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HIROSHI ISHIGURO I Director del Laboratorio de Robótica Inteligente en Japón

“En pocos años no podremos distinguir entre robots y humanos”

El profesor japonés, conocido por crear humanoides iguales a sí mismo, cree que las máquinas podrán hacer lo mismo que las personas

El creador de robots humanoides, Hiroshi Ishiguro.Vídeo: Félix Corchado/EPV
Beatriz Guillén

Hiroshi Ishiguro (Kyoto, 1963) es igual que su robot. O su robot es igual que él. El mismo pelo negro que enmarca el ceño fruncido y el rictus serio. Aun hecho de silicona, el Ishiguro androide también habla y contesta preguntas buscando las mismas expresiones que utilizaría un humano. Ese es el verdadero objetivo del Ishiguro real, el director del prestigioso Laboratorio de Robótica Inteligente de Japón: crear humanoides que puedan hacer las mismas funciones que un humano. "¿Qué hacemos con el resto de personas? ¿Ir al cine, hablar, ayudarnos? Pues eso mismo podremos hacer con un robot. Lo más importante es que serán alguien con quien mantener una conversación", asegura en una entrevista durante el congreso Congreso Español de Informática, en la sede del grupo de investigación BISITE de la Universidad de Salamanca.

El profesor de la Universidad de Osaka ha estado más de 15 años investigando sobre este tipo de máquina y ya no pone límites: ni de idioma, ni de tarea, ni siquiera de sentimientos. Ishiguro está convencido de que serán como nosotros, solo que mucho más listos. "Podrán aprender cualquier cosa porque son ordenadores, podrán acceder a su propia intranet y tendrán una memoria inigualable", asegura entusiasmado. Serán además, personalizables, todo dependerá de la programación que su propietario quiera darle. Vanguardista al extremo en inteligencia artificial, menosprecia la inteligencia de Siri o de cualquier asistente virtual por "su simple funcionamiento". Por supuesto que sus robots podrán hacer también ese tipo de funciones. En su utopía robótica todo es posible. 

P. ¿En qué tareas imagina trabajando a estos robots?

Trato de comprender a los humanos creando unos seres lo más similares posible a ellos

R. En cualquiera, absolutamente en cualquiera. Algunos ejemplos podrían cuidar de ancianos, trabajar en la enseñanza, atender en tiendas y restaurantes, en espacios públicos, en estaciones de metro, trenes, autobuses…

P. En una conferencia señaló que creía posible que los humanos se enamoraran de robots.

R. Sí y lo mantengo. Por ejemplo, hay gente que se siente fuertemente atraída hacia los caracteres animados, aquí en Japón pasa hacia los personajes de anime. Pues imagine con unas criaturas que podrán interactuar como un humano real.

P. Pero, ¿será algo unilateral o los robots que está creando podrán sentir? 

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R. Tendrán sentidos, pero también podrán expresar emociones. Podrán decir: 'Yo siento pena, alegría, celos…'. Igual que los humanos, no habrá ninguna diferencia fundamental. 

P. ¿Cree que si se parecen cada vez más y más los robots a los humanos terminarán siendo indistinguibles?

R. Por supuesto, en pocos años no se podrán distinguir. De hecho, hay niños y gente muy joven que no los distinguen ya.

P. ¿Cree que la gente puede mostrarse un poco asustada al ver robots tan parecidos a los humanos?

R. No, nadie puede mostrarse asustado. Aunque habrá que elegir bien qué clase de robot se adecua más a cada situación. Habrá un robot apropiado para cada tarea y también para cada persona. Son como un compañero que se puede podrá controlar desde un ordenador o un teléfono móvil.

P. Pero, hay una sensación de incertidumbre sobre la posibilidad de perder algunos trabajos.

Ya tenemos casi toda la tecnología necesaria para alcanzar una sociedad de robots

R. La tecnología siempre hace perder trabajos. Se puede ver al comparar esta sociedad con otras de hace tiempo. Pero, los humanos desarrollamos nueva tecnología porque nos permite vivir mejor. Vivimos mucho mejor que hace 100 o 200 años. La tecnología también es una puerta a estudiar cada vez más, para entender y comprender más. Así que mi apuesta es que sí queremos desarrollar mejor tecnología para vivir mejor tenemos que estar preparados para asumirla.

P. ¿Cuántos años necesitamos para ver a los robots integrados en nuestra sociedad?

R. Mi suposición son dos años. Yo creo que en ese plazo cualquiera podrá utilizar las aplicaciones de un robot personal. Porque ya tenemos casi toda la tecnología necesaria para alcanzar una sociedad de robots: sistemas de reconocimiento de voz, de sentido del discurso, diferentes tipos de inteligencia artificial... Tenemos que mejorarlos más, sobre todo la cuestión de la interactividad.

P. ¿Y para ver este tipo de robots androides?

Mi investigación empezó a girar en torno a una gran cuestión: ¿cuál es la mejor apariencia para un robot?

R. Eso va a ser más difícil de ver de forma masiva. Si hacemos la comparación con la industria del automóvil, los robots pequeños y más simples serían como los coches normales y los androides serían como los Lamborghinis. ¿Cuántos Lamborghinis ha visto de camino aquí? Los androides son muy complicados, son robots de lujo. Pero lo importante es tener muchos tipos de robots y que cada uno se ocupe de una cosa. 

P. ¿Por qué decidió centrar su investigación en este tipo de robot más complicado?

R. En el campo de la robótica, lo normal era centrarse en la navegación y en la manipulación. Pero yo empecé a pensar en cómo tenían que ser los robots para integrarse bien en la sociedad. Y eso me llevaba a la gran pregunta: ¿cuál es la mejor apariencia para un robot? Y no teníamos la respuesta, así que decidí empezar e innovar creando androides. 

P. ¿Qué propósito hay detrás de toda esta investigación?

R. Tengo un objetivo: alcanzar un conocimiento profundo sobre qué son los seres humanos. Quiero saber más sobre qué somos y creo que un androide puede ser una buena prueba para empezar a entender. Estoy tratando de comprender a los humanos creando unos seres lo más similares posible a nosotros. 

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Sobre la firma

Beatriz Guillén
Redactora de EL PAÍS en México. Trabaja en la mesa digital y suele cubrir temas sociales. Antes estaba en la sección de Materia, especializada en temas de Tecnología. Es graduada en Periodismo por la Universidad de Valencia y Máster de Periodismo en EL PAÍS. Vive en Ciudad de México.

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