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En ‘ciberguerra’ contra el ISIS

Empresas tecnológicas y ‘hacktivistas’ luchan contra la presencia yihadista en la red

Miguel Ángel Criado
Una persona con la máscara que usa Anonymous anuncia ataques contra el ISIS, el pasado día 16.
Una persona con la máscara que usa Anonymous anuncia ataques contra el ISIS, el pasado día 16. Reuters

El presidente de la Comisión Islámica de España, Riay Tatary, decía el viernes en Radio Nacional que el problema del yihadismo terrorista no surge en las mezquitas, “sino en la Red”. Sin caer en la tecnofobia, lo cierto es que el ISIS es el grupo terrorista que mejor se ha sabido aprovechar de la tecnología para su propaganda, captar nuevos adeptos y, como en los atentados en Francia, coordinar sus acciones. Tras París, una alianza circunstancial de agencias de seguridad, empresas tecnológicas y hacktivistas se ha propuesto echar a los yihadistas de la red.

Un informe del Congreso de EE UU publicado en septiembre pasado estimó que unas 25.000 personas de 100 países diferentes han viajado hasta Siria o Irak para unirse al ISIS desde 2011. De ellas, al menos 4.500 son occidentales. No hay manera de saber cuántos de ellos fueron contactados o se acercaron al yihadismo radical usando las redes, pero a tenor de las miles las páginas web, perfiles de redes sociales o cuentas en Twitter relacionadas con los yihadistas, el número debe de ser significativo. Sin el concurso de la tecnología, tanto los dirigentes del auto proclamado Estado Islámico como sus súbditos voluntarios habrían tenido más dificultades en contactar.

“Aún tenemos la imagen de que se trata de unos lejanos barbudos empuñando un AK-47, pero hace tiempo que saben del potencial de la red y sus herramientas”, dice el director de PandaLabs, Luis Corrons. Y no se trata solo de los servicios más conocidos, como Facebook o Twitter. Los yihadistas son conscientes de su exposición en estas plataformas y por eso no dejan de usar nuevos programas y redes. Antes de los atentados de París, por ejemplo, eran muy pocos los que conocían Telegram, un servicio de mensajería instantánea al estilo de WhatsApp y que ha sido señalado por permitir la actividad de los terroristas del ISIS.

“Aún tenemos la imagen de que se trata de unos lejanos barbudos empuñando un AK-47, pero hace tiempo que saben del potencial de la red y sus herramientas”, dice el director de PandaLabs, Luis Corrons

El caso de Telegram, como le sucediera a la mensajería de BlackBerry en los disturbios de Londres de 2011, es el recurrente ejemplo de la ambivalencia de la tecnología. Unas herramientas que hasta ese momento eran muy útiles son estigmatizadas por que a unos terroristas o alborotadores les ha dado por usarlas.

Hace unas semanas, el creador y presidente de Telegram, el ruso Pavel Durov, respondía con un “¿acaso quieren que censuremos las palabras?” a las denuncias de las autoridades rusas de que desde su plataforma se instigaba al odio. Incluso, a comienzos de semana, Durov hacía a Francia y su política exterior corresponsable de los atentados. Pero ya el jueves no pudo aguantar más la presión y Telegram anunció el cierre de decenas de canales creados por simpatizantes del ISIS e invitaba a sus usuarios a denunciar cualquier nuevo canal que apareciera.

Los vaivenes de Durov y su Telegram no son caprichosos. No hay empresa tecnológica que pueda apoyar un terrorismo como el de ISIS, pero tras el escándalo del espionaje de la NSA, tienen que moverse en un difícil equilibrio entre libertad de expresión y seguridad. Históricamente, las apelaciones a más seguridad se han hecho a costa de muchas libertades. Esta vez no iba a ser la excepción. Tanto en Estados Unidos, como Reino Unido o Francia políticos y gobernantes ya hablan de retomar el control de internet, prohibir determinadas aplicaciones o cerrar páginas web.

“los gobiernos occidentales no han sido capaces de contrarrestar al ISIS online”, dice un miembro de GhostSec, grupo de Anonymous que combate al ISIS

Quizá por eso, los grandes de la tecnología no secundaron la llamada de Obama que, a comienzos de año, lanzó una iniciativa para borrar de la red los espacios en los que ISIS consigue nuevos mártires. Eso no significa que compañías como Google, Twitter o Facebook no hagan nada contra el terrorismo, pero prefieren hacerlo sin la tutela gubernamental. En YouTube, por ejemplo, han desarrollado herramientas para detectar los vídeos en los que los yihadistas muestran alguna ejecución nada más colgarlos. Twitter retira mensajes y bloquea cuentas apenas confirma su contenido. Y Facebook prohíbe expresamente los perfiles que alaban o ensalcen actividades terroristas.

“Los asesinatos han marcado un punto de inflexión”, comenta la responsable global de políticas públicas de Facebook, Monika Bickert. “La compañía ha puesto los medios para que sus 1.500 millones de usuarios puedan informar de contenido que pueda proceder de grupos terroristas”.

Esa complicidad de los usuarios es la que también han pedido miembros del colectivo Anonymous. Aunque algunos de estos hacktivistas llevan desde comienzos de año, precisamente desde el atentado contra las oficinas del semanario satírico Charlie Hebdo, acosando al ISIS en la red, de nuevo ha sido París la que ha prendido la llama. Anonymous se ha propuesto encontrar, desenmascarar y denunciar a los yihadistas en internet. Lo más visible está siendo el bloqueo de cuentas de Twitter, pero si actúan como en operaciones anteriores, en la sombra estarán buscando llegar hasta el ordenador de los dirigentes de la organización terrorista. Ya lo consiguieron con grandes empresas como Sony, en su cruzada en defensa de Julian Assange o contra el Ku Klux Klan. ¿Por qué no con el ISIS?

"Es cierto que las autoridades están intentando combatir al ISIS en el frente digital, pero los gobiernos occidentales no han sido capaces de contrarrestar al ISIS online", comenta un miembro de GhostSec, un grupo de Anonymous que concentra sus esfuerzos en combatir la presencia de los yihadistas en la red, no solo la del ISIS. Iniciaron su actividad tras el atentado contra Charlie Hebdo. Con la colaboración de cualquier internauta, revisan perfiles y sitios web con posibles vínculos con el terrorismo islámico. "Enviamos toda la información valiosa a las autoridades, generalmente al FBI", añade.

Los hacktivistas de GhostSec reconocen la dificultad de borrar por completo al ISIS de la red. "ISIS es como una hidra, pero aunque no se les pueda derrotar, se les puede mantener a raya y seriamente disminuidos. Además de desbaratar planes de atentados, hemos conseguido frenar sus esfuerzos de captación", dicen los Anonymous anti ISIS.

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Sobre la firma

Miguel Ángel Criado
Es cofundador de Materia y escribe de tecnología, inteligencia artificial, cambio climático, antropología… desde 2014. Antes pasó por Público, Cuarto Poder y El Mundo. Es licenciado en CC. Políticas y Sociología.

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