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EL EURO EN LA CALLE

Estampas de El Vaticano 'redondeadas' al alza

El estreno del euro ha generado un gran número de sorpresas, curiosidades y decisiones de última hora en los 12 países que intentan adaptarse a marchas forzadas a usar una divisa desconocida.

- El Vaticano, más caro. El Vaticano ha aprovechado la llegada del euro para redondear al alza casi medio euro (de 5.000 liras, unos 2,5 euros, a tres euros) el precio de las estampitas de bendiciones papales. Desde ayer también es más cara la entrada al Museo Vaticano, que cuesta 10 euros. Por visitar la cúpula de la Basílica de San Pedro, los visitantes pagan ahora cinco euros si utilizan el ascensor y cuatro si suben por la escalera.

- Expectación en los quioscos. El dueño de un quiosco de Bruselas saludaba a los clientes que se acercaban como colegiales en su primer día de clase con esta frase: 'No se ponga nervioso, págueme en lo que quiera, pero pague'. Con gran seguridad y auxiliado por la caja registradora devolvía el cambio con celeridad. 'Son muchas horas de entrenamiento', dijo orgulloso. Pero dudó cuando se le pidió el precio de EL PAÍS: 'Espere un momento, creo que son dos euros'.

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- Pagos mixtos. En un restaurante chino de la capital belga, una camarera ofreció una muestra de paciencia y de acomodarse a la doble circulación de moneda cuando un grupo de caprichosos comensales pidió la cuenta el primer día del año. Aceptó que fuera saldada en euros, francos belgas y tarjetas de crédito.

- Dinero negro. Luxemburgo es un minúsculo país de la UE conocido como centro de blanqueo de dinero. Los bancos del Gran Ducado han instalado cajas especiales para que sus clientes puedan realizar, sin tener que identificarse, operaciones de cambio al euro en cantidades hasta diez veces superiores a lo fijado por la normativa sobre control de capitales.

- Chatarra en los bancos. En Bélgica, muchos ciudadanos se han deshecho de la chatarra de monedas de la zona euro llevándolas directamente a los bancos como donativos. Detrás de las ventanillas de no pocas oficinas bancarias se podían observar ayer sacas de plástico entregadas por clientes, repletas de monedas de las 11 divisas (Luxemburgo no tiene moneda propia) que han desaparecido.

- Rechazo a la moneda belga. En Halluin, un pueblo francés fronterizo con Bélgica, donde hasta ahora circulaban indistintamente el franco francés o el franco belga, los comerciantes decidieron ayer que la moneda belga no sea a partir de ahora aceptada. Con ello se pretende atenuar el caos que representa el periodo transitorio de doble (en esta caso triple) circulación.

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