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Amazon se enfrenta a ‘The New York Times’

Dos meses después de un reportaje del diario sobre las condiciones de sus trabajadores, el gigante del comercio electrónico se defiende

Jay Carney, responsable de prensa de la Casa Blanca, fichó por Amazon hace un año.
Jay Carney, responsable de prensa de la Casa Blanca, fichó por Amazon hace un año.JIM WATSON (AFP)

Trabajar en Amazon es un sueño o una pesadilla. Según quién lo cuente. The New York Times publicó un reportaje destapando cómo era el ambiente laboral en la sede de Seattle. El 15 de agosto salió a la luz una investigación que tuvo a dos periodistas dedicados en exclusiva durante casi seis meses. Entrevistaron a más 100 exempleados de la empresa de Jeff Bezos. Los relatos hicieron sonar las alarmas. Hubo afirmaciones especialmente duras, como que era extraño que alguien, alguna vez, no hubiese llorado en su escritorio, que la maternidad no era bienvenida o que poco importaba a los supervisores que se estuviese enfermo a la hora de cumplir con un objetivo.

Amazon ha contestado a través de su vicepresidente de comunicación Jay Carney, experiodista de Time y responsable de prensa de la Casa Blanca en el último periodo del presidente Obama, con un post en Medium: “Lo que The New York Times no te contó”.

Carney es un peso pesado de la comunicación, vicepresidente de Amazon. Pasó a formar parte de las filas de Bezos hace un año. En el blog explica que Bo Olson, una de las fuentes citadas con nombre y gran detalle, se fue de la empresa tras intentar falsear las cifras de ventas de varias tiendas que funcionaban dentro de su web.

“Haz que los reporteros comprueben los hechos. El reportaje habría sido mucho menos sensacionalista, más equilibrado, y seamos, honestos, mucho más aburrido”, reclama el experiodista a Dean Baquet, director del rotativo. La acusación se podría resumir en una vieja máxima periodística: “No dejes que la realidad te estropee un titular”. Baquet, también a través de la plataforma de blogs creada por Evan Williams, el fundador de Twitter, reitera su apoyo a los redactores. “No deja ninguna duda de los certero de su retrato”, subraya. El director insiste en que hablar con más de 100 empleados, algunos siguen en la empresa, es una muestra más que suficiente. En su opinión, a la historia se le dio el espacio que merece, aparecer el domingo en primera página, con el fin de denunciar cómo no existe un equilibrio entre la vida personal y labora en Amazon y otras grandes empresas.

Poco después Carney contrarrestó con un nuevo mensaje en el que detalla con nombres, que algunas fuentes no pretendían denunciar, sino solo contar situaciones puntuales. “A los reporteros les encanta hacer bromas sobre historias y anécdotas que son ‘demasiado buenas como para comprobarlas’. Pero la broma es realmente una alerta. Cuando una anécdota es demasiado buena como para comprobarla, normalmente es también demasiado buena como para ser cierta”, apostilla.

En Silicon Valley se tiene la percepción de que Amazon es un buen sitio para aprender rápido, emplearse duro y dar el salto a otra empresa. En general, especialmente, los desarrolladores, no lo ven como un sitio en el que se haga carrera, pero sí como un sello que abre puertas. El sueldo es competitivo y el coste de vida en Seattle, menor que en la Bahía de San Francisco, lo convierten en un lugar para progresar en el mundo laboral. El organigrama de Amazon consta de 12 niveles. El primero lo tienen los empleados cuyas tareas son sencillas, casi siempre de almacén, aquellos que pronto podrás ser reemplazados por robots. El 12 está reservado para el fundador y consejero delegado. Solo algunos de los vicepresidentes alcanzan el 11. Amazon es conocida por su frugalidad. Si su tienda es conocida por apurar los precios, también se hace con los costes internos. Pocas personas tienen permiso para viajar en clase de negocios y se sigue muy de cerca la productividad de cada empleado.

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