la aplicación de Ocearch.ocearch

Nadar con un tiburón blanco es, gracias a la cultura pop, un pasatiempo temerario. Los tiburones tienen mala fama, a pesar de que los expertos aseguran que rara vez atacan a un ser humano. Pero ahí están películas como Tiburón (1975) y la exitosa y reciente Sharknado (2013) para mantenernos con nuestras fantasías y prejuicios bien colocados.

Quizá por ello los tiburones producen una mezcla de miedo y fascinación que explica la proliferación de aplicaciones y herramientas de geolocalización en tiempo real dedicadas a rastrear a los escualos para ponerlos virtualmente —solo virtualmente— a nuestro alcance.

Con una de estas herramientas de rastreo se puede tener la ilusión de que uno duerme y convive con un tiburón, incluso uno podría adoptar a la criatura y ponerle nombre. No importa que uno viva en Madrid y la mascota en el acuario de Monterrey (California).

Estas herramientas de rastreo logran la ilusión de convivir con un tiburón, incluso de adoptar uno y ponerle nombre

El equipo de la Estación Marina Hopkins en el Pacífico, perteneciente a la Universidad de Stanford, creó la red Shark Net y su aplicación correspondiente, que emplea tecnología de punta para el etiquetado de animales marinos. Su red abarca a los tiburones blancos que se mueven entre las islas Farallón y la zona de Big Sur, 190 kilómetros al sur de San Francisco.

Su app permite a los usuarios poner nombre a los tiburones. Cada animal cuenta con una biografía y una tarjeta de presentación con su foto. Algunos disponen también de modelos interactivos en 3D y vídeos en tiempo real para conseguir que el usuario se familiarice más rápido con su nueva mascota.

El equipo de la estación Hopkins está dirigido por la bióloga marina Bárbara Block, especializada en el rastreo de los hábitos de los grandes animales marinos, no solo de los tiburones, también de las ballenas y de los leones marinos. Ella aspira a que la app ayude a la gente a conectar con los tiburones blancos de un modo más cercano y personal que genere deseo de protegerlos, en lugar de atacarlos.

Visualización de varios tiburones con sus respectivos nombres.
Visualización de varios tiburones con sus respectivos nombres.OCEARCH

Probablemente la base de datos de tiburones más conocida en el mundo sea Ocearch, un rastreador global de escualos que también tienen su aplicación y que permite filtrar los resultados de la búsqueda por edad, género y actividad reciente del tiburón. También incide en la relación personal con la bestia marina. Así es posible escoger a su tiburón preferido por su nombre –Yolanda, Oprah, Esperanza o Wyatt son algunos nombres reales—, dedicarse a seguir sus hábitos y vigilar su estilo de vida.

El rastreador global Ocearch es un proyecto ambicioso que permite seguir los movimientos en tiempo real de casi 50 personas a cualquier persona con una conexión decente a Internet. Unos cuarenta y siete ejemplares pueden ser seguidos con un sistema de sensores que permite a los científicos marcar su posición casi exacta. Los datos se procesan en el software de Ocearch: actualiza la localización de los tiburones y los ubica en un mapa como puntos de colores. El usuario puede hacer clic en cada punto para conseguir una foto y toda la biografía del animal en cuestión. Se estima que el programa recoge 100 puntos de información por segundo —8,5 millones al día—, lo que supone seguir segundo a segundo los latidos o los cambios de postura de cada tiburón. 

También existe un rastreador específico para los tiburones tigre que circulan en las aguas cercanas a Hawái, y que se actualiza cada vez que uno de ellos asoma la aleta dorsal a la superficie. Una herramienta similar existe para los surfistas de los mares de Australia.

Para los menos exigentes, queda la opción del vídeo en tiempo real con webs como Shark-Camp y, para ver morsas, Walrus Cam. Y todavía queda una alternativa más controlada para quienes teman al mar abierto: el streaming de uno de los mejores acuarios del mundo, el Monterrey Bay Aquarium, que durante doce horas diarias permite seguir a las rayas, tortugas y tiburones de su colección.

El camino para avistar tiburones desde el móvil entre partida y partida de Candy Crush ha sido largo. "Si ya es difícil salir y contar los leones marinos que están tomando el sol en la orilla, se puede imaginar lo complicado que resulta rastrear tiburones que se desplazan por debajo del agua", explica la bióloga Bárbara Block. Hace tan solo 20 años que es posible asociar una etiqueta a un animal marino en su hábitat para seguir sus movimientos, pero ahora también permiten recoger información sobre la velocidad, la profundidad y la temperatura en tiempo real de los animales, además de enviarlas por radio a un satélite.

Sin embargo, las ondas de radio no son muy rápidas cuando se transmiten bajo el agua. Para sortear esta dificultad, algunos sensores se disparan del cuerpo del animal hasta la superficie cada 30 o 90 días y desde allí trasmiten de una sola vez toda la información al satélite.

En el caso de Shark Net, la red de la Universidad de Stanford, se emplean ondas sonoras para transmitir la información. Cada sensor acústico emite una señal individual de alta frecuencia que es recogida por receptores flotantes cercanos. El sensor suele colocarse en una zona muy áspera de la piel de los tiburones, próxima a la aleta dorsal. Hasta no hace mucho, los científicos debían recoger los receptores para conseguir la información, pero la última generación de estos dispositivos acústicos, que funcionan como boyas, son capaces de transmitir por sí mismos los datos al satélite. Las boyas disponen de un hidrófono que capta las señales acústicas de los sensores y las rebotan al satélite, todo en tiempo real. En menos de una hora el equipo de Block pondrá los datos en la app de Shark Net. Es el momento de que haga realidad su fantasía de tocar un tiburón blanco con su mano. O casi.

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Sobre la firma

Karelia Vázquez
Escribe desde 2002 en El País Semanal, el suplemento Ideas y la secciones de Tecnología y Salud. Ganadora de una beca internacional J.S. Knigt de la Universidad de Stanford para investigar los nexos entre tecnología y filosofía y los cambios sociales que genera internet. Autora del ensayo 'Aquí sí hay brotes verdes: Españoles en Palo Alto'.

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